Búsqueda de una Nueva Vida para los adultos mayores de las montañas del Estado de México
En el poblado de Santa María de Asunción Zolotepec, municipio de San Francisco Xonacatlán, cerca de la capital del Estado, en un lugar con una presencia étnica minoritaria, donde el índice de personas de la tercera edad como en el resto del país ha ido en aumento debido a los programas de salud implementados por el gobierno, en este sitio se ha integrado un grupo que en los últimos meses ha impulsado una corriente de rescate, conservación y divulgación, de una de las tradiciones más sentidas por la población, siendo esta la danza de arrieros cuyo contenido tiene un marcado sentido de identidad cultural tanto en lo social como en el religioso.
En la clínica donde reciben atención medica, contempla el ejercicio físico controlado, con la finalidad de mantener en condiciones optimas de salud aceptables a los pacientes, el cuerpo medico responsable de la clínica, haciendo eco de la buena disposición que han demostrado las personas mayores para realizar actividades físicas, organizo un grupo de danza asesorada por instructores de danza costumbrista con la finalidad de que las actividades físicas y de salud fueran dinámicas, cuidando en lo fundamental la salud e integridad física del grupo en su conjunto, aplicando en todo momento las directrices emanadas del cuidado medico, siendo positiva la interrelación que se ha creado entre el cuerpo medico y los beneficiarios obteniendo hasta el momento resultados ópticos, pues es evidente el bienestar que se observa al interior del grupo tanto en lo físico como en lo emocional, ya que este estado de animo ha representado para ellos el reencuentro con una “NUEVA VIDA”, nombre con el que se autodenominaron ante la motivación que encontraron y la enorme posibilidad que tienen para poder ejercer una actividad de carácter artístico y que además esta inserta en la idiosincrasia de la población y va de acuerdo con sus manifestaciones sociales y religiosas, los cual incide en la reintegración a la sociedad permitiéndoles en todos los aspectos palpar que su vida tiene un nuevo sentido manifestado a través de la danza.
Los datos que en la actualidad poseemos de nuestra vasta historia prehispánica se conocen gracias a las crónicas y narraciones de los frailes, así como los trabajos de los conquistadores, mismos que depositaron en sus libros las impresiones y los testimonios personales de los episodios que se vivieron durante la conquista (paradójicamente infame y redentora), así como los diversos elementos que conforman el bagaje y la estructura cultural de nuestra historia como los códices, la arquitectura, artes, tradiciones, ritos y rituales, los instrumentos musicales, pinturas, murales y esculturas.
Entre las culturas mesoamericanas, la danza como forma de manifestación artística tenía mucha trascendencia: más que entretenimiento, para ellos formaba parte de un ritual místico, lleno de significado y simbolismo; durante esta época, la música ligada a la danza juega un papel muy importante y su preparación y uso se hace constante en las grandes celebraciones de los más importantes templos a lo largo y ancho de la región mesoamericana.
Las culturas prehispánicas utilizaban la danza como una forma de rendir homenaje a las divinidades. Se bailaba, y al mismo tiempo se rendía tributo al dios sol, a la madre tierra, al “inframundo”, a la guerra. Todo era regido por los dioses. Todo era creado, observado, dirigido, por las deidades.
De este modo, al tener la danza un fin religioso más no pagano, como nos ha enseñado e impuesto la tradición religiosa occidental, todo lo relacionado con ella debía de poseer las características propias de un acto digno de los dioses.
La danza como manifestación, y que es inherente a cualquier manifestación humana en el aspecto religioso, los sentidos juegan un papel fundamental en desarrollo sicológico de los participantes.
La danza que efectúan es la representación de los arrieros que data desde el año 1833, y es hasta el año de 1893 que llega a la región y se implementa en el poblado de Santa María Zolotepéc en el año 1940, desde entonces dos veces al año se participa en la fiesta patronal que es el 15 de agosto y el 25 de diciembre durante la natividad, cuya finalidad como se señala líneas arriba es de agradecimiento y al mismo tiempo de liberación y adoración.
La danza esta compuesta de varias etapas que van desde la convivencia de los arrieros y patrones, hasta la participación que tiene los ladrones, así como las peticiones y elaboración de la comida, como finalmente el agradecimiento en el caso presente a la Virgen María.
La danza tiene un alto grado de complejidad, por el ritmo y los pasos acompasados de los que esta compuesta, debido a esta situación no es representada totalmente por el grupo que mayoritariamente esta compuesto por mujeres de la tercera edad, sin embargo el entusiasmo con que lo realizan es manifiesto, pues así es donde vemos a don Jaime, “Jaimito” para sus compañeras con sus 85 años derrochando vitalidad, igualmente lo podemos decir de Doña Valvita con su voz de extraordinaria exquisitez campirana, de Paty, Raquel, de todas y de cada una de las participantes que manifiestan a través de cada movimiento su animosidad y el deseo de conservar así como difundir las tradiciones y costumbres de la población a la par de fomentar el reencuentro con una NUEVA VIDA.
Desde su primera actuación y las actividades que han desarrollado han tenido un impacto de tal manera en el entorno social en el que se desenvuelven que han marcado un hito entre el pasado y el presente ante el amanecer del siglo XXI, develando con su presencia de que si participación en el ámbito familiar ha sido más allá de cuidar y mantener la salud ya que obtuvieron un primer lugar a nivel municipal en competencia con otras agrupaciones; así mismo ganaron un honroso tercer lugar en el encuentro celebrado en el centro cultural otomí.
Para la población ha significado el punto de partida para el rescate de la identidad perdida, ante el avatar del modernismo, por lo que todo esto y por lo que representa la danza de arrieros, el grupo ha sido invitado a participar en festejos locales y/o familiares, creando un ambiente donde los jóvenes se han sentido identificados con su ámbito cultural a través de la danza pues de esta emana el misticismo, significado y simbolismo de lo que esta imbuida, pregonando a través de los movimientos el sentir humano ante la naturaleza y como desde tiempos inmemoriales son los viejos sabios quienes marcan el devenir de la historia.
Por Arturo Alaniz Noriega