Un amigo mío me preguntó ayer mismo por qué si un Presidente como el General Lázaro Cárdenas del Río expropió hace 76 años el petróleo de las compañías extranjeras y creó todo un modelo de desarrollo económico con base en la nacionalización de los energéticos, incluyendo la creación de la Comisión Federal de Electricidad, siendo Presidente del mismo partido del actual Presidente; por qué, decía mi amigo, ahora viene otro Presidente, como el Licenciado Enrique Peña Nieto y plantea una política no sólo diferente sino hasta contraria, en que el país se abre nuevamente a las grandes compañías petroleras internacionales y otras empresas relacionadas con la electricidad, siendo supuestamente los dos presidentes de la misma o parecida ideología revolucionaria, representada por el PRI (aunque le aclaré que el General Cárdenas fue el fundador del Partido de la Revolución Mexicana, PRM, que después se convirtió en PRI bajo el régimen del licenciado Miguel Alemán Valdés).
A mí me pareció muy lógica la pregunta de este mí estimado amigo y le respondí que la explicación que encuentro está en el cambio que ha sufrido de entonces a la fecha el mundo y las políticas económicas internacionales.
Porque a esto agregamos que fue el Presidente Adolfo López Mateos, también del PRI quien en 1958, logró la nacionalización de la Compañía de Luz y Fuerza del Centro, que se llamaba realmente Mexican Light and Power, que era la compañía que producía y vendía la luz eléctrica en el centro del país y que estaba en manos extranjeras.
El Presidente Adolfo López Mateos también era de Atlacomulco, Estado de México, de donde es el Presidente Enrique Peña Nieto, y siempre fue considerado un Jefe de Estado revolucionario y progresista; ¿por qué ahora, el actual Presidente de México ha impulsado la Reforma Energética, que incluye la apertura del mercado mexicano eléctrico a las grandes compañías transnacionales y a las empresas nacionales del sector privado?
A mi juicio, le expliqué a mi amigo, este giro planteado ahora por el Presidente Enrique Peña Nieto, obedece a una adaptación a los grandes cambios ocurridos en la economía mundial y en la geopolítica mundial.
Así, por ejemplo, cuando Lázaro Cárdenas expropió el petróleo todavía no comenzaba la Segunda Guerra Mundial, y cuando el Presidente Adolfo López Mateos nacionalizó la Mexican Light and Power, todavía existía la Unión Soviética y estaba en su plenitud la Guerra Fría. Media Europa era socialista y los países capitalistas también tenían intervención del Estado en la economía.
Ahora, ya no existe la Unión Soviética; terminó la Guerra Fría, cayó el Muro de Berlín, y el mundo, encabezado por Inglaterra y Estados Unidos bajo el mando de la señora Margaret Thatcher y el Presidente Ronald Reagan, iniciaron un gran cambio estructural económico mundial en los años 80´s del siglo pasado, en el que México participó creando junto a Estados Unidos y Canadá el TLCAN, en 1994; ahora, son estas grandes Reformas Estructurales las que, pensamos, nos harán sobrevivir en un mundo cambiante, en el que predomina lo que se llama el neoliberalismo; que es la libertad de mercado y la menor intervención del Estado en la producción y distribución de bienes.
México se tiene que adaptar a los grandes cambios internacionales para que nuestra población pueda mantener un ritmo de crecimiento y de progreso dentro del nuevo marco económico internacional.
Así que, no es la ideología del PRI y de los partidos que le antecedieron (PNR, del General Calles y PRM, del General Cárdenas) la que ha cambiado por sí misma, sino es la necesidad de adaptarse a los cambios mundiales reales de la economía y la geopolítica internacional.
LIC. MAURO JIMENEZ LAZCANO,
Director General de la Revista Macroeconomía