Ahora sigue el 2012
Las elecciones de gobernadores en doce Estados, del 4 de julio, no fueron en realidad tranquilas ni se desenvolvieron en un clima absolutamente democrático, ya que incluyeron el magnicidio, unos días antes del Candidato del PRI a la gubernatura del Estado de Tamaulipas, Rodolfo Torre Cantú. Esa tragedia enmarcó todo el proceso electoral, que ya estaba viciado por lo que se denominó la “Guerra Sucia”, que incluyó el espionaje telefónico y otros hechos deleznables.
Por lo anterior, no podría decirse que los comicios del 4 de julio constituyeron un proceso electoral ejemplar, sino por el contrario, se desarrollaron en un clima de tensión y de miedo en muchos lugares, lo que dio lugar también a un gran abstencionismo, como en el caso mismo de Tamaulipas, a donde acudieron a votar menos del 40 por ciento de los ciudadanos.
Ahora lo que sigue y para lo que se preparan los partidos políticos es la elección presidencial del 2012, en la que ya se plantea la posibilidad de una alianza PAN-PRD contra el PRI.
En esta nueva lucha política en la que estamos entrando, a partir de ahora mismo, se unirán fuerzas de la derecha y la izquierda (PAN-PRD) contra un priísmo que se ha convertido nuevamente en la primera fuerza política nacional y que tiene indicado como su candidato más probable al Licenciado Enrique Peña Nieto, actual Gobernador del Estado de México.
La lucha política que se aproxima será encarnizada y sin cuartel, pero lo más importante en ella, más que las argucias y maniobras políticas, debe ser un programa de Gobierno que garantice el avance económico y político del país, en un clima de paz social y de vigencia del Estado de Derecho.
Es el avance de México en un clima de seguridad pública, paz social y desarrollo económico con justicia económica y social, hacia donde debemos dirigirnos, y no a una simple lucha de intereses políticos que no beneficia en nada a las familias mexicanas.
Los dirigentes políticos del país deberían poner por encima de sus intereses el bien de la nación y del pueblo mexicano, más allá de la simple lucha por el poder.