El Colegio de Economistas rechaza el “Paquete Fiscal” de Calderón y Carstens
Cuando esperábamos una iniciativa transformadora, con una visión de estado y una estrategia para modificar el rumbo, nos presentan un ejercicio tecnocrático recaudatorio pro cíclico y chapucero.
Decidieron que no les importa que sufran y se enojen muchos si unos cuantos conservan sus privilegios tributarios.
Decidieron que lo importante es resolver la quiebra financiera del gobierno y no los problemas de la gente.
Se sienten dueños de los recursos, olvidando que les corresponde solamente ejecutar lo que la soberanía popular decida y desde una soberbia ridícula no quieren discutir, sólo quieren explicar lo que ni ellos mismos entienden.
Son creadores de un vampirismo hacendarlo que socava la integridad del tejido social y anula las esperanzas de progreso para millones de jóvenes mexicanos.
Nos tienen discutiendo las formas y no el fondo. Típico de sociedades despolitizadas
Es una incitación a lo binario, al maniqueísmo. Nos dan a elegir entre la peste y el cólera con ideas tan frescas como la mano de Obregón.
Nosotros pensamos que si no interrogamos a fondo el orden económico, se nos puede colapsar la Nación.
Nosotros pensamos que lo fiscal es el eje de un pacto social que establece con justicia quién pone qué y define con claridad para qué.
Pensamos que naufragará la tentativa de ejecutar la tarea que exige la depresión económica con las herramientas del modelo que fraguó el fracaso.
Qué más debe sucedemos para que la tecnocracia atrincherada en el poder burocrático despierte del shock y sea capaz de comprender la complejidad de lo que vive México
Qué más debe sucedemos para que la tecnocracia recupere el sentido común y puedan percibir que la realidad es radicalmente distinta de lo que sus dogmas afirman.
Me recuerdan a Luis XVI desarmando un reloj mientras el pueblo tomaba la Bastilla.
Hace algunos días vimos un programa televisivo producido por Presidencia de la República con nuestros impuestos, en el que el Presidente se reúne a platicar con cien ciudadanos.
Celebramos su interés en escuchar a la gente y nos encantaría tomarle la palabra.
Porqué no se reúne con cien economistas de todas las corrientes para que, en vez de perder el tiempo en alardes demagógicos de comunicación acartonada, encare su principal problema, que es poner en marcha la economía en beneficio de la mayor parte de los mexicanos.
Porqué no asume su responsabilidad de Jefe del Estado Mexicano y convoca a la construcción de un pacto nacional por la Reforma Económica en el que participen los factores reales de la producción, empresarios, organizaciones sindicales y sociales, las universidades y centros de investigación, organizaciones sociales y sindicatos, entre otros.
Las respuestas no van a surgir de una cofradía neoliberal que perdió el discurso, que perdió el rumbo y no saben qué hacer.
Las respuestas no van a surgir de una legislatura acotada. Las respuestas no van a surgir de unos cuantos representantes de la oligarquía mexicana y tampoco van a surgir de las agencias financieras internacionales.
Las respuestas tiene que surgir de un ejercicio republicano que permita la expresión de los muchos méxicos, de sus muchos tiempos y regiones y recoja las diversas propuestas de solución que la inteligencia nacional ha producido.
Han perdido el sentido de la orientación -no tienen rumbo-; han perdido el sentido del tacto -no sienten los problemas de la gente-; han perdido el sentido del oído -no escuchan más que sus discursos al espejo-; han perdido la vista -sólo les alcanza para lo cortito- y lo peor: su sentido del olfato se ha atrofiado en los pasillos burocráticos del poder y no se percatan que el País huele a pólvora y a pobreza.