México obligado a redireccionar su política exterior con China
La renovación del liderazgo político en China y la presidencia en México implican, en ambos casos, redefinir el rumbo de la relación bilateral sino-mexicana por dos razones: una, porque asciende al poder una nueva clase de dirigentes más preparados, de mayor experiencia y con más interés en la globalidad. Dos, porque las expectativas de política exterior tanto para China como para México son más amplias y promisorias y es posible darles un nuevo giro para explorar temas que en el pasado se han descuidado.
Estas tendencias políticas implican para ambos países revisar e iniciar una nueva era en las relaciones bilaterales sino-mexicanas. Se trata de dejar de lado viejos paradigmas y emprender otro enfoque que realmente privilegie de manera exponencial la relación bilateral.
Hay que ser claros en lo que estamos abordando para evitar que la inmediatez nos conduzca a cometer errores de precipitación, cuando se dice que hay que trazar un nuevo esquema, implica que hasta ahora la política exterior no ha rendido los frutos esperados, sobre todo en el intercambio económico y comercial. Explorar nuevas oportunidades que permanecen prácticamente intocables, aunque tal tesis no significa echar por la borda los 40 años de relaciones diplomáticas que han permitido establecer fuertes lazos de amistad e intercambio cultural, pero no podemos continuar con una relación bilateral que es básicamente unidimensional, conducida únicamente por la vía de la política y la diplomacia, ahora hay que priorizar los temas financieros, económicos, turísticos y de intercambio tecnológico y científico.
México para recuperar la agenda integral debe mandar un mensaje claro y preciso a China, iniciar con un megaproyecto financiero conjunto, otorgar mayores facilidades a la inversión china y establecer reglas claras que eleven el nivel de certidumbre a la inversión extranjera directa, mejorar los índices de seguridad del país para atraer más turismo, verificar con variables de desempeño las metas de colaboración en el intercambio científico y tecnológico, por ejemplo desde la Agencia Mexicana de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AMEXCID), no conformarse con engrosar un catálogo de buenas intenciones sino llevarlas a cabo en concreto.
En este último rubro, no son suficientes las declaraciones o los memorandos de entendimiento para dar buenos resultados, es necesario que la cooperación científica y tecnológica empiece a fluir realmente y se traduzca en mejores operaciones empresariales. Cualquier gerente que haya pasado por la universidad sabe perfectamente lo que significa una óptima administración de operaciones. No es lo mismo una compañía nacional provinciana que una de clase mundial, la primera no tiene cadenas productivas, desconoce el justo a tiempo, no sabe lo que significan las economías de escala y por ende desconoce la obligatoriedad de innovar con ciencia y tecnología los procesos de producción. Un buen ejemplo de ello lo tenemos en la industria textil mexicana que no tiene los estándares tecnológicos de producción que tienen, por ejemplo, las grandes empresas ubicadas en países en la línea de la pobreza, como Vietnam, Bangladesh o India, no hay parangón.
Es en este rubro, de la innovación tecnológica en las operaciones de la industria textil o de bienes intermedios, donde realmente debe observase el nivel de cooperación científica y tecnológica que se ha logrado con otros países. Una entidad pública como la AMEXCID tiene que producir bienes públicos que le permitan al país ser una potencia competitiva. Colocar a la Agencia en un esquema comparativo, tipo benchmark, con otras agencias similares existentes en el mundo, para determinar si está o no funcionando realmente, resulta un rubro obligado del buen gobierno.
Es en este campo podemos emprender una alianza estratégica con las empresas asentadas en Chengdu y analizar a conciencia la organización de esta ciudad china. Se observará que la planeación de esta localidad está pensada para que en los próximos 30 años sea el sitio tecnológico y científico del mundo. México debe establecer en este lugar una agencia consular con un marcado objetivo de cooperación para absorber directamente sus experiencias y caminar paralelamente por este rumbo.
Como antes señalé, deberá explorarse el establecimiento de un megaproyecto bilateral de carácter financiero, económico, comercial y turístico con China. Puede ser una alianza para establecer una plataforma de producción de empresas de clase mundial en una región estratégica como Jerónimo, Chihuahua – Santa Teresa, Nuevo México. Este sitio, desaprovechado todavía, está pensado y planeado para ser un gran HUB productivo multimodal que le daría al norte del país un nuevo impulso y sería un modelo que puede posteriormente replicarse en otras regiones de nuestro territorio. México debe aprovechar los beneficios de la vecindad con Estados Unidos, y empezar a reconocer sus fortalezas geoestratégicas para consolidarse como actor global responsable e influyente.
Otro gran reto, aunque sea difícil de lograr en el corto plazo, es el de bajar los índices de inseguridad nacional. Se reconoce que el tema no es tan simple como pudiera parecer a primera vista pero es indispensable lograrlo para restablecer un entorno de tranquilidad que permita incrementar la afluencia de visitantes a los principales destinos turísticos de nuestro país. En China, los reportes de prensa sobre la incidencia criminal en México son constantes, lo cual impacta negativamente cualquier campaña que se emprenda para atraer turistas chinos a nuestro territorio.
El ingreso por turismo que se podría lograr sería altísimo si se atrajera al menos una porción de los millones de turistas chinos que todos los años acuden a los principales destinos del mundo. Tan sólo el año pasado, alrededor de 80 millones de turistas chinos viajaron al exterior, un 15% más que el año anterior. Otro mercado, importante por su potencial, es atraer a los chinos de ultramar, residentes de origen chino que viven en el extranjero, y que generan miles de millones de dólares en derrama turística.
En 2012, los ingresos aportados por turistas de ultramar a China, se situaron en los 48,500 millones dólares más del doble de lo que obtuvo México por concepto de turismo, además si hacemos un esfuerzo para atraer una porción de los 80 millones de turistas chinos que viajan al exterior, lograríamos un fuerte ingreso por este rubro. Aquí la gran pregunta es simple: ¿por qué México no logra incrementar su intercambio turístico con China? Básicamente porque no se ha establecido una buena estrategia de promoción turística, porque no baja la percepción china sobre la inseguridad en México; aunado a ello, que tampoco hay una labor ni un trabajo operativo en este sentido en la Embajada de México en China.
La recomendación estriba entonces, a que en la próxima visita del Presidente Enrique Peña Nieto a China, se pudiera acudir con una hoja de ruta de cómo remediar todos los impases que actualmente padece la relación bilateral. Entre los más apremiantes están el intercambio científico y tecnológico, los marcos jurídicos de certidumbre a las inversiones extranjeras, un megaproyecto comercial o turístico, etc.
En materia de intercambio científico y tecnológico, quizá valdría la pena que una delegación mexicana visitará la entidad China Jiangsu International Group (CJIG), una organización concebida en sus inicios para promover el desarrollo operativo de las empresas con tecnología de punta. Actualmente, esta entidad es responsable de la aplicación de miles de proyectos empresariales que impulsan a las compañías a ser más competitivas con operaciones de clase mundial. Kong Xinning presidente del Consejo de CJIG, ha indicado cientos de veces que la ventaja comparativa de China es hoy su enfoque en la innovación tecnológica.
En cuanto a la certidumbre en las inversiones valdría la pena un diálogo con el poderoso gobernador de la banca central representada por el Banco Popular de China, el Sr. Zhou Xiaochuan, quien es el responsable de establecer las políticas monetarias del gigante asiático y recientemente ratificado en su puesto por el gobierno de Xi Jinping. Es importante este diálogo con el gobernador del banco central, ya que conoce profundamente los procesos de financiamiento de China, originados en Hong Kong, lo cual resulta de gran importancia para delinear un marco jurídico semejante que sea aplicado a las inversiones chinas que lleguen a México.
En síntesis, este sería el primer acercamiento de índole no política, y de gran importancia por cierto para reconfigurar la relación bilateral que en estos tiempos demanda otro enfoque. Estamos ante un mundo altamente globalizado, con el ascenso de nuevos bloques económicos como los BRICS; y es menester tener una política exterior de mayor calado.
Por Jorge Navarro Lucio, candidato a doctor en ciencias por la Facultad de Economía de la Universidad de Colima, con especialidad en relaciones transpacíficas y China.
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