¡Fin de Fiesta!
VERSION ESTENOGRÁFICA ENTREVISTA HUGO SALINAS PRICE – RICARDO ROCHA
‘REPORTE 13’ – TV AZTECA 9 DE MARZO, 2010.
Rocha: ¡Qué tal! ¡Qué bueno que están con nosotros en otro ‘Reporte 13’!
Los últimos años de esta primera década del siglo XXI seguramente habrán de recordarse como una época en que la crisis económica terminó por asolar al mundo; una crisis que, como sabemos, se originó en los Estados Unidos y que, como un efecto de piedra en el estanque, alcanzó prácticamente a todos los rincones del planeta. Algunos más, otros menos, pero todos los países padecimos y seguimos padeciendo las consecuencias de esa crisis y también de las crisis que nosotros generamos. Estamos hablando de la denominada ‘peor crisis económica’ desde la gran depresión de los años 30s.
En forma paralela, cada día son más las voces que sostienen que la humanidad, en particular los grandes dirigentes, no supieron escuchar las advertencias de una eminente crisis. Voces como la de Don Hugo Salinas Price, promotor incansable del uso de la plata, y con quien vamos a conversar esta noche apropósito de su nuevo libro y revelador libro: ‘La plata y la crisis anunciada’.
Para Don Hugo Salinas Price, el dinero es el vehículo que hace posible el intercambio de bienes y servicios en las sociedades y, en este sentido, asegura Don Hugo, en las sociedades que utilizan dinero real, esto es, dinero acuñado en oro, plata o en ambos, el ritmo de vida es más estable. Como consecuencia, señala aquí, la actual crisis mundial se debe en buena medida al abandono del dinero el dinero real. Dinero que, como se estableció en el tratado de Bretton Woods, habría de ser respaldado en oro.
A partir de 1971, año en que los Estados Unidos rompieron ese acuerdo, ese país comenzó a emitir grandes volúmenes de dólares sin respaldo, que a partir de ahí se convirtieron únicamente en billetes que hacían la función de un vale. A la larga, esta situación acarreó consecuencias dramáticas en los sistemas financieros de todo el mundo, obligando a la quiebra de economías completas, así como de consorcios empresariales, bancos y todo tipo de negocios.
México, que ha vivido en crisis desde hace ya por lo menos 20 años, no ha sido la excepción, y hoy nos vemos desprovistos de medidas originales, innovadoras, efectivas, audaces, para volver a crecer y dejar en el pasado esta pesadilla económica. Por ello llama la atención este libro llamado ‘La plata y la crisis anunciada’ de por Don Hugo Salinas Price, pues él, además de advertirnos desde hace 15 años lo que finalmente sucedió, tiene la tesis de que la plata podría ser la terapia más efectiva para comenzar a retomar el buen camino para México.
Rocha: Don Hugo Salinas Price, muchas gracias por acompañarnos en ‘Reporte 13’.
‘La crisis anunciada’… ¿Cuáles fueron las señales que no vieron, o que no quisieron ver?
Don Hugo: Pues, cuando uno está en una fiesta, no quiere pensar que va a terminar la fiesta, y que después va a venir la cruda; ¡la fiesta está muy sabrosa! Y esta fiesta fue muy larga, la gente pensó que no tenía por qué terminar la fiesta. Pero todas las fiestas terminan porque son excesos, y aquí hubo excesos enormes…
Rocha: ¿Cuál era el ‘divertimiento’ en esa fiesta?
Don Hugo: El divertimento era, en los países desarrollados, notablemente, tener la seguridad del empleo, conseguir financiamiento para la casa, estar seguro de que el gobierno iba a encargarse de todos los problemas que tuviera uno de salud, de la educación de los hijos, el financiamiento de la casa, el financiamiento del automóvil…Deuda, deuda, deuda… ‘nada más firme aquí’, ‘firme a la tarjeta de crédito’, ‘firme la hipoteca’, ‘firme el préstamo’… ¡y todo mundo firmó!, todo el mundo se echó unas deudas gigantescas. Y ahora viene el momento en que se acabó la fiesta y resulta que empiezan a revelarse los problemas. En cuanto la fiesta termina, empieza el ciclo en reversa; ahora, a cobrar las cuentas. Y no se pueden pagar.
Rocha: ¿Qué fue lo que provocó esta enorme burbuja que usted describe, y quién puso el alfiler que acabó con el ensueño?
Don Hugo: No fue un individuo o una institución en particular la que acabó con todo, fue la naturaleza de las cosas. Cuando se llega al exceso, la parte más débil es la que revienta y donde reventó la burbuja en un principio fue en Estados Unidos, cuando repentinamente ya no fue posible vender más casas. En ese momento se percibió que se habían vendido millones de casas a personas que no tenían por qué tener una casa, ni debían ser dueños de una casa; porque una casa implica gastos, y es preferible para mucha gente, rentar. Ese fue el primer síntoma y eso afectó a otros. En las finanzas todo está conectado y las deudas se caen en una parte, afectan a la parte contraria, que son los acreedores. Y entonces se viene la bola para abajo en sentido inverso.
Rocha: Decíamos que varias voces, entre ellas la suya desde hace quince años, venían advirtiendo de esta crisis; ¿a quién no le conviene escuchar?
Don Hugo: No le conviene al que está en una fiesta; a los grandes banqueros en Nueva York, notablemente, que han cometido enormes, colosales fraudes por los que deberían estar en la cárcel, y que gracias a sus conexiones y a los intereses creados, han evitado eso. Esos banqueros deberían estar en la cárcel porque sabían lo que estaban haciendo, que estaban cometiendo fraudes multimillonarios.
Rocha: ¿Y aquí, qué nos ha pasado? ¿Por qué no entendemos las señales?
Don Hugo: Nosotros estamos relativamente mejor que Estados Unidos, gracias a Dios. En mi opinión, Don Guillermo Ortiz manejó con más prudencia la economía de México, las finanzas y el sistema bancario.
Rocha: Pero el Secretario de Hacienda pronóstico un ‘catarrito’ y resultó que casi es una pulmonía…
Don Hugo: Lo que pasa es que toda la educación económica en las universidades tuvo que cambiar desde 1971. Antes, el sistema financiero y los países tenían que tener en reserva suficiente oro o dólares – que eran convertibles en oro. Por eso las finanzas se manejaban con mucho cuidado, las deudas internacionales se tenían que pagar cada mes, ya fuera en dólares, redimibles en oro, o en oro. Mes con mes, cada país del mundo tenía que pagar lo que debía, y entonces no había desbalances; si un país no pagaba, se devaluaba su moneda y no podía seguir comprando. Pero desde 1971, cuando se abandonó este sistema, ya no hay realmente ‘pago’; los pagos comenzaron a consistir en puros papeles y eso provocó una gran fiesta.
Rocha: ¿Una economía ficción don Hugo?
Don Hugo: Efectivamente, una economía ficción: ¡echen a andar la maquinita! Aunque ahora ya no se imprime el dinero, ahora se crea por medio de computadoras, son puntos, dígitos electrónicos.
La fiesta empezó en 1971, cuando se abandonó el patrón oro, y se soltó el caballo, los caballos de todos los países se soltaron y ahí van en manada galopando. La gente pensaba que era una nueva era, y que no había que tener ahorros: ¿para qué tener ahorros? ¡Hay que gastar! Esa es la teoría keynesiana, de este loco. ¿Cómo le explica uno razones a un loco?… no se puede, y eso fue lo que sucedió.
Rocha: En todo este proceso, ¿qué papel ha jugado o qué papel podía haber jugado la moneda de plata que usted ha estado impulsando?
Don Hugo: La plata es buena porque atrae el ahorro. Pero, para lograr máximo atractivo, debe estar monetizada, convertirse en dinero, que es lo que proponemos.
Queremos que la onza de plata tenga un valor monetario, como dinero, en paralelo al dinero de papel. Si esta onza se monetizara hoy, precisamente, de acuerdo con las condiciones actuales, valdría en efectivo, para pagar, $260 pesos. Entonces, si una persona tiene $260 pesos de plata en sus manos y tiene billetes por $260 pesos, prefiere pagar con éstos, antes que con plata. Y además, es más difícil deshacerse de una moneda de plata para comprar algo, hay que pensar mucho porque son $260 pesos de plata y la gente quiere más plata. La gente prefiere tener más de estas monedas que tener otra cosa, y eso impulsa el ahorro.
Rocha: ¿La gente prefiere plata a los billetes?
Don Hugo: Los billetes también los quiere la gente pero, también quiere tener una reserva de plata como ahorro, porque es algo sólido, indevaluable. Y para gastar, primero va a usar los billetes, no la plata; es la ley de Gresham. Para gastar va a usar los billetes, y para ahorrar va a usar plata. Va a acumular plata y no va a hacer gastos que no sean indispensables, porque quiere tener plata en reserva y solamente hasta cuando esa persona considere que ya tiene suficiente reserva, entonces va a gastar. Y va a convertirse en un magnífico cliente, porque va a ser un cliente con finanzas sólidas.
Rocha: ¿Y qué pasa? ¿Cómo va este intento, esta ya larga lucha de tantos años para monetizar la plata, para incorporarla a la actividad económica habitual?
Don Hugo: ¡Pues va muy bien! Cada día más gente, especialmente en el Congreso, entiende lo que estoy hablando. Ya me están buscando.
Rocha: ¡Por fin!
Don Hugo: Esta es la tercera legislatura en la que hemos estado promoviendo esta idea y hay un buen ambiente, realmente me sorprende.
Rocha: ¿Cuáles son las principales resistencias? ¿Qué argumentos pueden seguir esgrimiendo en contra de la monetarización?
Don Hugo: Bueno, ahora hay un argumento que me vino desde la alta esfera política; no sé a quién atribuírselo, pero alguien dijo: ‘Si tuviéramos plata echaríamos a México atrás 300 años’. ¡Eso no es un argumento! Eso es para espantar, pero no tiene sustancia, simplemente no es cierto. ¿Cómo puede ser malo darle más confianza a los mexicanos, darle seguridad a sus ahorros y darle tranquilidad al país?
Rocha: Hubo un tiempo en que las monedas mexicanas circulaban por gran parte del mundo, hasta en China. Y era un orgullo, un prestigio y una fortaleza tener monedas acuñadas en México.
Don Hugo: Tienes razón. Precisamente ahora estoy trabajando para la publicación de un manuscrito inédito de Don Joaquín Casasús, que fue uno de los científicos de la época de don Porfirio. Don Joaquín escribió este tratado alrededor de 1900 y el título es ‘La moneda de plata mexicana y sus competidoras en Lejano Oriente’…
Rocha: ¿Verdad? No andaba tan errado…
Don Hugo: Sí, la moneda mexicana era la principal moneda en Lejano Oriente.
Rocha: ¿Qué va a pasar ahora? ¿Cuáles serían los principales argumentos en estos momentos decisorios para la economía mexicana? Hay pronósticos muy diversos sobre cómo nos va a ir este año. En este escenario, ¿qué papel podría jugar la plata?
Don Hugo: Hace días leí un artículo que decía que el problema a resolver era cómo estimular el ahorro. El autor estaba en Inglaterra, y decía: ‘¿cómo quieren que ahorremos, si lo que nos pagan los bancos es muy poco? ¡Necesitamos que suban las tasas de interés!’. Es decir, hay una contradicción: el gobierno quiere tasas de interés bajas para seguir estimulando la economía pero, ¿qué sucede con los ahorradores? Los están dejando afuera, en el frío, porque ellos no quieren ahorrar si lo que les va a dar el banco es 1% de intereses, como en la Gran Bretaña. La plata llena ese vacío, porque la plata la adquiere la gente sin necesidad de que le ofrezcan intereses. O sea, no se requieren intereses para inducir a la gente a ahorrar en plata. El ahorrador ahorra la plata por que le gusta la idea de tener la moneda de plata en sus reservas.
Rocha: Ahora, ¿cuál es la relación histórico-financiera de México con la plata? ¿Qué tan importante es la plata en el caso particular de México, y qué potencial tendríamos?
Don Hugo: En primer lugar, hay que tomar en cuenta que estamos viviendo bajo un mercado en el cual el precio de la plata está controlado, no está al nivel que las circunstancias ameritarían; el precio de la plata está bajo. El precio de la plata debe subir mucho, y mientras más suba, más importancia va a tener para nosotros. Ahora la onza está en $17 dólares, está repuntando, y en cuanto se empiece a monetizar, veremos que va a subir más porque el efecto es el siguiente: al monetizar se resta plata al mercado industrial, y entonces, el mercado industrial debe responder ofreciendo un mejor precio por la plata; entre más ofrece por la plata, el precio sube, y el público ahorrador va a querer comprar más plata, y la industria vuelve a responder. Así es que llegará un momento en que la plata va a subir mucho.
Rocha: ¿La plata podría ser un catalizador de la economía?
Don Hugo: Sí, porque en cuanto se monetizara la plata, se crearía un nuevo mercado que hoy no existe, y su precio se incrementaría.
Rocha: ¿México sigue siendo productor importante?
Don Hugo: El número uno.
Rocha: Don Hugo, ¿qué nos falta en este país? ¿Audacia? ¿Sentido de la historia para trascender, para hacer cosas importantes como sería la monetización de la plata?
Don Hugo: Yo creo que es, principalmente, la cautela ante lo nuevo. Los mexicanos somos muy cautelosos para hacer innovaciones; somos conservadores, también un poco cínicos; y estamos un poco decepcionados con la forma en que nuestro vecino del norte nos ha pateado… y nos sigue pateando ahora, con la guerra del narcotráfico, que es una guerra instigada allá para causarnos problemas a nosotros; hay que decirlo. Así que los mexicanos somos muy cautelosos y se dice: ‘ponte de redentor y verás cómo les va a los redentores’.
Rocha: Pero no nos podemos resignar, Don Hugo…
Don Hugo: No, tiene por qué ser así. Yo veo entre los diputados una actitud muy abierta y muy positiva hacia la plata.
Rocha: ¿Estamos todavía a tiempo de cambiar el destino de este país? Porque las proyecciones que tenemos en la mayoría de los casos son, francamente, pesimistas; ¿estamos a tiempo?
Don Hugo: Creo que no debemos pensar que la historia y la acción humana funcionan en forma lineal. Tienen muchas dimensiones. No es como decir: ‘tenemos éste problema y vamos a llegar a ésta catástrofe’. No. Hay muchas variantes, hay muchas incógnitas. El ser humano responde en forma inesperada a estímulos que no se imaginaban los gobernantes, y éste es uno de esos estímulos que no han visto todavía algunos de nuestros políticos; no han visto el estímulo que representaría esta moneda para el psique de los mexicanos. ¡Sería un gran estímulo!
Rocha: Y a propósito de estímulos, ¿qué espera provocar usted en los lectores de este libro “La plata y la crisis anunciada”? ¿Cuál es su propósito fundamental de cara a sus lectores potenciales?
Don Hugo: Que tengan más confianza en lo que les estoy diciendo; porque si ya les dije lo que iba a suceder, y sucedió, pues créanme que si les anuncio algo bueno también va a suceder.
Rocha: Es decir, en este libro hay un análisis y también una propuesta.
Don Hugo: Sí, ahí está la propuesta; insisto: vamos a monetizar la plata.
Rocha: Don Hugo, ¿algo más que usted quiera puntualizar en esta conversación, que espero se reanude muy pronto?
Don Hugo: Sí, que Dios ilumine a nuestros legisladores.
Rocha: Gracias, gracias de nuevo, don Hugo Salinas Price, por estar con nosotros en este Reporte 13. Y gracias también a ustedes por su atención, por su compañía pero sobre todo, por su confianza en este espacio. Y les recuerdo que los espero la siguiente semana en otro ‘Reporte 13’. Hasta entonces…