Muy buenas tardes a todas y a todos ustedes.
Es un privilegio y un gran honor para mí el poder estar aquí, en Chatham House, con una gran tradición y espacio para poder compartir con esta muy distinguida audiencia, lo que está ocurriendo en México, después de que esta Administración iniciara hace seis meses.
Poder compartir con ustedes el clima político que hay en nuestro país, donde hemos venido consolidando nuestra democracia y cómo desde la democracia estamos dando pasos importantes para realmente impulsar el desarrollo y el progreso de nuestro país.
Le quiero agradecer al doctor Robin Niblett su hospitalidad y sus palabras de bienvenida.
Y, sin mayor preámbulo, permítanme dar paso, precisamente a la presentación que he elaborado para poder compartirla con ustedes.
Y, posterior a ello poder estar, también, en condición de poder responder algunas de las preguntas que tuvieran.
Agradezco la presencia de muy distinguidas personalidades del ámbito académico, del ámbito diplomático que hoy están aquí presentes.
Aprecio mucho su presencia y oportunidad de compartir con ustedes estos temas.
Este espacio, sin duda, refleja un especial interés por conocer la transformación que hemos iniciado en nuestro país.
Lo entiendo, esta invitación, también, como un reconocimiento al compromiso que todos los mexicanos tenemos por construir un país más moderno, productivo y desarrollado.
Por largo tiempo, el amplio y el diverso potencial mexicano se ha quedado sólo en eso, en una posibilidad.
Y, por eso es que hoy estamos dando pasos muy importantes para impulsar la transformación de nuestro país.
A pesar de los importantes avances en el ámbito de nuestra macroeconomía, de la estabilidad de nuestras instituciones y del vigor de nuestra democracia, México no ha logrado que esto se traduzca en mayores niveles de vida para su población.
Hay grandes desafíos que superar: la inseguridad, la violencia que ha minado la paz y la libertad en algunas comunidades del territorio nacional.
Somos irónicamente un país que crece a dos velocidades: Un México de progreso y desarrollo, pero, también, hay otro México que va más rezagado y que vive en mayor atraso.
Hoy, todavía, somos una Nación donde parte importante de la población carece de las condiciones necesarias para el goce efectivo de sus derechos, que es el objetivo central en el que mi Gobierno está trabajando y se está ocupando: el asegurar que los derechos que consagra nuestra Constitución tengan vigencia plena, se materialicen y sean una realidad en todos los mexicanos.
Hay un gran número de mexicanos que viven al día preocupados por la falta de empleo y oportunidades, porque el país no ha crecido lo suficiente en las últimas tres décadas.
Y precisamente, a partir de este panorama y del deseo de todos los mexicanos por cambiar esta condición, es que hoy tenemos la oportunidad histórica para transformarnos internamente y consolidarnos como una potencia económica emergente.
Estoy seguro de que las circunstancias están dadas para conseguirlo. Y, por ello, es que sentimos, es el momento de México.
Si bien aún tenemos condiciones de Gobierno sin mayoría en el Congreso, hoy a diferencia de otros momentos en nuestra historia reciente, existe una amplia coincidencia sobre qué tenemos que hacer para superar los momentos de adversidad y, realmente, poder detonar el enorme potencial que tiene nuestro país.
Tenemos un gran consenso de que no hay tiempo que perder, y que México no puede seguir posponiendo reformas fundamentales. Hay, también, un importante respaldo social de especialistas, de organizaciones de la sociedad civil para concretar las reformas que el país necesita.
Los mexicanos estamos listos y decididos a perfeccionar una democracia, que si bien es sólida en sus instituciones y en sus procesos electorales, aún no logra traducirse en una democracia de resultados mayores, de resultados que, realmente beneficien e impacten la calidad de vida de todos los mexicanos.
También, advertimos que éste no es, quizá, un problema único y exclusivo de los mexicanos. Es un problema donde hoy advertimos en distintos escenarios mundiales o globales, cómo el clima de diversidad y de pluralidad política que se vive, ha propiciado polarización.
Y por eso en México, reconociendo nuestra pluralidad, nuestra diversidad, las naturales diferencias políticas que se tienen entre las distintas fuerzas políticas y, sobre todo, entre distintos sectores sociales, reconociendo esta condición propia de toda democracia, hoy estamos resueltos a dar pasos en favor de la transformación y del cambio que permita acelerar nuestro crecimiento económico y nuestro desarrollo social.
Al inicio de mi Administración claramente señalamos cuáles son las grandes metas nacionales en las que mi Gobierno estaría concentrando su esfuerzo.
En primer lugar, claramente señalé que queríamos recuperar o queremos recuperar la seguridad y la tranquilidad, que queremos trabajar por un México de paz. Y para eso hemos instrumentado una nueva política en materia de seguridad, precisamente para recuperar la tranquilidad de todos los mexicanos.
Un segundo objetivo es el de un México incluyente. Un México que nos permita revertir los escenarios de pobreza y de desigualdad que hay en nuestro país, y que debo decir no es característica propia de México, sino especialmente de la región de América Latina, el de tener escenarios de enorme desigualdad social y que tenemos que contrarrestar.
Un tercer gran objetivo nacional que se ha trazado mi Gobierno es el de asegurar una educación de mayor calidad para todos los mexicanos, que permita, especialmente a las nuevas generaciones, contar con las herramientas necesarias para realmente ser parte de un mundo de mayor competencia, un mundo de mayores exigencias y que se les dote de las capacidades y de las habilidades necesarias para realmente insertarse en ese mundo de alta competencia.
Un cuarto objetivo, el de un México próspero, que esto significa lograr, a partir de cambios estructurales, el que México pueda lograr un mayor crecimiento económico y de forma sostenida.
Y en alcance a este objetivo es que hemos señalado que un énfasis en el que habremos de prestar una mayor atención y dedicar políticas públicas para asegurar este crecimiento económico de forma sostenida es en elevar la productividad.
Ya lo señalaba hace un momento, si bien es cierto que México tiene una condición macroeconómica muy favorable, de estabilidad económica, también es cierto que no hemos logrado crecer lo suficiente, ni para generar los empleos que el país demanda y, sobre todo, el realmente ampliar las oportunidades individuales para más mexicanos.
Y cuál ha sido razón de esto.
La productividad de nuestro país en las últimas tres décadas ha venido disminuyendo.
Y, por eso, hoy hemos apuntado dentro de las políticas o acciones para acelerar el crecimiento económico, el elevar y no sólo elevar la productividad, sino democratizar la productividad.
Y eso significa que la productividad realmente se refleje en todas las regiones del país, no sólo en algunas, para que el crecimiento de nuestro país sea homogéneo, sea uniforme en todo el país y, también, que no sea privilegio de unas cuantas empresas, sino que realmente se extienda, de manera particular a las pequeñas y medianas empresas a donde estamos dedicando políticas específicas para elevar la productividad de las mismas.
Quinto objetivo. México no puede sustraerse del mundo en el que vivimos y asume su responsabilidad global en favor de las grandes causas de la humanidad.
Quiere trabajar en favor del desarrollo, en favor de la paz, en favor de la prosperidad mundial.
Y, por eso, México tiene clara conciencia de este papel que deberá jugar dentro del orden global.
Queremos ser un país promotor del libre comercio, garante de las inversiones que recibe; una Nación solidaria, responsable que abandere la paz y el apoyo fraterno a la comunidad internacional.
Éstas son las cinco metas, las cinco metas del nuevo Gobierno mexicano. Integran una visión realista, responsable, que está a nuestro alcance.
Son, en conjunto, un propósito común que nos une por encima de cualquier diferencia política o partidista.
Para hacer realidad esta visión del país, al segundo día de haber iniciado la Administración, el día 2 de diciembre.
Gracias, y aquí tengo que hacer un público reconocimiento, a la responsabilidad y voluntad de las principales fuerzas políticas de mi país, se concretó un gran acuerdo nacional que hemos denominado: Pacto por México.
Se trata de un consenso político que dio comienzo a una nueva etapa en la vida democrática de nuestro país.
Una etapa caracterizada por el diálogo, el entendimiento y el compromiso de darle curso a los grandes cambios, a las grandes transformaciones que el país demanda.
La importancia de este Pacto radica en que los tres principales partidos políticos de México: Partido Acción Nacional, el Partido Revolucionario Institucional y el Partido de la Revolución Democrática, junto con el Gobierno de la República, decidimos privilegiar las coincidencias y ponerlas por escrito.
Acordamos una agenda de trabajo de 95 puntos donde hoy tenemos un avance cercano al 50 por ciento, a partir de las reformas que hemos podido impulsar en estos primeros seis meses.
Me he de referir a una reforma, al apoyo dado para que se concretara una reforma laboral, que flexibiliza el mercado laboral, da mayores facilidades para la contratación, especialmente de jóvenes, que sin mayor experiencia se incorporan al mercado laboral.
Una reforma educativa que pone énfasis en alcance del tercer objetivo que compartí con ustedes, en la calidad de la educación.
Una reforma a la ley de competencia económica para favorecer una mayor competencia en el sector de las telecomunicaciones y en otros ámbitos del desarrollo económico de nuestro país.
Una reforma a la ley de telecomunicaciones para favorecer la competencia dentro de este sector, y poder garantizar a los mexicanos servicios en telefonía, en televisión, en los servicios de banda ancha digital que realmente nos permitan ser más competitivos y que estén al alcance de todos los mexicanos. Y que entre los servicios ofrecidos haya competencia y mejores precios en la oferta que tengan los distintos prestadores de estos servicios.
En este Pacto por México debo decir que se acredita madurez de nuestra democracia, se acredita civilidad política de sus integrantes, quienes han decidido que el Pacto y su agenda acordada estén por encima de cualquier coyuntura.
Este ánimo de unidad, el tener claridad en el rumbo y voluntad política para anteponer los intereses de la Nación, nos han permitido avanzar decididamente en diversas reformas transformadoras, a las que ya he hecho referencia.
Y que, además, debo decir, todavía tenemos por delante una ambiciosa agenda de trabajo que concretar y en la que estamos trabajando.
Además de las reformas que ya he compartido con ustedes, la reforma en materia de educación, la reforma en telecomunicaciones, la reforma en competencia económica, está, también, trazada la ruta para lograr otras importantes reformas.
Cuáles son éstas.
Una reforma financiera que permita incentivar un mayor nivel de crédito, especialmente para la pequeña y mediana empresa, y para todos los mexicanos.
Ya lo decía yo hace un momento, las instituciones financieras de nuestro país tienen una condición de solidez financiera, pero que lamentablemente el nivel de crédito con respecto al Producto Interno Bruto es bajo en contraste con el que se tiene en otras naciones de mayor desarrollo y en otras con desarrollo similar al de México.
Por eso tenemos que incentivar el crédito y asegurar que el crédito como palanca para el desarrollo económico esté a un mayor nivel de acceso entre los mexicanos, que puedan accesar al crédito y que el crédito sea más barato.
Éste es el alcance de la Reforma Financiera que debo diferenciarla de lo que será también una Reforma Fiscal, que está inscrita en los acuerdos del Pacto por México y que buscará el que tengamos y que éste será tema de las próximas semanas, de los siguientes meses, una vez iniciado el próximo periodo legislativo ordinario en nuestro país, en el mes de septiembre, una Reforma Hacendaria que permita asegurar un régimen fiscal de impuestos justo, simplificado, que revise las atribuciones fiscales entre los distintos niveles de Gobierno, que permita cumplir con un principio de progresividad en el impuesto; es decir, que paguen más quienes más ganan y que realmente esto permita fortalecer la capacidad del Estado mexicano para atender las demandas sociales.
También está inscrita una Reforma Energética, donde partimos de importantes coincidencias, fuerzas políticas y el Gobierno de la República.
Primero. Que los hidrocarburos deben seguir siendo propiedad del Estado mexicano, que la rectoría de la empresa nacional PEMEX debe ser del Estado mexicano, pero que hay necesidad de elevar la productividad y de ampliar la infraestructura instalada para explotar otras fuentes generadoras de energía.
Con qué alcance.
Para que los insumos energéticos, especialmente el gas natural sea más barato; que realmente la electricidad, la energía eléctrica que consumen los mexicanos y por la que pagan los mexicanos, también sea más barata.
Y para lograr este objetivo será importante impulsar una Reforma Energética que permita la participación del sector privado para ampliar esta capacidad productiva de nuestro país.
Adicionalmente está también inscrita una Reforma Política en la que estamos trabajando ya dentro del Pacto. Esta Reforma Política busca hacer más eficiente el quehacer gubernamental y fortalecer la influencia de los ciudadanos dentro de nuestro sistema político.
Dada la magnitud e importancia de esta reforma, ésta estará comprendida en tres bloques de iniciativas que estamos trabajando ya en la mesa del Pacto por México.
Primero. Legislar las nuevas modalidades de participación ciudadana ya previstas en la Constitución, como son: candidaturas ciudadanas, la iniciativa popular y la consulta ciudadana.
Segunda. Una reforma a las instituciones y procedimientos electorales, incluyendo una ley de partidos.
Y tercero. Una reforma al propio régimen de Gobierno que incluirá el debate sobre temas como la reelección legislativa, gobiernos de coalición y la Reforma Política al Distrito Federal.
Como se puede observar, los alcances de esta Reforma Política ilustran la disposición y apertura de los partidos políticos y del propio Gobierno de la República para llevar a cabo cambios estructurales y reformas de fondo.
Señoras y señores:
Cuando decimos que éste es el momento de México, es porque hoy tenemos y estamos aprovechando al máximo la oportunidad histórica de emprender una profunda transformación nacional que detone el desarrollo integral de nuestro país en las próximas décadas.
Contamos con plena estabilidad macroeconómica, solidez institucional y un amplio consenso político-social en favor de las transformaciones del país.
La pluralidad y las legítimas diferencias ideológicas, lejos de ser un obstáculo, han servido para impulsar los cambios que demanda nuestro país.
Las circunstancias están dadas para mover y transformar a México.
Hoy, México está optimista y esperanzado con los cambios que se están llevando a cabo para impulsar el crecimiento, fomentar el desarrollo social y abrir mayores oportunidades para todos los mexicanos.
Tengo confianza en que el trabajo realizado en estos primeros seis meses acreditan la voluntad de cambio que hay entre las distintas fuerzas políticas, compartida con el Gobierno de la República.
La disposición para que más allá de la coyuntura, realmente demos espacio a los cambios y a los consensos que debemos lograr para la transformación de nuestro país.
Los cambios alcanzados hasta ahora nos permiten realmente o, más bien, resultan muy alentadores y nos permiten realmente proyectar que en los próximos meses, México seguirá impulsando importantes cambios estructurales que permitan, realmente que en los próximos años México tenga un mayor desarrollo social y un mayor crecimiento económico.
Creo que el paso que México ha dado con el Pacto por México deja ver con toda claridad que en democracia sí es posible obtener resultados y beneficios para la población.
Que la democracia no debe agotarse solamente en el ejercicio de una justa o competencia electoral, sino que en democracia debemos abrir espacios para el diálogo, para la construcción de acuerdos y, sobre todo, para la definición de grandes objetivos en los que todos tenemos coincidencia.
El Pacto por México es un elemento importante y de relevancia mayor dentro de nuestra democracia. Más que tratarse de una mesa de negociación es, sin duda, una visión compartida, insisto, con madurez y visión de las distintas fuerzas políticas y del Gobierno de la República para realmente hacer los cambios, impulsar los cambios estructurales y transformadores del México que queremos.
Por eso, decimos: éste es el momento de México, porque lo estamos viviendo. No lo estamos haciendo en el discurso. La proyección que hoy México tiene en distintos órdenes y en distintos escenarios, es a partir de la concreción de reformas que ya han tenido lugar y de las que nos proponemos llevar a cabo.
Yo creo y espero que realmente éstas se materialicen por el bien de México y por el beneficio de todos los mexicanos.
Yo agradezco esta oportunidad de compartir con ustedes estas ideas, lo que está ocurriendo hoy en nuestro país.
Muchísimas gracias.
Respuesta del Presidente Enrique Peña Nieto a pregunta específica sobre la Reforma Energética:
Creo que lo he señalado. Lo que buscamos es ampliar la capacidad de PEMEX bajo la base y sobre un consenso que tenemos con las fuerzas políticas y que tiene el propio Gobierno de la República.
El Estado debe mantener la propiedad de los hidrocarburos, el Estado debe seguir siendo, mantener la rectoría sobre PEMEX, pero necesitamos ampliarla.
Y creo que es claro que en la modernización y transformación de PEMEX está el posibilitar la participación del sector privado. Ésta es, sin duda, una de las metas y los alcances.
No es, y aquí quiero dejarlo claramente señalado y subrayado: no se trata de privatizar. Algunos han creído que la participación del sector privado es privatizar. Al contrario. Una y otra vez he insistido y he declarado: el Estado seguirá siendo propietario, dueño de los hidrocarburos del país, dueño del petróleo, pero necesitamos ampliar su capacidad.
PEMEX por sí mismo no tiene los recursos económicos suficientes para detonar y desarrollar infraestructura para generar más energía.
Y ya dije cuál es el objetivo. Si queremos tener gas más barato, si queremos asegurar que la energía eléctrica sea más barata, que el gas natural para la producción de nuestro país sea más barata, tenemos que ampliar nuestra generación de energía y, por eso, tenemos que asegurar la participación del sector privado, en mecanismos que además están probados ya en otras partes del mundo, que sin perder la propiedad del Estado, el Estado sobre los hidrocarburos, den esta facilidad y esta oportunidad