Explicó el encuestador Roy Campos que los ricos están descontentos por la Reforma Fiscal y que los pobres también, porque no tienen lo suficiente, y que “cada una de las diez”, (que en realidad son once) Reformas Estructurales le costó un punto de popularidad al Presidente Enrique Peña Nieto, que entró al gobierno en el 2012 con 57% de aprobación y hoy 1 de septiembre sólo tiene el 47%.
Nosotros decimos, a nuestra vez, que es difícil gobernar para todos y tener contentos a todos, al mismo tiempo.
Nosotros pensamos que no es que los ricos estén descontentos por la Reforma Fiscal en sí misma, sino que la verdad es que, como dicen en voz baja los contadores de las empresas, una parte importante de los empresarios mexicanos no pagaban con exactitud los impuestos que les correspondía, sino, como es conocido generalmente, evadían impuestos, cosa que ahora con la Reforma Fiscal es algo difícil.
La Reforma Fiscal en realidad se ha apegado a la teoría y la práctica fiscal internacional y es mucho menos agresiva que en los Estados Unidos, Francia, Alemania, Noruega, España, Japón y otros países adelantados; donde los empresarios y negociantes sí pagan impuestos de verdad.
En realidad México había sido hasta hace poco una especie de “paraíso fiscal”, como se llama en el lenguaje de los especialistas.
Y, paradójicamente, el PRD y algunos pensadores y representantes de izquierda también han expresado su molestia por las Reformas Estructurales, particularmente la Energética, la Laboral, la de Telecomunicaciones y otras, aún a sabiendas de que estas buscan un más rápido desarrollo nacional.
Decimos que es paradójico el enojo del PRD, cuando en los círculos políticos y financieros se sabe que la Reforma Fiscal propuesta por el Presidente Enrique Peña Nieto y aprobada por el Congreso de la Unión, recoge los principales planteamientos del propio PRD y de grupos de izquierda, a efecto de lograr una mejor distribución de la riqueza nacional de México, como son los postulados básicos del PRD, aunque antes fueron los principales postulados ideológicos de la Revolución Mexicana de 1910 y de la Constitución Política de 1917.
El Presidente Enrique Peña Nieto nombró como Director de la Condusef al señor Mario Di Constanzo, que fue un distinguido perredista, y más aun, funcionario del Gabinete Sombra de Andrés Manuel López Obrador, a efecto de poner en cintura a los bancos y a los banqueros, para que no abusen del público mexicano, que se ha visto sometido desde hace varios años al feroz apetito de las instituciones bancarias privadas y privatizadas.
Con los recursos públicos adicionales recogidos con la Reforma Fiscal se ha logrado llevar comida a tres millones de mexicanos en estado famélico, bajo la guía de la Secretaria Rosario Robles (SEDESOL), distinguida ex perredista, sucesora en el cargo de la Jefatura de Gobierno del Distrito Federal, del ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano; lo cual demuestra un reconocimiento al espíritu y a la ideología social del propio Partido de la Revolución Democrática (PRD), no obstante todo lo cual el Presidente de ese organismo, Jesús Zambrano, quien fue uno de los firmantes del llamado “Pacto por México”, ahora es uno de los mayores atacantes de la política gubernamental.
En un gesto de apertura política nunca visto antes, tanto la Cámara de Diputados como el Senado de la República, son ahora presididos por dos distinguidos perredistas: Silvano Aureoles y Miguel Barbosa, respectivamente, lo cual demuestra un espíritu de concordia y de inclusión política, así como confianza plena en las instituciones, por parte del liderazgo político del país.
El PAN por su parte, por voz de su Presidente Gustavo Enrique Madero, reclama la autoría de las Reformas Estructurales, sobre todo la Energética y la Política, diciendo que las propuso primero ese partido y no el Presidente Peña Nieto; de ahí su inconformidad.
Los pobres de nuestro país serán los más beneficiados con la nueva política económica del Gobierno del Presidente Peña Nieto; y el sector más privilegiado empresarial, continuando con el nivel de sus ganancias, tendrá que aportar más al desarrollo nacional, pero se le abrirán nuevas y muy importantes oportunidades de inversión en el Sector Energético y en el de Telecomunicaciones.
Con las Reformas Estructurales vendrá sin duda un nuevo impulso al progreso de México y de los mexicanos con un mayor equilibrio y equidad participativa.
LIC. MAURO JIMENEZ LAZCANO,
Director General de la Revista Macroeconomía