¿Dónde está el Canciller Ramón de la Fuente?

Por el Lic. Mauro Jiménez Lazcano,

Director General de la Revista Macroeconomía

En medio de la lucha diplomática que hay entre Estados Unidos y China, y que parte de ella se desarrolla en México, la clase política se pregunta “¿dónde está el Canciller Ramón de la Fuente?”, porque tanto él como los monosabios que rodean a la Presidenta Claudia Sheinbaum Pardo, la han abandonado para que, como se dice, “la cuerne el toro”.

Es conocida la famosa frase del Mariscal Karl von Clausewitz, quien definió a “la guerra como una continuación de la diplomacia por otros medios”; eso es lo que está ocurriendo en México pero ¡No está el Canciller!

Y tanto es así, que lo único que se sabe que le ha aconsejado a la Presidenta Claudia Sheinbaum, en su lucha contra Trump, es que “mantenga la cabeza fría”, y es un buen consejo psiquiátrico, pero no diplomático; y es que el Canciller es un psiquiatra no un diplomático de carrera, por lo cual en la televisión, en la prensa y en las entrevistas, se ve a la Presidenta totalmente abandonada a sus propias ideas y concepciones políticas que, probablemente son bien intencionadas pero no las mejores, ya que ella misma es una ingeniera y doctora en ingeniería, pero no en diplomacia, en política exterior.

Así que, por ejemplo, Larry Rubin, de la American Society le dice públicamente al Canciller mexicano Ramón de la Fuente que “no se ande juntando con los BRICS”, es decir con países como Brasil, Rusia, la India, China y Sudáfrica, que están formando un bloque antioccidental; así se lo advirtió Larry Rubin a Ramón de la Fuente en la recepción que la American Society organizó para el Embajador Ronald Johnson, el sábado 12 en la noche, en el Hotel Camino Real, a donde no asistió ninguna representación oficial del Gobierno mexicano, lo cual puede considerarse como una falta diplomática grave, dada la importancia de la presentación del Embajador norteamericano.

Todo ello ha dado lugar a que la propia Embajada China, responda fuertemente aquí en México al Embajador Ronald Johnson, en su discurso en que advirtió el cuidado que México debe tener hacia China.

Cualquiera persona entiende que es lógico que la Presidenta de la República no sea una experta diplomática y ni siquiera una experta en materia económica en la relación que México tiene con los Estados Unidos; pero para eso tiene al Canciller Ramón de la Fuente, para enfrentar y contestar los asuntos diplomáticos; y en lo económico al Secretario Marcelo Ebrard, quien se nota que hace el trabajo de mejor manera; pero es francamente criticable que a la Jefa del Ejecutivo se le vea insegura y poco informada para sostener las relaciones diplomáticas con un personaje tan difícil como es el Presidente Donald Trump.

Y todo ello, en medio de un ambiente en que los monosabios, los empleados de medio y bajo nivel que tiene a su alrededor la Presidenta, le dan consejos equivocados y trabajos deleznables, si se considera que México es un país de primer nivel y que tiene una rica formación de diplomáticos, embajadores y ex embajadores, que podrían orientar a la Presidenta Sheinbaum hacia mejores soluciones en los graves problemas que confronta.