Dante Delgado Rannauro reconoce el liderazgo democrático de Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano y lo declara “pilar del nacionalismo mexicano”
SENADOR DANTE DELGADO RANNAURO: Ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano.
Senadora Mónica Fernández Balboa, presidenta del Senado.
Senador Ricardo Monreal, presidente, y compañeras y compañeros coordinadores de los grupos parlamentarios e integrantes de la Coordinación Política del Senado de la República.
Senador Clemente Castañeda, coordinador nacional de Movimiento Ciudadano.
Licenciado Francisco Labastida Ochoa, destacado mexicano.
Compañeras senadoras y compañeros senadores.
Muy distinguidas invitadas e invitados especiales.
He escuchado al ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas decir que el cardenismo no existe. Esa es una de las pocas cosas en las que difiero con él, afortunadamente para México, afortunadamente para todos, hubo y hay cardenismo.
Hubo un cardenismo que forjó el orgullo y la identidad de lo mexicano, que fue pilar de la construcción moral e intelectual del nacionalismo, y que hizo realidad las causas fundamentales de la Revolución: la Reforma Agraria, la expropiación petrolera, la nacionalización de los ferrocarriles, la implementación de una política exterior digna y ejemplar, y una visión de futuro que se plasmó en los programas educativos y en la primera iniciativa para reconocer el derecho al voto de la mujer y legalizar la marihuana
Sí hubo un cardenismo, el que construyó las bases sociales del México moderno. Y también hay un cardenismo que significó la apertura democrática en nuestro país, que provocó la primera grieta en un régimen intolerante y autoritario, que es la causa moral e intelectual de la caída del régimen, la primera esperanza, el signo de que otro México era posible.
Sí hay un cardenismo, el de la defensa de la soberanía y la dignidad del país, el de los principios y valores democráticos que han servido de guía e inspiración a varias generaciones de mexicanos.
Estimado ingeniero:
Sí hay cardenismo, el del general Lázaro Cárdenas y el que surgió con usted. No sólo haciendo honor al legado de su padre, sino a partir de la historia de lucha de la que ha sido protagonista. Un cardenismo que aún necesitamos.
Cuauhtémoc Cárdenas es el hombre que encabezó una de las más importantes batallas por la democracia, quien provocó la primera derrota del régimen, quien padeció el primer gran fraude electoral, quien lideró, dio alma y sentido a la oposición, y quien no se dobló ni ante la seducción ni frente a la brutal embestida de un sistema que se resistía al cambio.
El ingeniero Cárdenas se ha mantenido firme en lucha y convicciones. Ganó la primera elección para Jefe de Gobierno de la Ciudad de México y construyó la oposición sensata, ejemplar y consistente que necesitaba el país.
Sus batallas, sus aparentes derrotas y sus victorias históricas, son motivo suficiente para este homenaje.
Pero hay más, con el ingeniero siempre hay más.
Están sus convicciones, su memoria, su lucidez, la serenidad con la que ha desempeñado todas sus responsabilidades en la vida pública, pero sobre todo su resistencia a que se deje de creer que las ideologías importan, que los principios importan. Su firme decisión a tener una postura y mantener firmeza en ella.
El cardenismo del ingeniero, siempre han sido un esfuerzo incluyente que desborda los partidos y siembra luchas e ideas que México cosecha después.
Un ejemplo, es el programa plasmado en su libro “Un México para Todos”, un ejercicio colectivo que fue, sin duda, el mejor proyecto de país planteado en su momento; así como la Fundación para la Democracia y la iniciativa Por México Hoy, que dan cuenta de su apuesta por el diálogo, la sensatez, la tolerancia y su incansable y generosa acción política.
En una época en que el pragmatismo se impone, las ideas tienen una mayor importancia.
Es por eso que las ideas del cardenismo siguen vigentes y es indispensable revisarlas, pensarlas.
Hoy más que nunca, es necesario escuchar al ingeniero Cárdenas, y es la razón por la que cito sólo alguno de sus planteamientos: “Hay que pensar y discutir el país que queremos, tener un proyecto claro hacia dónde vamos, hacia dónde tenemos que movernos. Hay que dar vigencia plena al Estado de derecho, que se cumpla la ley, que no haya tolerancia ni se proteja a los corruptos contra la impunidad que brinda la autoridad. Hace falta una ideología democrática y consecuentemente igualitaria, libertaria, republicana y, como tal, de reconocimiento e impulso de los mecanismos de participación del pueblo en las tomas de decisiones”.
Ya en 2006, en una carta abierta, nos alertó del grave problema que priva en la política mexicana, dijo entonces: “Hoy no se discuten programas, se menosprecian las ideologías, los principios; no constituyen compromiso ni parece que sean para observarse. Priva el oportunismo y la idea única de lealtad momentánea al posible cargo”.
El cardenismo es indispensable para pensar el presente y el futuro de México y, en reconocimiento a sus invaluables aportes a la democracia, es que Movimiento Ciudadano decidió que la sala principal de nuestro grupo parlamentario en el Senado de la República, lleve el nombre de Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano.
Un modesto pero merecido homenaje para un hombre que ya es parte de la historia de México.
Cuauhtémoc Cárdenas siempre ha estado a la altura de sus circunstancias. Supo cuando era el momento de construir, de organizar, de dar la cara y encabezar un movimiento social, pero también supo el momento en que debía avanzar por otros caminos.
Entendió que no cualquier victoria es la correcta y que un simple cambio de partidos no necesariamente significa un triunfo para los mexicanos.
Su decisión, sus decisiones en los momentos clave para el país, su firmeza al poner por delante sus convicciones, su idea de nación y mantener su congruencia sin importar las consecuencias, es lo que hoy le permite ser un referente histórico, el líder moral de la izquierda progresista y un hombre indispensable para alcanzar el cambio que México aún necesita.
Muchas gracias.