“Delirios populares extraordinarios y la locura de las masas”
El Bitcoin representa un delirio que es impermeable ante la Razón
Por Hugo Salinas Price
Estamos en el año 2021 y el mundo padece una renovada “locura de las masas”. El “delirio popular” de nuestro mundo en este siglo XXI, es, sin duda, su fascinación con el “Bitcoin” y las demás “criptomonedas”.
Resulta absolutamente inútil discutir con aquellos que padecen el delirio que representa el Bitcoin et al. El Bitcoin representa un delirio que es impermeable ante la Razón.
Buena parte de nuestro mundo, especialmente las “naciones más desarrolladas” padecen este delirio, debido a la omnipresencia de la Internet.
Sin duda, el Bitcoin y sus imitaciones, son maravillas técnicas.
No repetiré todos los elogios que recibe la tecnología del Bitcoin.
Acepto su seguridad, su confidencialidad, su presencia instantánea en cualquier momento, donde sea que exista Internet. Todo esto es excelente.
El hecho de que el Bitcoin y sus imitaciones sean el mayor y más extendido delirio popular y locura de las masas que jamás se hayan manifestado entre la humanidad, nace del hecho que el Bitcoin y sus imitaciones no guardan relación alguna con algo tangible y, al mismo tiempo, son accesibles en forma inmediata al mundo entero, por medio de la Internet.
El Bitcoin y sus imitaciones tienen una cierta relación psicológica con la brujería, que tuvo mucho auge en siglos pasados. La creencia en el Bitcoin es una esperanza positiva respecto a la protección segura de la riqueza personal y de su incremento mágico, mientras la creencia en la brujería trae consigo temor y repulsión. Pero en lo fundamental, ambos son “delirios populares” – el Bitcoin infunde esperanza de seguridad monetaria y el deseo de incrementar rápidamente la fortuna monetaria personal, y la brujería infunde terror de espíritus malignos. Tanto el Bitcoin como la brujería carecen de relación con algún mérito o demérito personal – o sea, digo que con el Bitcoin te puedes sentir rico, sin haber dado golpe alguno de trabajo productivo, ni haber creado una sola idea productiva; y por el terror a la brujería, puedes consentir un temor que no tiene base en la realidad.
Para colocar al Bitcoin y sus imitaciones en el contexto del libro que menciono, “Delirios populares extraordinarios y la locura de las masas”, presento a continuación el índice de su contenido:
1. La manía monetaria – el proyecto del Mississipp
2. La burbuja de los Mares del Su
3. La burbuja de los tulipane
4. Los alquimista
5. Las profecías moderna
6. Lectura de la suerte en la man
7. Los magnetizadore
8. La influencia de la política y la religión sobre el pelo y la barb
9. Las Cruzada
10. La manía de las bruja
11. Los envenenadores con veneno lent
12. Casas embrujada
13. Tonterías populares respecto a grandes ciudades
14. Admiración popular a los ladrones célebres
5. Duelos y graves sufrimiento
16. Reliquias
De modo que, en este siglo XXI, la humanidad padece los “delirios populares extraordinarios y la locura de las masas” más grandes que jamás se habrán manifestado en los últimos milenios.
Técnicamente, el Bitcoin y sus imitaciones son maravillas tecnológicas. Pero en lo que toca a la humanidad, no son más que delirios aceptados por la locura de las masas.
Los propietarios de Bitcoins y sus imitaciones le han concedido valor monetario a la posesión de estos dígitos electrónicos – porque su posesión protege al propietario de un Bitcoin, o de una minúscula parte de un Bitcoin, contra su robo.
Muy bien: digamos, pues, que un Bitcoin vale unos $50,000 dólares, y que es tuyo, solamente tuyo, y que no puedes perderlo por robo. Y quizá tu Bitcoin valga más, mucho más, en el futuro próximo. ¿Qué tiene de malo eso?
La GRAN PREGUNTA, que jamás se menciona, es: “¿cuál será el valor de lo que vale el Bitcoin”?
Digamos que el Bitcoin se cotiza a $50,000 dólares. Y te parece una gran suma.
Exijo una aclaración: “definamos qué es un dólar americano, o cualquier otra moneda que existe en el mundo hoy en día.”
La respuesta correcta sería: “un dólar americano es un dígito electrónico, creado en los Estados Unidos, por una institución que se llama “Federal Reserve Bank of the US of A.”
Todas las monedas del mundo nacen de la misma forma, por medio de los bancos centrales de sus respectivos países.
Todo el “dinero” en el mundo de hoy, no es más que dígitos electrónicos.
El escritor L. Frank Baum, autor del libro “El Mago de Oz”, describe una escena en su libro, donde la heroína Dorothy y sus compañeros, el Espantapájaros, el Hombre de Hojalata y el León Cobarde, son espectadores de una impresionante escena en el teatro de la Ciudad Esmeralda de Oz. Repentinamente, el perrito de Dorothy – Toto – jala una cortina que oculta al Gran Mago de Oz, que ha estado manipulando cuerdas y alambres para presentar un escenario de espanto, a los visitantes a la tierra de Oz. Toto hacer ver que ¡todo ha sido un FRAUDE!
Yo le atribuyo valor a una buena taza de café, a una buena comida, a la buena ropa y a mil cosas más, pero no puedo concederle valor a un dígito electrónico, cuyo valor no tiene relación con alguna cosa que sea tangible. Ni me inspira deseo alguno de deshacerme de dólares (que de por sí ya no son más que dígitos electrónicos) para comprar un “Bitcoin”, aunque millones de otras personas SÍ le den valor a ese dígito electrónico que ha estado subiendo de valor.
Hay que pensar: “¿qué les sucederá a los miles de dólares que se supone vale un Bitcoin, el día que la Reserva Federal aviente la toalla y deje de existir?” Al final, cuando colapse el dólar – como sucederá, con toda seguridad – y deje de existir, entonces todas las monedas del mundo denominadas en Bitcoin nada valdrán, ya que el dólar es la moneda de reserva que respalda a todas las demás monedas del mundo – con la excepción, quizá, del rublo ruso y el yuan chino.
Algún día se publicará un libro, con el título de “El máximo delirio popular y la locura de las masas que creyeron en el mito del Bitcoin.”