La Reforma Laboral y la prospectiva de la economía mexicana
La Reforma Laboral propuesta parte de la premisa de que la flexibilidad contribuirá a la solución de los males que afectan la competitividad, productividad, inversión, generación de empleo formal, aumento de salarios y otorgamiento de prestaciones en México.
Si bien los argumentos tienen una buena intención, en el fondo es importante cuestionar si la elaboración de la iniciativa aprobada en la Cámara de Diputados contiene los mecanismos adecuados para lograrlo.
Comenzando por el Artículo 2°. Si bien es loable que se plantee una definición de trabajo digno o decente como “aquél en el que se respeta plenamente la dignidad humana del trabajador”, el problema es que en la práctica dicho concepto no se aplica y que la reforma encontrará se- veras dificultades para corregir esto.
El primer argumento se basa en una contradicción del propio texto. El artículo 2° señala que “no existe discriminación por origen étnico o nacional, género, edad, discapacidad, condición social, condiciones de salud, religión, condición migratoria, opiniones, preferencias sexuales o estado civil”, lo cual en principio es positivo, sin embargo la duda surge cuando se analiza el artículo 3°: “no podrán establecerse condiciones que impliquen discriminación entre los trabajadores” por los motivos antes citados. La incertidumbre surge cuando en el siguiente párrafo del mismo artículo se indica que “no se considerarán discriminatorias las distinciones, exclusiones o preferencias que se sustenten en las calificaciones particulares que exija una labor determinada”. Evidentemente que aquí existe una ambigüedad, la que surge de la naturaleza propia del mercado laboral y de la amplitud de actividades productivas que existen en la economía. Prácticamente basta con definir las “calificaciones particulares” con las que se desee seleccionar a los trabajadores, o modificarlas de acuerdo a la situación, para en la práctica poder elegir a conveniencia.
Más interesante es la duda que surge en el Artículo 154: “Los patrones estarán obligados a preferir, en igualdad de circunstancias, a los trabajadores mexicanos respecto de quienes no lo sean”, algo que contradice a la no discriminación.
Una situación similar surge cuando se analiza el resto del artículo: se debe preferir “a quienes les hayan servido satisfactoriamente por mayor tiempo, a quienes no teniendo ninguna otra fuente de ingreso económico tengan a su cargo una familia, a los que hayan terminado su educación básica obligatoria, a los capacitados respecto de los que no lo sean, a los que tengan mayor aptitud y conocimientos para realizar un trabajo y a los sindicalizados respecto de quienes no lo estén”. Con ello se norma que no necesariamente serán las calificaciones particulares de cada trabajo, sino que existe una obligatoriedad de privilegiar a un segmento de mexicanos sobre otro, o los nacionales sobre los extranjeros o a los sindicalizados. ¿Y lo dicho en el Artículo 3°?
Todavía más relevante es indicar que el Artículo 2° señala que en el trabajo digno “se tiene acceso a la seguridad social y se percibe un salario remunerador; se recibe capacitación continua para el incremento de la productividad con beneficios compartidos, y se cuenta con condiciones óptimas de seguridad e higiene para pre- venir riesgos de trabajo”. Las cifras del mercado laboral mexicano no permiten pensar que su evolución va en dicho sentido.
Los más de 14 millones de personas ocupadas en la economía informal, los 13 millones que no tienen contrato por escrito, el que 30 millones tengan ocupación pero no seguridad social, que 6.7 millones cuando mucho reciban un sala- rio mínimo o que de plano 3 millones no reciban ningún tipo de remuneración, constituyen el mejor ejemplo del desafío. El problema de fondo es que dichas cifras van a la alza.
Por tanto surge una pregunta: ¿El resto de la Reforma Laboral resuelve dichos problemas?, eso es algo digno de profundizar.
Situación de la producción industrial y del empleo en Estados Unidos
El escenario previo referente a la reforma laboral se presenta en un marco de inestabilidad económica internacional lo cual exacerba su impacto . La desaceleración en la economía de Estados Unidos obedece en parte al desempeño de la actividad industrial. En agosto del presente año la producción en general sufrió una caída del 1.2% con respecto a los datos del mes pasado siendo el sector de manufacturas el que presentó la mayor contracción
(-0.7%). En este sentido, el panorama de la actividad industrial no se vislumbra alentador para los próximos periodos, ya que tanto el ciclo como la tendencia van a la baja. Dicha situación es consecuencia de que tanto los ciclos de equipo de cómputo y equipo electrónico permanecen estancados, mientras que los de maquinaria y vehículos muestran un comportamiento negativo.
En cuanto a la situación laboral, las solicitudes de desempleo exhibieron una tendencia a la baja para el mes de septiembre. Lo anterior se ve reflejado en la nómina no agrícola que tuvo un crecimiento de 1.4% comparado con el año pasado, en donde los sectores de construcción (0.7%), manufacturas (1.9%), finanzas (0.7%) y ocio y hospedaje (2.3%) manifestaron aumentos superiores a los de 2011 y solo comercio al por menor tuvo un crecimiento inferior (0.9%) comparado con el año pasado. No obstante, los incrementos en la nómina no agrícola podrían ser menores en periodos posteriores debido a que la tendencia de la mayoría de los sectores mencionados ha comenzado a estancarse y solamente en ocio y hotelería los datos muestran un comportamiento a la alza.
Por otro lado, el índice de precios al consumidor de Estados Unidos presentó un aumentó de 2.2% en agosto de 2012, el cual es inferior al 3% manifestado en el mismo periodo de 2011. Sin embargo, su tendencia ha retomado el camino a la alza por lo que no se descarta que el nivel de precios estadounidense alcance crecimientos más elevados posteriormente.
Finalmente, aun cuando la nómina no agrícola en general mostró niveles de crecimiento, si el desempeño del sector industrial continúa a la baja no será posible mantener los incrementos en el empleo que la economía de Estados Unidos requiere para disminuir la tasa de desempleo que el país ha exhibido en los últimos años.
Actividad económica de México
Las cifras reveladas por el Instituto Nacional de Estadísticas y Geografía (INEGI) respecto a la actividad industrial de México para agosto de 2012, exhiben una dinámica que si bien es positiva empieza a matizar una desaceleración como consecuencia del escenario internacional. En este sentido, el modesto dinamismo exhibido por los Estados Unidos en materia económica coarta el crecimiento del país como bien se puede observar en los ciclos, los cuales ya muestran claras seña- les de retroceso. Con respecto a éste último, únicamente el sector minero exhibe un mejor dinamismo, aunque ésta condición se encuentra limitada por la enorme problemática estructural que no ha sido atendida además del reducido peso del mismo sobre la economía mexicana.
Si bien aún se presentan cifras positivas en la actividad industrial, este crecimiento es menor al que se percibió en los meses anteriores (4.1% hasta agosto de 2012).
El escenario previo, no es más que la con- secuencia del impacto de factores críticos mundiales de los cuales México no se encuentra exento. Aunado a la situación previa, se vislumbra un panorama menos alentador con la reciente preocupación expresada por entidades internacionales como el Fondo Monetario Internacional quien advierte que Latinoamérica no se encuentra exenta de la problemática eco- nómica por la cual atraviesa la Unión Europea y Estados Unidos.
Un análisis detallado de los diversos rubros económicos hasta agosto permite vislumbrar:
· La tasa de crecimiento acumulada hasta agosto de 2012 para la actividad industrial es del 4.1%. Dicho comportamiento es atribuible al desempeño de la construcción y manufacturas (5.0% y 4.9% respectivamente).
· Se observa para el sector de la construcción un importante dina- mismo hasta agosto (5.0%), detonado por el buen desempeño del rubro de edificación (5.3%) e ingenie- ría civil (4.6%). De igual manera, la tendencia de la inversión en el segmento continúa al alza, lo cual per- mite mantener un comportamiento mayor al de la economía. Sin embargo, ya se aprecian señales de debilidad en las tendencias del sector las cuales exhiben un estanca- miento en sus componentes (Edificación, Construcción Especializada e Ingeniería Civil).
· En lo que respecta a la industria manufacturera, el escenario es heterogéneo. Los segmentos de alimentos, insumos textiles, cuero, madera, impresión, derivados del petróleo, metálicos básicos, equipo eléctrico y muebles exhiben una mayor tasa de crecimiento hasta agosto con respecto al año previo.
· En los demás rubros de manufacturas, se aprecian señales de debilidad en conjunto con tendencias moderadas que pueden limitar el desempeño futuro de tales segmentos.
Por otro lado, en materia de inversión, si bien la tendencia de la inversión fija bruta permanece al alza, rubros específicos como la inversión en maquinaria y equipo revelan una realidad completamente opuesta. La inversión en maquinaria y equipo nacional se ha moderado, en tanto que la de equipo importado se encuentra a la baja.
Dicho contexto muestra las expectativas de los empresarios mexicanos: la desaceleración mundial tendrá impactos negativos sobre México razón por la cual se está empleando la capacidad instalada sin incurrir en costos nuevos de inversión.
Inflación
La inflación ha sido la variable que ha captado el punto de interés de muchos analistas y en general de la población al presentar un alza en precios de algunos productos de la canasta básica. Estos in- crementos se reflejan en septiembre, ya que el índice nacional de precios al consumidor (INPC) muestra un aumento de 4.8%. Dentro de este índice se contempla un incremento significativo para componentes no subyacentes (8.8%) contra el incremento sufrido por componentes subyacentes (3.6%). Por el momento siguen siendo el rubro de no subyacentes agropecuarios el más alto (16%).
Por otro lado, la inflación continúa con un comportamiento heterogéneo a nivel regional y por estrato de ingreso. En términos generales el Centro y Sur son los que perciben tasas más altas que el norte del país. Ejemplo de ello exhiben las siguientes regiones: Centro-Sur con una inflación 5.2% y Sur cuya inflación es 5%, mientras que la Frontera Norte y Noreste alcanzan niveles del 4.4%.
El impacto de este fenómeno se traduce en una disminución en el poder adquisitivo como consecuencia del aumento en los precios de los productos. Aunado a esto, existe una pérdida en el bienestar de la población por el incremento en específico en los precios de los alimentos, transporte, educación y salud, situación que afecta en mayor medida a la población más vulnerable del país. Lo anterior se ve reflejado en el segmento de personas que devenga hasta 3 salarios mínimos que es en donde la inflación se aprecia en mayor medida.