Claudia lo decidirá
Por Quirón
Nuestro cerebro está dividido en dos hemisferios cerebrales, que piensan y reaccionan en forma contraria, uno del otro. Y este mecanismo está diseñado así, para poder comprender mejor la realidad.
Si sólo tenemos un ojo, sólo vemos la mitad del paisaje. Igualmente, si sólo usamos un hemisferio cerebral, sólo abarcamos una parte de las posibilidades.
Así que, de vez en cuando, es bueno ejercitar ambos hemisferios cerebrales y aceptar en la cabeza, al mismo tiempo, dos pensamientos o dos pronósticos, contrarios.
En este caso, sobre la política mexicana actual, llego a la siguiente conclusión.
Mi hemisferio derecho – encargado de aceptar la realidad – opina que la doctora Sheinbaum no logrará sacudirse la excesiva influencia de AMLO durante su gobierno, de manera que los errores que él ha cometido van a persistir, y eso provocará pronto una decepción.
Por otra parte, mi hemisferio izquierdo – encargado de vislumbrar lo ideal – responde lo contrario.
‘Nunca se sabe’… ‘nada está escrito’… ‘la liebre salta donde menos se espera’.
Y ese hemisferio también tiene razón, porque es cierto que la historia, tanto como la vida y el destino, siempre nos deparan una dosis de sorpresa.
Claudia será esa sorpresa. Logrará corregir dónde sea necesario, le imprimirá su propia visión, más moderna, a la 4T, y gobernará con espíritu incluyente. Gracias a lo cual logrará un buen gobierno. Situación que la beneficiará a ella, al propio AMLO y su partido, y a todo México. ¡Qué bien!
Así están mis dos hemisferios cerebrales en este momento, en reñida discusión y competencia.
Y yo… a la espera.
Porque ahora, como en cualquier competencia, sólo resta saber cuál de las dos partes gana.
Pero esa decisión no me corresponde a mí. Eso lo decidirá Claudia Sheinbaum.
O acaso, ¿no es verdad que ella, y sólo ella, la próxima presidenta de México, decidirá qué camino vamos a tomar?
¿Quién ganará en su pronóstico? ¿Mi hemisferio cerebral izquierdo o mi hemisferio cerebral derecho?
Emocionante espera.
Agosto, 2024.