AL PUEBLO DE MÉXICO
El hartazgo ciudadano ante la violencia y la corrupción fue evidente el sábado pasado.
A pesar de la brutal represión autoritaria por parte de los granaderos, vimos una acérrima defensa de la libertade de expresión y de manifestación. Esa fuerza colectiva debe darnos esperanza para construir un país mejor.
La exigencia es legítima y urgente: no podemos permitir que el gobierno siga siendo cómplice del crimen organizado y sus extorsiones, desapariciones y homicidios que hieren a las familias mexicanas. Mucho menos podemos aceptar el asqueroso enriquecimiento ilícito de familiares, funcionarios y legisladores que han traficado influencias, repartido contratos y entregado la seguridad de sus estados a criminales. No es normal vivir sumidos en la inseguridad, la violencia y la corrupción.
Sufrimos de un Estado dócil con los delincuentes y feroz contra sus críticos. Ineficaz en brindar los servicios más básicos que se esperan de un gobierno: Seguridad, Infraestructura, Medicinas y Médicos y Maestros para nuestros hijos. Son buenos para cobrar impuestos y pésimos para cumplir con sus deberes.
Todos los mexicanos libres debemos sentirnos orgullosos de quienes reclaman eficacia, justicia y honradez.
Lamento que la encargada del despacho en Palacio Nacional intente deslegitimar y minimizar a los ciudadanos críticos. Es vergonzoso verla inventar complots para desacreditar a la juventud.
A quienes marchan en libertad, el gobierno les responde con cercos, vallas, paranoia y una profunda falta de empatía. Les temen porque saben que tienen razón.
Quienes antes exigían democracia y denunciaban censura se volvieron un gobierno sordo, ciego e intolerante; con el poder se transformaron en lo que criticaban: poderosos enfermos de dinero, encubridores de corruptos y perseguidores de disidentes.
Y a quienes buscan desviar la atención con enredos fiscales o concesiones de medios, les recuerdo el riesgo autoritario de seguir ese camino; así empezaron Chávez, Maduro, Castro y Stalin: temiendo al pensamiento crítico y destruyendo libertades.
A los “periodistas” a sueldo que ocultan los problemas del país, y a quienes se venden por unas monedas, les digo: Son seres despreciables, sigan cobrando mientras puedan, porque el circo está por terminar.
Los mexicanos debemos escuchar y reconocer que el país necesita un cambio profundo. No vamos por buen camino. Pero hay esperanza porque con la fuerza de quienes trabajan y piensan en libertad podemos corregirlo.
¡VIVA MÉXICO LIBRE Y EN PAZ!
Ricardo B. Salinas Pliego
Presidente de Grupo Salinas



