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Inseguridad, es el tema

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Por Miguel Tirado Rasso

mitirasso@yahoo.com.mx

La semana pasada, el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Volker Türk, expuso, en el 55º período de sesiones de la Asamblea, la actualización sobre la situación de los derechos humanos en el mundo, con una referencia a nuestro país. “En América Latina y el Caribe, señaló el Alto Comisionado, el dominio y la violencia ejercidos por pandillas y la delincuencia organizada, constituyen importantes retos para la paz y la seguridad, con graves impactos en la vida y los derechos de millones de personas, como en Ecuador, Haití, Honduras y México.”

“En México, habría de precisar el funcionario, en junio coincidirán varios procesos electorales en los que está prevista la elección de más de 20,000 cargos públicos, entre ellos la Presidencia, todos los integrantes del Congreso Federal y un amplio abanico de representantes y autoridades estatales y locales. Este inmenso ejercicio de los derechos políticos y civiles, concluiría en su alusión a nuestro país, debe ser resguardado de la violencia.”

El comentario del diplomático austriaco no gustó, para nada, en Palacio Nacional. El tema de la inseguridad es uno de los más sensibles en el gobierno de la 4T, pues a pesar del discurso optimista que se ufana de estar atacando la violencia en sus causas; de afirmar, negando la realidad, que ya no hay masacres en el país, que se acabó la impunidad y que la violencia va en descenso, los otros datos, los de los resultados, muestran lo contrario y, sobre todo, el fracaso de la estrategia de los abrazos sobre los balazos, a seis meses de que concluya este gobierno.

La reacción del Primer Mandatario sobre lo dicho por el diplomático fue inmediata y descalificadora. “El Alto Comisionado es, con todo respeto, muy tendencioso. Diría el presidente López Obrador. Está en contra de nosotros y hace comparsa con los que quieren demostrar que México es un país muy violento.”

Pero, aunque desearíamos que no lo fuera, la terca realidad se impone. Precisamente, el día que en la ONU se hacía referencia a la necesidad de proteger de la violencia a los participantes en los procesos electorales en nuestro país, en el estado de Guerrero, era asesinado el candidato a la alcaldía de Atoyac. Sobre este hecho, que calificara de muy lamentable, el jefe del Ejecutivo, referiría que “hay un ambiente de violencia, del agravio a periodistas, a candidatos, buscando enrarecer,” el proceso electoral, porque están molestísimos, refiriéndose a la oposición sin mencionarla y pretendiendo atribuir los hechos delictivos a una especie de complot en contra del gobierno, cuando está claro que son otras las razones, los causantes y los intereses en juego.

La preocupación por la inseguridad y la violencia, tiene fundamento. Según un registro del periódico El Financiero, de noviembre de 2023 al 6 de marzo, han sido asesinados 23 personas, alcaldes, candidatos, regidores y políticos inactivos. Trece de estos aspiraban a un cargo de elección popular en la elección del 2 de junio. La mayoría, buscaban un puesto local, como una alcaldía o una diputación.

Los estados con mayor violencia electoral son Veracruz y Michoacán. En esta entidad mataron a los candidatos de Morena y del PAN a la presidencia municipal de Maravatío, el mismo día, en menos de 12 horas. Otros estados violentos son Zacatecas, Estado de México, Chiapas y Colima. Como señalábamos en un comentario anterior, para este tipo de delincuencia no hay partido que se salve. Las bajas las han padecido los 7 partidos con registro, encabezando la lista Morena.

Sobre el tema también se pronunció la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM). En su posicionamiento, el Episcopado señaló que la migración y la inseguridad afectan la competencia electoral. Hizo un exhorto, en especial a los jóvenes, a participar y a comprometerse. Y a las autoridades, a los candidatos y a los partidos políticos a cumplir las leyes electorales. Que el proceso se desarrolle por la vía de la legalidad, reclamó el Episcopado, y que se reconozcan los resultados sin apasionamiento, “poniendo por delante el bien común de nuestro México.” Demandó que haya seguridad para evitar que el crimen organizado intervenga en el proceso electoral. Democracia electoral mezclada con la delincuencia, es un binomio totalmente inaceptable, precisó.

Así la preocupación por la violencia y la inseguridad que las dos candidatas presidenciales, Claudia Sheinbaum y Xóchitl Gálvez, han reconocido. Eso sí, cada quién con una óptica diferente.

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