Despedida a Juan Arvizu: por Elda Cristina, su alumna
Por Elda Cristina Merino Quintero
Me solía llamar de una forma muy peculiar yo para él era Jacinta.
Juan Arvizu se llamaba el hombre que aparte de ponerme ese sobrenombre me potregio de manera sorprendente, lo conocí hace un poco más de 20 años yo estaba haciendo mis practicas en el periódico El Universal en donde él ya era el señor Arvizu.
Nuestro trato comenzó con un buenos días, señorita, o un buenas tardes señorita. De ahí, cada quien siguió su camino hasta hace 12 años que Juan Arvizu me tomó en sus manos y me ayudó a moldear mi camino profesional, Juan era de apariencia tranquila y serena, pero tenía un dictador dentro de él, férreo y tenaz! muy tenaz! Terquedad que le valió para ser el gran hombre que llegó a ser. Juan y yo caminamos juntos en varias aventuras, juntos de la mano por varias situaciones siempre dándome su apoyo incondicional, su cariño paternal, su gran serenidad, Juan siempre estaba en todo momento, él me solia decir “Tenemos que festejar nuestros triunfos Jacinta” y así era, festejabamos en innumerables comidas platicando por horas, maquinando la vida.
Vida que fue muy generosa conmigo pues puedo decir con orgullo que recibí gran sabiduría del Señor Arvizu. Fueron muchos años de la mano y del cuidado de él. Este espacio sería muy reducido para contar tantas y tantas experiencias, que me llevó en el alma gracias a generosidad, Juan ya presentía su partida pues todavía se despidió de mi en diciembre del año pasado. Me dijo jacinta ya cumplí contigo en esta vida. Ya no te debo nada. Yo asombrada le conteste !! No, todavía tenemos muchas cosas que hacer juntos! A lo que él respondió con un rotundo no.
Juan Arvizu, nació para ser homenajeado y murió homenajeado.
Juanito cumpliste de manera pulcra y perfecta conmigo, gracias Juanito Arvizu.
Gracias te da Jacinta.
