Por Miguel Tirado Rasso
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Con el inicio formal, el pasado 31 de marzo, de las campañas electorales en los estados de Chiapas, Morelos, Puebla y Veracruz, cuatro de las nueve entidades en las que habrá elecciones para gobernador el próximo 2 de junio, la jornada electoral más grande de nuestra historia (20 mil 708 puestos de elección popular en juego) arranca plena en su fase de campaña, en todos los escenarios y con todos sus actores políticos. Las otras cinco entidades, ya en campaña, son Guanajuato, Jalisco, Tabasco, Yucatán y la CDMX.
Recordemos que el actual es un proceso concurrente, en el que, además de la Elección Federal para la renovación de la Presidencia de la República y la totalidad del Congreso federal, 500 diputados y 128 senadores, habrá elecciones en las 32 entidades federativas. En todos se renovarán los congresos locales, menos en Coahuila. Y en 30 estados habrá elecciones municipales. Las excepciones son Durango y Veracruz.
En el contexto de polarización política que vive el país, la disputa por el poder se plantea en un escenario de dos fuerzas políticas, agrupadas en alianzas electorales. La del poder, integrada por Morena, el Partido del Trabajo y el Partido Verde (PVEM), denominada Juntos Haremos Historia y la de la oposición, formada por el PAN, el PRI y el PRD, Fuerza y Corazón por México.
Hay un séptimo partido político registrado, Movimiento Ciudadano (MC), que, siguiendo una particular y un tanto sospechosa estrategia, optó por actuar en esta contienda electoral de manera independiente, con candidatos propios. Su posibilidad de éxitos electorales, es escasa y en algunos casos parecería que su participación, más que apostar por el triunfo de sus candidatos, buscaría dividir el voto de la oposición para facilitarle el camino a los candidatos del oficialismo. Por supuesto, que esto es una mera especulación.
En la geografía política actual de nuestro país, Morena gobierna, directamente, en 21 entidades, a las que habría que sumar dos más de gobiernos simpatizantes, Morelos del Partido Encuentro Social (PES) y San Luis Potosí del Partido Verde (PVEM). El Partido Acción Nacional, tiene 5 estados bajo su bandera; el PRI, dos y MC, dos. De las 9 entidades con elecciones para gobernador en la próxima jornada electoral, cinco pertenecen a gobiernos de Morena, Chiapas, Puebla, Tabasco, Veracruz y la CDMX, más su aliado, Morelos. De Acción Nacional son dos, Guanajuato y Yucatán, y uno de MC, Jalisco.
En una estrategia, en la que el manejo de las encuestas y su publicación constituye un importante factor para el partido en el poder, la constante es que los candidatos de Morena superan por amplio margen a los de la oposición. Esto lo podemos ver claramente en la campaña presidencial y en la de los candidatos a las gubernaturas. En algunos casos se disparan con diferencias tan exageradas, que hacen pensar que de lo que se trata es de crear la percepción de que “este arroz ya se coció”.
En ese rubro, Morena le lleva ventaja a la oposición que poco cuestiona los números que se publican. Sabemos que estos estudios son fotografías de un momento, que sus resultados dependen de cómo se elaboran y que no es difícil su manipulación. Pero tienen un impacto en el electorado al que intentan convencer de que el triunfo del oficialismo es inevitable para lo cual hay un bombardeo de encuestas con grandes márgenes que lo colocan muy por arriba de sus competidores. Así, cualquier resultado que difiera de estos estudios, y señale como ganador a un candidato opositor, será cuestionado e impugnado, bajo el alegato de que los números históricos siempre fueron favorables a Morena.
Por lo pronto, en el caso de las nueve gubernaturas en juego, podríamos señalar que, lo que hace algunos meses se veía como un paseo electoral para Morena, las cosas se han complicado. Guanajuato, Yucatán, Morelos y la CDMX podrían quedarse con la alianza opositora, y Jalisco, conservarlo MC. Puebla y Veracruz, corren riesgo de perderse. Sólo Tabasco y Chiapas, parecerían territorios para el partido oficial. Pero si se revisan las encuestas que manejan en la 4T, todos sus candidatos a gobernador aparecen con diferencias de más de 40 puntos sobre sus opositores. Únicamente en los casos de Jalisco, Yucatán y Guanajuato, no les queda de otra que, prudentemente, apuntar una ventaja de sólo10 puntos. Bueno, es que ellos manejan los otros datos.