Después del rotundo “NO”, Grecia entra a la etapa de los compromisos
Los últimos acontecimientos políticos, económicos y sociales que se dieron en Grecia después del rotundo “NO”, significan en términos generales un verdadero entramado de signos y símbolos que no nos permiten predecir con claridad lo que va a suceder con la nación helénica, máxime si no se entrega a las instituciones acreedoras un plan creíble, claro y de largo plazo que realmente entiendan. Es eminente que desde la salida del ministro de finanzas Yanis Varoufakis, que tanto le gustaba ser el foco de atención que terminó por achicharrarle, que tendrá que haber un reposicionamiento discursivo de las fuerzas políticas en el Parlamento. Los partidos políticos saben ahora que el 61% de los votantes del referendo expresaron su repudio a las medidas de austeridad y al plan de rescate financiero de las instituciones (antes troica), y eso, les da un margen de maniobra política que atrapa a Alexis Tsipras y reduce su capacidad de negociación ante el Euro grupo. Euclides Tsakalotos, nuevo Ministro de Finanzas, es parte de este entramado, sus días están contados entre la gloria y el infierno. Las arcas de Grecia están prácticamente vacías como para experimentar el regreso al dragma, la productividad está severamente afectada, los turistas ven hoy en día a Grecia de forma diferente y las oportunidades de inversión extranjera directa se han desplomado. Ante ese escenario es poco viable la captación de divisas e incrementar la liquidez del país.
Gente cercana a Euclides Tsakalotos, dicen que hará menos uso de la teoría de los juegos y será más capaz que su antecesor de hacer una oferta clara, concreta y de largo plazo; sin embargo, ello no será posible porque de hacerlo tendría al pueblo en su contra; su salida es dimitir. Grecia no es, como en la mitología griega, una vasija de fuente inagotable de agua que nunca necesita llenarse.
Lo que corresponde al contenido de las negociaciones con las instituciones (FMI, Banco Central Europeo y la Comisión Europea) o la troika, deberá ser de una sola línea para que las entienda el electorado del NO; orgulloso de su propio sacrificio, tal y como lo hizo Prometeo cuando robó el fuego a Zeus sabiendo que sería castigado a un interminable sacrificio
Lo que define el referendo no es la intención de los helenos de salirse de la zona del Euro, sino más bien de expresar por primera vez en 5 años de austeridad su capacidad de libertad. En principio, los mercados del mundo tomaron con calma este suceso; el Euro y las principales bolsas bursátiles internacionales tuvieron poca volatilidad Mientras en Grecia continuo el corralito, se limitó la venta de productos farmacéuticos y de otros insumos. Los comerciantes en pequeño, en su mayoría votantes del “SÍ”, esperaban recuperar la liquidez, con la esperanza de que el mercado interno se dinamizara nuevamente. Incluso a pesar de la crisis financiera, en estos últimos cinco años la clase media se incrementó, ahora se ha detenido esa tendencia.
Con el rotundo NO, un segmento importante de la población helénica le da oxígeno político a Tsipras para revivirlo con respiración artificial, por lo menos antes de que demita y llame a una elección anticipada, como seguramente sucederá si no logra aceptar las condiciones crediticias de las instituciones e inyectarle liquidez a la economía en los próximos 6 meses. Ya han pasado 6 meses desde que ascendió al poder su partido, Syriza, y no sólo ha agudizado la crisis financiera sino logrado ponerla sobre los hombros del orgullo nacionalista griego.
Al escribir esta columna continuaba más de lo mismo: una deuda impagable, un desempleo agobiante, múltiples activos públicos inoperantes y poca certidumbre de Grecia dentro de la zona Euro. Para algunos analistas el referendo le dijo NO a la zona Euro y a la Unión Europea, si pasa algo o no, significará mucho para los movimientos políticos de los partidos en Francia, Portugal, Italia y España que se moverán más hacia la izquierda y menos hacia el centro, los líderes de estas naciones lo saben y piden cordura pero sin concesiones peligrosas.
Todo lo que se había logrado en 5 años ha quedado en el aire y de ahora en adelante sólo queda la resignación que se llevará como lápida hasta que la austeridad ceda al crecimiento económico y a las finanzas sanas. Durante mi visita a Grecia, platiqué con funcionarios y vicepresidentes bancarios todos coincidían en que la economía pronto se recuperaría; no lo dude ni un instante porque observé a un sector privado altamente competitivo, gente muy trabajadora dispuesta a dar lo mejor de sí para alcanzar los niveles de productividad de un país altamente educado, tecnificado, eficiente y visionario.
Al irse el Ministro de Finanzas, Varoufakis, quien decía “me llevo el odio de los ministros de finanzas de la zona Euro como un orgullo”, se baja el telón de esa obra teatral, se termina el el protagonismo de un hombre altamente inteligente pero secuestrado por sus declaraciones poco afortunadas y sus poses de VIP.
Por lo pronto el panorama financiero en el corto plazo se ve muy sombrío y es probable que para hacer frente a los acreedores se tenga que abrir una nueva línea de crédito de entre 36 mil y 50 mil millones de euros, economistas europeos dicen que serán 56 mil millones de euros. Nada de esto se puede dar sin que Grecia asuma las medidas de austeridad ya negociadas con la troika. Si algunos piensan que 5 años de austeridad fueron suficientes como para continuar por el mismo sendero, todavía hay que esperar aún más hasta que Grecia llegue a la estabilidad macroeconómica, y para ello hay muchos sacrificios por delante. Cabe hacer algunas preguntas. ¿Se venderán los activos públicos sobre todo de infraestructura aeroportuaria en la fase siguiente? ¿Bajo estas circunstancias de incertidumbre seguirá incrementándose el turismo? ¿Sin austeridad presupuestal podrá bajar el desempleo, principalmente entre los jóvenes? ¿Se mantendrán como están los recortes a las pensiones de los jubilados gubernamentales y se seguirá con las políticas austeras dentro del gasto corriente? Son preguntas que al paso del tiempo se irán despejando.
Con el ascenso del liderazgo de Tsipras, parecía que se regresaba al pasado pero que el referendo le obligaría a dimitir pero no fue así. A pesar de que los bancos no abrieron por varios días, de que se limitó el retiro de efectivo en los cajeros automáticos, de que no hubo suficiente dinero para comprar los insumos básicos como aceite, papel higiénico, jabón, arroz, etc., de que la economía funcionó a medias; al final del día, la gente le dio el respaldo a Tsipras; ahora le toca o dimitir o acceder.
Durante la etapa de las duras negociaciones con la troika, el partido en el gobierno y su liderazgo dañaron la confianza empresarial, generaron reacciones financieras negativas en otros países donde los mercados bursátiles se desplomaron, y las tasas de interés de los bonos de largo plazo de países avanzados disminuyeron, síntoma claro de salida de capitales de países riesgo. Los capitales salieron en busca de refugios seguros en naciones más estables financieramente como Estados Unidos, Alemania, Inglaterra y Japón. Varias monedas del mundo se depreciaron, incluyendo al peso mexicano.
La posición marginal del SÍ en el referendo no determinó el destino político de Syriza y su liderazgo. Otro será el caso si el “NO” significa la salida de Grecia de la Eurozona y no se puede ver tal escenario con optimismo sobre todo porque no se hay forma de imprimir el dragma sin respaldo geoestratégico de las instituciones financieras internacionales. Se hacen algunas hipótesis descabelladas sobre la posible alianza financiera con Rusia y China, una situación que seguramente no quieren ni los rusos ni los chinos, y menos los empresarios griegos.
Es interesante el suceso si ponderamos que Grecia representa sólo el 2 por ciento de la economía europea en general como para atemorizar; y su deuda, sobrepasa el 157% del producto interno bruto como para entrar a una etapa intransigente. Los bancos griegos llegaron a tener una liquidez de sólo 500 millones de euros disponibles e incrementarlo sin líneas de crédito del Banco Central Europeo es impensable.
Por otra parte, este suceso político-financiero, manda un mensaje a Portugal, España e Italia que ahora podrán crear su propia versión de la crisis griega. El referéndum griego fortaleció, y disminuyó a la vez, el poder de Tsipras en las negociaciones con la troika y vale la pena seguirlas para conocer su contenido frente a las posiciones de austeridad y reformas estructurales dictadas por el Banco Central Europeo, la Comisión Europea y el Fondo Monetario Internacional.
En política se pueden cometer errores pero en finanzas los errores son críticos; y, Tsipras demostró que el poder político distanciado de la capacidad financiera puede ser disfuncional y aún así, sobrevivir temporalmente. Momentos de gloria que debe disfrutar, después será la hora de los compromisos.
Por el Dr. Jorge Navarro Lucio