“Mantendremos la Autonomía de la Suprema Corte”: Ministro Laynez
Análisis de la realidad judicial en el País
Mensaje del Ministro de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, Javier Laynez Potisek, en el marco del XIX Congreso Nacional de Abogados “El Derecho en el México que viene”, que se llevó a cabo en la Cd. De Querétaro, el 23 de febrero de 2024.
MINISTRO JAVIER LAYNEZ POTISEK: Muchas gracias, muy buenos días; muchísimas gracias a la Barra Mexicana de Abogados por esta invitación; es un honor estar y compartir con ustedes esta esta mañana. Yo voy a continuar exactamente donde nuestra Ministra Presidenta dejó el tema.
Porque a mí me parece que es sumamente importante que reflexionemos sobre todo en este momento de nuestra historia contemporánea, en por qué se ha hablado de Independencia Judicial ó por qué la importancia de la defensa de la Independencia Judicial y del fortalecimiento no solo del Poder Judicial Federal, sino de los poderes judiciales en las entidades federativas.
Y esto es algo que luego me gusta mucho compartir con los jóvenes cuando me ha tocado dar alguna práctica, una clase o una conferencia. Estuve recientemente en la UNAM con grupos de jóvenes barristas, precisamente y les comentaba yo que, estos jóvenes ya vivieron una realidad democrática y una realidad constitucional totalmente distinta.
Les digo, es historia contemporánea, pero a veces todavía me es difícil pensar que al menos en mi generación, creo que fuimos de estas últimas generaciones que estudiamos Derecho Constitucional en la Facultad con todas las instituciones constitucionales, los libros de nuestros grandes constitucionalistas, pero la realidad fáctica, en realidad era una clase de ficción.
Porque saliendo del aula, todo lo que habíamos y nos lo preguntaban en el examen, era una realidad distinta, no, no pues aquí quien elige es uno y finalmente parece como ficción, pero es que fue nuestra realidad. Y en la primera década de los noventas afortunadamente México empieza ese tránsito por muchas razones, yo no soy ni historiador, ni politólogo, ellos se encargarán de explicar o se han encargado de explicar qué pasó.
Pero finalmente ese régimen de 70 años de hegemonía de un partido si no único, por si bastante preponderante con un control absoluto sobre todo en las instituciones; es decir, sobre los demás poderes, incluido el Poder Judicial, los poderes locales, los Ejecutivos locales.
El uso hasta bautizado doctrinalmente de las facultades meta constitucionales de que disponía el Presidente de la República, pero bueno, finalmente y afortunadamente, yo fui parte de esa generación y yo creo que la mayoría de ustedes, de tránsito en los años, la primera década de los años 90, donde todo empezó a cambiar.
Empezamos a transitar a una normalidad democrática que fue el primer gran reto; elecciones creíbles, fue el primer gran reto y después esta transformación del país; yo diría con los regímenes existentes o a pesar de ellos, pero sí con una sociedad mucho más alerta y mucho más informada, que empezó a abrir los ojos y que una mañana se despertó y dijo: “Esto se está muriendo y este país empieza a cambiar” y para mí, eso es fundamental.
En ese contexto de cambio, el Poder Legislativo, por ejemplo, no requirió de ninguna reforma, absolutamente de ninguna reforma, sólo bastó con empoderar a ese Poder Legislativo y bastó con la pérdida de la mayoría en 1997 en la Cámara de Diputados por el Ejecutivo.
Para que esas instituciones constitucionales empezarán a desempolvarse y empezaron como una vieja maquinaria, empezó a funcionar ese esquema constitucional de equilibrio de poderes, sí, por primera vez le dicen a un Presidente en su Presupuesto que no. Por primera vez y yo lo recuerdo, yo lo viví, se da la totalidad del artículo 72 Constitucional.
Nunca había pasado porque las leyes salían de manera inmediata, pero nunca había pasado el tránsito de las dos Cámaras y luego regresa a la otra y regresa a la otra. Y el día qué pasó, no sabíamos qué hacer, cuando salió y ahora qué sigue, recuerdo como anécdota, el desechamiento de una Ley de Ingresos que concluyó este trámite.
No se aprueba y conforme al artículo 72, pues se desecha, pues cómo se desecha si es la Ley de Ingresos y sin la Ley de Ingresos, no hay Presupuesto y todos nos volteamos a ver, no, pues no se desecha. No, no se desecha, lo que la Presidenta de la Cámara quizo decir, es que regresa a Comisiones.
En fin, esto solo es una anécdota, pero empezamos a vivir realmente el Constitucionalismo mexicano de otra manera e insisto, bastó con la pérdida de una de las cámaras en 1997 para empezar a ver qué es equilibrio de poderes.
Desde luego, lo demás lo sabemos todos, en el 2000 el Ejecutivo pierde las mayorías en ambas Cámaras e iniciamos todo un proceso o una parte de nuestra historia, de lo que llamamos gobiernos divididos; es decir, un Ejecutivo sin mayoría que, por lo tanto, tiene que negociar con el Congreso.
En este contexto y ahora si retomo a nuestro Poder Judicial de la Federación, quien sí requirió una reforma importante fue el Poder Judicial, por qué, porque no estaba como estaba conceptualizado, no estaba preparado para esa realidad constitucional nueva, es decir, donde el Ejecutivo ya no iba a ser el Ejecutivo omnipresente y un poderoso, sino un auténtico sistema de equilibrio de poderes.
Y a eso obedecieron todas estas reformas que transformaron desde 1994 en adelante al Poder Judicial; o sea, tuvo una explicación histórica esta transformación y esta necesidad de autonomía, porque requeríamos un Poder Judicial que cumpliera con su rol en esa nueva historia constitucional Mexicana; figuras como la acción de inconstitucionalidad, no se trajeron porque hayamos dicho, “Vamos a importar esta bonita figura de España”, no, sí o el desarrollo de la controversia constitucional.
Fueron instituciones que se pensaron precisamente para que el Poder Judicial, en concreto, la Suprema Corte de Justicia con estas figuras cumplieran su rol de en su rol de equilibrio de poderes, es decir, de contrapeso entre los distintos poderes.
Y para mí es bien importante no olvidar, o sea, qué pasó en nuestro país recientemente porque no es solo que estemos repitiendo la importancia de la autonomía y la Independencia del Poder Judicial; sino que, ya lo vivimos, lo que es tener un Poder Judicial que no es autónomo como un Congreso sometido.
Y creo que no queremos nadie repetir esa parte de la historia que nos costó 70 años en abandonar. Entonces para mí es importante, como parte de la defensa de este constitucionalismo contemporáneo, no olvidar nunca eso. Porque yo creo que nadie, al menos los que insisto, vivimos esa última parte, no quisiéramos volver a vivir.
Por eso creo que es importantísimo el defender a las instituciones autónomas, defender el equilibrio de poderes no como un lugar común, sino porque no queremos volver a algo que nos costó tantos años abonar porque fue un gran esfuerzo y costó muchísimos años.
Hoy, después de 30 años de esa transformación vemos lo que fue una buena reforma. Lo que fue precisamente el dotar al Poder Judicial de esa fortaleza de las instituciones y de las figuras adecuadas para cumplir su rol. Lo otro fue fundamental, la creación de la carrera judicial.
El decir y que fue parte también de eso, la creación de la Carrera Judicial. Ya no serían nombrados los jueces o Magistrados por los Ministros o con gran interferencia de los Ministros, sino el mérito y el que ocupa el cargo de juez o magistrados lo haga siempre por méritos, o sea por méritos, con una visión de opción de vida en esa carrera judicial.
O sea, que permanezca y dedique todo su esfuerzo profesional y muchas veces personal y familiar, precisamente a la función jurisdiccional y creo que eso es muy, muy importante cuando hablamos de autonomía. Por qué hay que defenderla; por qué es importante que no olvidemos de dónde venimos y lo que no queremos, en todo caso, que se repita. Muchas gracias.