La seguridad dentro de la pandemia-riesgos y oportunidades
Por: Lic. Julio A. Millán B.
Presidente Fundador de Consultores Internacionales S.C.
Presidente World Future Society, Capítulo Mexicano A.C.
Profesor Colegio de Defensa Nacional
Este texto fue publicado en la Revista Militar “Armas”, en el número 514 y lo publicamos ahora en Macroeconomía, con permiso del autor
Las Fuerzas Armadas están enfrentando amenazas a la Seguridad Nacional, entre ellos el cuidado de fronteras, la ciberseguridad, la migración, el crimen organizado y otras muchas.
La dinámica política de un mundo globalizado ha obligado a una transformación del desempeño de las Fuerzas Armadas vinculadas al respeto de la soberanía nacional y de la Constitución con los mandatos que de esta derivan.
La pandemia se presentó como un evento previsible inesperado, es decir, se sabía que existiría pero no se tenía certeza de cuándo y cómo tendría lugar, cuyas consecuencias representan una amenaza a la Seguridad Nacional, porque si bien este proceso no afectaría la independencia política o la integridad territorial, sí pone en riesgo la seguridad y el bienestar de la población y por ello se obliga a canalizar todos los recursos de los que el país dispone.
Debemos poner atención a los riesgos que genera esta situación, sin ser exhaustivos señalamos algunos:
- Crisis del sistema de salud. El deteriorado sistema de salud ha sido insuficiente ya que millones de personas no tienen acceso a ninguna atención sanitaria o bien enfrentan padecimientos para los cuales no
hay cobertura. Asimismo, el problema se agudiza si se toman en cuenta las irregularidades y las reorganizaciones que ha enfrentado el sector salud entre los que se encuentran cambio de procedimientos, desaparición de instituciones, compra de medicamentos, infraestructura no usada y recortes presupuestarios que desgraciadamente en esta crisis están mostrando las fallas que veníamos acarreando. En este momento todavía no sabemos cuál va a ser el desenlace de este grave problema de pandemia que afecta a México.
- Desempleo expansivo. Una de las consecuencias más graves ha sido la pérdida de empleos y la gran cantidad de personas que han dejado de percibir un ingreso, condición que durará varios meses. El pronóstico es complejo, 12 millones de desempleados y muchos de ellos sin ingresos por ser informales están a la deriva sin poder mantener a sus familias.
- Daño psicológico. Ante la gran cantidad de información y desinformación que hay en los medios sobre la enfermedad, la gente se ha enfrentado al virus del miedo y la angustia con efectos inmediatos en la salud mental. Lo importante de este punto es que el miedo está cambiando nuestra forma de convivencia y, en situaciones adversas, podría materializarse en una descomposición del tejido social.
- Virus de la violencia, que se incrementa por motivos económicos y genera una gran insatisfacción social. Cuando hay desajuste de las variables básicas de la economía entre abastecimiento, salud y energía se crean patrones de violencia que van escalando a niveles sumamente peligrosos para la estabilidad social y para mantener el Estado de derecho, sobre todo con el riesgo de caer en un Estado Fallido que se convierte en presa fácil de los intereses internacionales más oscuros.
El escalamiento de la violencia en todas sus formas está llevando incluso a niveles de atacar a grupos y personas en cuanto a asesinatos y secuestros incluyendo jueces, militares, ciudadanos de todo tipo y condición y, por supuesto, esta situación genera que ante la falta de control del crimen organizado se proliferan áreas geográficas sin Estado de derecho.
El gran riesgo es que puede desembocar en un movimiento social, lo que hay que evitar, a toda costa ya que no hay que olvidar que cualquier país, por sus contradicciones internas, que se dan tanto en la política económica como social, son detonadoras de inestabilidad.
Como todo proceso, se tienen riesgos y oportunidades, y en este sentido México puede aprovechar para trabajar en una agenda de seguridad más amplia porque los riesgos y amenazas futuras incluyen desde la escasez de recursos básicos como alimentos y agua y la distribución de recursos energéticos, hasta la ciberdelincuencia, las redes delictivas globales, el cambio climático o la infoxicación.
Asimismo, frente a estos riesgos que son inmediatos, debe cuestionarse cómo queda planteado el actuar de las Fuerzas Armadas porque en los últimos meses se les han asignado responsabilidades; como construir y operar aeropuertos, transportar combustible, vigilar ductos de Pemex, trasladar dinero a programas sociales, construir sucursales bancarias, entre otras. Si además se consideran los programas de apoyo social como el Plan DNIII y otros más, las Fuerzas Armadas tendrán una sobrecarga porque esta pandemia es un fenómeno que no está focalizado geográficamente sino que está en todo el territorio nacional, sin saber cuánto tiempo podría durar con exactitud.
La preocupación es, si estas responsabilidades las empoderan o las vuelven vulnerables, pues sus recursos son limitados para atender todas las situaciones, y a su vez la legislación es poco clara para definir áreas de responsabilidad. Lo anterior debe ser una llamada de atención para el Gobierno Federal, pues es necesario que todas las responsabilidades de las Fuerzas Armadas se vean afianzadas con iniciativas legislativas que fortalezcan su marco jurídico, así como con inversión de por lo menos 1% del PIB para la modernización de su equipamiento y entrenamiento. Esto es necesario, ya que las Fuerzas Armadas mantendrán el orden en este momento en el que el tejido social se puede resquebrajar, las crisis son señales importantes para corregir errores pasados y proyectar el futuro a nuevas dimensiones de bienestar.
No hay que olvidar que la labor que realizan las Fuerzas Armadas, es verdaderamente encomiable y su contribución al desarrollo del país resulta incuestionable. El pueblo de México confía en sus Fuerzas Armadas, como Institución y reconoce su compromiso con la Constitución del país.
Son un pilar fundamental; que cumplirá con rigor su responsabilidad patriótica.