Del Inmovilismo al Dinamismo Laboral
Por Julio A. Millán B.
… Han pasado décadas desde que la ley laboral se redactó y la dinámica de la economía y la evolución de los mercados han transformado sustancialmente el escenario sobre el que operan las relaciones de trabajo. Es imprescindible liberar a nuestra economía de los grilletes que restringen a la actividad empresarial y su relación con la generación de nuevas plazas.
El porcentaje de la población económicamente activa que tiene un empleo formal, subordinado y remunerado, apenas llega al 58%. Las altas cifras de subempleo y de informalidad son un indicativo de la dirección que está tomando nuestro país a consecuencia del inmovilismo laboral. Pero no todo depende de la ley, urge también una política de mercados laborales que detenga el deterioro del empleo. La generación y el mejoramiento de los empleos no es súbita, se requiere una política integral, que focalice las acciones del gobierno, de las empresas y de los trabajadores en programas que mitiguen los efectos negativos de la crisis y que potencien el empleo en tiempos de crecimiento.
El papel del Estado es facilitar el consenso entre actores con base en nuevas reglas que dinamicen a los mercados laborales. Precisamente, la falta de un consenso entre empresarios, trabajadores y el Estado en materia laboral, ha promovido un juego aislado, donde los actores no encuentran el equilibrio que transforme las relaciones laborales en mayor productividad y por ende, cada uno vela por un legítimo pero inarmónico interés individual en vez de pugnar por la suma de esfuerzos. México debe incrementar su productividad laboral para competir exitosamente en el ámbito internacional.
Los tiempos del enfrentamiento y del uso de las leyes laborales para confrontar deben terminar. Los sindicatos y las centrales obreras deben modernizarse. Es tiempo de cambiar de mentalidad, de comprender que el empleo es la base del conocimiento de una sociedad, que invariablemente promueve un incremento del capital de un país y que de ello, depende su exitosa inserción dentro de los mercados globales. Un millón de empleos al año suenan utópicos si no se alinean las políticas económica, fiscal, monetaria, laboral y educativa. Mientras más nos encaminemos hacia la senda decisión que conviene al país, mayor seguridad social tendremos.