México se encamina hacia las elecciones generales más grandes y disputadas de su historia
La Nación se encamina a realizar las más grandes elecciones generales de su historia, incluyendo la del Presidente de la República, gobernadores, el Congreso Nacional abarcando senadores y diputados, congresos estatales y presidentes municipales; más de tres mil quinientos cargos públicos, que serán disputados por más de quince mil candidatos de nueve partidos políticos nacionales, decenas de partidos locales y candidatos independientes que participarán por el cargo de Presidente de la República y todos los demás que están en juego en el país.
Nunca había habido tanta democracia en México.
Participan todos lo que quieren y la apertura es total; la legalidad está garantizada por el Instituto Nacional Electoral, los organismos electorales estatales y por el Tribunal Federal Electoral, integrado por magistrados y magistradas de un alto nivel de capacidad y honestidad.
Ganará la presidencia de la República, el candidato que tenga más votos.
Y así será con los candidatos para los otros miles de cargos públicos que están en juego.
UN AMBIENTE DE PAZ SOCIAL Y TRANQUILIDAD PÚBLICA
Las elecciones serán el primero de julio de 2018 y, a seis meses de distancia, se respira un ambiente de paz social en el país y de tranquilidad pública; no hay inquietud y mucho menos indicios de violencia: los restoranes están llenos; la confianza del consumidor está en los mejores niveles y las escuelas y universidades funcionan con toda normalidad; los bancos están abiertos todos los días hábiles y el tipo de cambio se mantiene estable.
Ni Trump logra ya desestabilizar la economía mexicana e inquietar a la sociedad de nuestro país; las amenazas vertidas por el mandatario americano se han convertido ya en una costumbre de poco efecto real; como quiera que sea, es un mal que solamente durará cuatro años; nadie cree que pudiera llegar a ocho, con los resultados que se están dando en la Nación norteamericana.
IMPARABLE LA MARCHA DEL PAÍS
Nadie cree tampoco que los resultados de la Elección Presidencial que se avecina, pudieran alterar la marcha del país; ninguno de los precandidatos que ahora se conocen, se atrevería a tomar medidas políticas contrarias al avance nacional.
Incluso el más radical de izquierda, Andrés Manuel López Obrador, declaró que en caso de llegar a Palacio Nacional, “no modificaría la política macroeconómica”.
Los otros precandidatos sobresalientes tampoco significan preocupación alguna para la opinión pública, sino tal vez confianza, como en el caso de José Antonio Meade, de la alianza que encabeza el PRI, con el Partido Verde y el Panal, ya que ha sido dos veces Secretario de Hacienda , tanto de un gobierno del PAN como de otro del PRI, lo cual significa que su trabajo ha sido más bien técnico que ideológico; y que, en caso de llegar a la Presidencia, como es muy probable, seguirá políticas ortodoxas tanto en lo nacional como en lo internacional.
Por cuanto al joven precandidato del PAN, PRD y MC, Ricardo Anaya, tampoco existe preocupación alguna, ya que su origen político es el Partido que fue creado por los banqueros y abogados de los tiempos de Gómez Morín, y que también representan y han ejercido políticas ortodoxas, como en los casos del gobierno de Vicente Fox, con el Secretario de Hacienda Francisco Gil Díaz y el gobierno de Felipe Calderón con los Secretarios de Hacienda Agustín Carstens y Ernesto Cordero, ambos dos bien ortodoxos.
Así que, ¿dónde estaría la preocupación?
Porque, a decir verdad, es muy difícil que llegara a la presidencia de la República un independiente como “El Bronco”, Gobernador de Nuevo León y, Margarita Zavala, que ahora la juega independiente, aunque fue del PAN, pero cuyas posibilidades reales de ganar la Primera Magistratura, también son muy pocas.
MUY DIFÍCIL DESVIAR A MÉXICO DEL CAMINO
A estas alturas del avance nacional y en el contexto internacional actual, sería muy difícil desviar a México del camino que lleva; México es ya un país muy grande, muy integrado al contexto mundial, con un gran comercio con todos los continentes, y una infraestructura interna muy grande y valiosa, a la que no se puede destruir ni abandonar.
Lo anterior explica por qué, por ejemplo, ni Donald Trump ha podido cumplir sus amenazas contra México: simplemente, porque es imposible para el curso de las corrientes económicas mundiales e internacionales; ¿cómo detener un flujo económico entre México y Estados Unidos de un millón y medio de dólares por minuto? ¿Todos los días del año, incluyendo domingos y días festivos? ¿Cómo parar un flujo en el cruce de las fronteras de más de tres millones de personas al día? ¿La frontera más cruzada de todo el mundo?
La integración de México con la economía mundial es inatacable e indestructible: comercio enorme con las grandes potencias de Europa y Asia: Alemania, España, Inglaterra, Italia, Bélgica y todas las demás grandes Naciones de ese continente, incluyendo a Rusia, Portugal, Polonia y Grecia.
¿Y qué decir del comercio y la integración económica y tecnológica con Japón, China y Corea? ¿Y también un creciente comercio con la India y los Países Árabes?
Contando grandes relaciones económicas con América Latina: toda Centroamérica, Venezuela, Brasil, Argentina, Chile, Perú, Colombia, Bolivia.
Imposible sería el intento de desviar el desarrollo ascendente de la economía mexicana.
Vayamos a las elecciones federales y presidenciales de 2018 con gran decisión y confianza.
Por el Lic. Mauro Jiménez Lazcano, Director General de la Revista Macroeconomía.