“Clasemediero pobre no más, desarrollado aún no”
La clase media refleja un segmento de la población que valora el status que ha construido y tiene expectativas de crecimiento, es decir, busca la estabilidad política pero a la vez es capaz de impulsar los cambios económicos que la lleve a tener un mejor nivel de vida.
• El triunfo de Felipe Calderón en 2006 indica que mientras López Obrador se enfocó a la población de ingreso familiar menor a los nueve salarios mínimos, Calderón se dedicó a la población que sentía que cualquier cambio en la situación económica se traduciría en una crisis familiar.
• En México, la clase media ha experimentado las consecuencias de las crisis financieras. No es casualidad que su actitud política se incline a ser conservadora y rechace cualquier alternativa que pudiera alterar su seguridad.
• El cambio en las preferencias políticas en los últimos años es también un síntoma del crecimiento de la clase media: el número de votantes independientes (aquéllos que dicen no identificarse con algún partido) ha pasado de 29 por ciento en 1989 a casi 40 por ciento en el año 2007.
• El origen fundamental de la clase media mexicana está en personas que han sido esforzadas en la vida productiva, emigrantes, integrantes de la economía informal que no se apropian de lo ajeno, y empresarios en ciernes que se han dedicado a mejorar de manera sistemática pero azarosa, no a través de la explotación de privilegios asignados, sino de la asunción cotidiana de riesgos.
• Por otro lado, la clase media asociada al corporativismo con frecuencia enarbola un discurso proletario, no tanto para defender o promover los derechos de los pobres sino para preservar su condición de privilegio.
• La apertura comercial y el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) redujeron los precios de infinidad de bienes para las familias mexicanas, al tiempo que se ha incrementado la calidad y variedad de los bienes y servicios del país.
• En México, las familias de clase media han logrado ese status gracias al conjunto de ingresos que se acumulan en una familia, no sólo gracias a un ingreso individual.
• Hace sólo medio siglo, 80% de los mexicanos era pobre y, por tanto, lo era también el país. Hoy, la mayoría no es pobre y, por tanto, tampoco lo es el país. México debe aspirar en una generación a erradicar la pobreza extendida y llegar a tener 80% no pobres.
• Desde el año 2004 se ha duplicado el número de usuarios de servicios financieros. Alrededor de 57% de la población mexicana tiene acceso al sistema financiero. El número de usuarios del segmento C pasó de 63% a 74% entre los años 2007 a 2008, y de 41% a 61% para el D+.
• La presencia de grandes tiendas y supermercados en todo el país refleja que la participación extendida de la clase media no es sólo un fenómeno de las ciudades más importantes, sino de la gran mayoría de las zonas urbanas. Este hecho parece contradecir la constante queja de muchos empresarios de que no hay mercado interno.
• El crecimiento de establecimientos dedicados al entretenimiento es una muestra de los negocios que se crean para servir a las familias que ya tienen posibilidad de gastar más allá de lo elemental.
• La movilidad social es el factor clave para la consolidación de la clase media y ésta, a su vez, para la estabilidad y desarrollo del país en el largo plazo. No hay manera de acelerar la movilidad social si no se eleva la productividad de la actividad económica, porque este factor yace en el corazón del crecimiento de la economía.
• El reto para México es prevenir la erosión de la incipiente clase media y proveer las condiciones que sirvan de plataforma para apuntalarla. La oportunidad podría surgir si se eliminan los obstáculos al crecimiento.
Ser clasemediero es hacer fila para entrar al cine, viajar durante las vacaciones, tener acceso a Internet o pagar a plazos. También es contribuir a la estabilidad política, exigir más como consumidores y buscar las condiciones para que las próximas generaciones sean más prósperas. En “Clasemediero. Pobre no más, desarrollado aún no”, Luis de la Calle y Luis Rubio postulan esta visión.
El libro que hoy presenta CIDAC ofrece datos –a través de una colección de atractivas ilustraciones– que ponen de manifiesto un fenómeno que, a menudo, pasa desapercibido: México se ha convertido en un país de clase media, con un fuerte sentido de propiedad, pertenencia y derecho a preservar lo que tanto esfuerzo le ha costado alcanzar.
De acuerdo con la visión de los autores, las implicaciones de este cambio tendrán, entre sus muchas consecuencias, una sociedad que cada vez desee mayor estabilidad y exija más cuentas a sus autoridades. La clase media aspira a un futuro mejor e impulsa los cambios necesarios para alcanzarlo.
Al analizar cómo se dio esta transformación y precisar que todavía es tiempo de reducir la vulnerabilidad de la clase media a los vaivenes políticos y económicos, la obra de Luis de la Calle y Luis Rubio es una fuente de esperanza y optimismo en torno al futuro de México. En CIDAC esperamos que este trabajo sea una invitación para investigar, analizar y debatir más sobre la clase media en México.
Acerca de CIDAC
Con 25 años de existencia, el Centro de Investigación para el Desarrollo A.C. es un think tank independiente, sin fines de lucro, dedicado al estudio e interpretación de la realidad mexicana y a la presentación de propuestas viables para el desarrollo de México en el mediano y largo plazos. Elabora propuestas: que contribuyan al fortalecimiento del Estado de Derecho y a la creación de condiciones que propicien el Desarrollo Económico y Social de México; que enriquezcan la opinión pública; y que aporten elementos de juicio aprovechables en los procesos de toma de decisión de la sociedad.