“México disminuye su calificación crediticia”
La calificación crediticia o de deuda es un indicador que otorgan empresas especializadas que miden la capacidad de pago de una deuda emitida por una entidad financiera, empresa o país; tales como bonos, obligaciones, entre otros.
Este indicador se establece mediante una escala de letras y símbolos y representan el riesgo de incumplimiento de pagos del país (o empresa) emisor.
Tres de las más importantes calificadoras son: Moody’s Investor Service,Standard & Poor’s, y Fitch Ratings, Inc.
En esta semana, Fitch ha reducido la calificación de deuda de México de BBB+ a BBB, considerando que la crisis económica y financiera mundial y la decreciente producción de petróleo incrementan la debilidad fiscal de México, así también se observa la gran dependencia del ingreso de las exportaciones petroleras.
Asimismo, Standard & Poor’s (S&P) revisa el Presupuesto de Egresos para 2010 aprobado para decidir si bajará la calificación de deuda de México.
La preocupación de fondo está en la capacidad de recuperación de la economía mexicana, dado que este año caerá alrededor de 7%, la peor caída de los países de América Latina.
Es indudable que la tendencia a la baja en estas calificaciones debilita el margen de maniobra de México y traerá como consecuencia efectos para la economía mexicana:
Se tendrán que ofertar mayores rendimientos a los inversionistas, en especial en la compra de deuda.
Si disminuyen los flujos de divisas al mercado cambiario mexicano, esto podría debilitar al peso acelerando la inflación.
Es posible que se tengan que elevar las tasas de interés de referencia.
Es posible asimismo que la recalificación a la baja del riesgo país afecte también la calificación crediticia de algunas empresas mexicanas.
Podemos, sin embargo, visualizar un efecto positivo para México si estos problemas urgen al Legislativo a promover la gran reforma hacendaria, si logramos acuerdos sociales para lograr la reforma laboral y si comenzamos de manera inmediata una verdadera reforma educativa y laboral.
Asimismo, incrementar los ingresos vía recaudación, en vez de a través de los recursos petroleros, puede acelerar la conciencia ciudadana para exigir mecanismos de vigilancia y transparencia en el gasto.
Está en nuestras manos entonces sufrir los efectos o revertirlos con nuestra capacidad de respuesta y decisión para lograr lo que deseamos para nuestro país.