Por más que el Presidente López Obrador ordene manipular las estadísticas tanto de homicidios como de desaparecidos, todo el mundo en México sabe que es el Sexenio más sangriento y trágico en un siglo; 169 mil 526 homicidios dolosos en los cinco años que lleva en Palacio Nacional López Obrador son mucho más que los sexenios pasados de Peña Nieto 120 mil 437 asesinados y de Calderón, con 95 mil 646 ejecutados.
Y como el número de desaparecidos también creció muchísimo, el Ejecutivo ordenó dar de baja a la funcionaria encargada de esa sección gubernamental, porque le pareció que eran muchos y el número excedía a los desaparecidos con Calderón, lo cual según el Presidente es inadmisible; así que, si no estás de acuerdo con el alto número de desaparecidos, quita a la funcionaria de su cargo, córrela y manipula la estadística de tal manera que los desaparecidos desaparezcan en 90 por ciento y así las cosas se verán mejor.
Los especialistas de la sociedad civil que siguen el tema han contado más de 60 masacres de jóvenes en lo que va de este Gobierno, y todavía así, los altos funcionarios y funcionarias encargadas dicen que “los homicidios dolosos van a la baja”, cuando las matanzas ocurridas en diversos sitios del país son verdaderamente condenables y mantienen a la sociedad mexicana en un estado de terror, con hechos como los ocurridos recientemente en Salvatierra, en el Estado de México, en Sonora, en Veracruz, en Tamaulipas, porque el crimen organizado actúa ya como otro gobierno al que hay que pagarle derecho de piso.
Insiste el Presidente López Obrador en su ilógica política de “abrazos, no balazos” en vez de aplicar las leyes vigentes, con lo que da carta blanca a los criminales, que saben que no tendrán ningún castigo; el Ejército y Fuerzas Armadas tienen instrucciones específicas de no atacar a los delincuentes, con lo que los soldados corren mayores peligros como se ha registrado en el curso de los cinco años en que ha habido numerosas bajas militares y hasta secuestros de Jefes del Ejército y la Marina. Y aún así, nos dicen que la criminalidad “va a la baja”, y que “vamos bien, muy bien”, según el Presidente López Obrador.
La seguridad pública es un tema que tendrá que ser revisado por el nuevo Gobierno que se instale a partir del 1 de octubre de 2024, sea quien sea la Candidata que gane la Elección Presidencial; Claudia Sheinbaum todavía no dice nada claro sobre el tema, pero Xóchitl Gálvez ya declaró que terminará esa política de “abrazos no balazos”, en caso de que gane la Elección Presidencial y que ordenará a las Fuerzas Armadas: el Ejército, la Marina y la Guardia Nacional que “protejan y cuiden a los ciudadanos y sus familias, porque es el primer deber que tiene el Gobierno de la República”.
El cambio de Gobierno el 1 de octubre de 2024 debe significar también el cambio de la política de seguridad pública, para reestablecer el Estado de Derecho en la Nación Mexicana.