La Nación Mexicana no se detiene a pesar de la feroz crítica desatada en diversas esferas políticas, sociales y hasta eclesiásticas; el PIB crece a un promedio de 2.5 por ciento; el nivel del tipo de cambio se mantiene en un equilibrio respecto de la productividad nacional; el flujo de dólares hacia México es muy grande, tanto por las exportaciones de la industria, los servicios turísticos, que cuentan como tales, las exportaciones agropecuarias, petroleras y mineras, así como por las remesas de trabajadores mexicanos en los Estados Unidos y Canadá, y el flujo de inversiones extranjeras que también es muy notable.
La disponibilidad de dólares en los bancos de todo el país es absoluta; no hay restricciones y la liquidez es total; las reservas internacionales se mantienen alrededor de 180,000 millones de dólares.
La obra pública es enorme y han aumentado en estos cuatro años en cientos de kilómetros las carreteras, supercarreteras, puentes, sistemas hidráulicos y de riego; la agricultura y la ganadería, como no se había registrado en mucho tiempo, ha crecido al 5% en este año; la crianza de ganado de carne ha crecido notablemente, y la exportación de carne de res y de puerco está en uno de sus mejores momentos.
Se ha iniciado la construcción del Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México, que representa una gigantesca inversión de recursos, como no se veía en mucho tiempo.
Las inversiones nacionales en infraestructura productiva y de comunicaciones superan cualquier comparación con regímenes anteriores.
OLA DE AUTODENIGRACION
Con todo, se registra una ola de autodenigración que no perdona nada, y que todo lo considera negativo, perdiendo por completo el sentido del equilibrio y la crítica objetiva y constructiva.
Basta una mirada alrededor del mundo para darse cuenta de lo que es México en ese contexto internacional; con todos los defectos que tenemos los mexicanos, nuestras virtudes y esfuerzos son mucho mayores.
Tenemos que seguir recorriendo nuestro camino histórico, ahora con una estructura más democrática y más libertaria que nunca, lo cual probablemente ha fraccionado y polarizado la opinión pública, con diez partidos políticos nacionales, todos en el poder, bien sea municipal, estatal, o Federal.
Todos los partidos, de izquierda, de derecha y del centro: el PRD y Morena, Movimiento Ciudadano, PT; el PAN, el Partido de Encuentro Social; así como el PRI, el PVEM y el PANAL, participan en los poderes ejecutivos, legislativos y judiciales del país; nadie está afuera, ni siquiera Morena, de López Obrador, quien ya tiene cinco Delegaciones en la Ciudad de México, y la mitad de la Asamblea Legislativa, lo que representa el manejo de miles de millones de pesos al año en Presupuestos.
Ahora participan los independientes, como el Gobernador de Nuevo León, “El Bronco” Jaime Rodríguez Calderón.
Así que, el poder está dividido y distribuido entre diez partidos políticos nacionales y muchos otros locales e independientes.
Hay más democracia que nunca y más libertad desde Don Miguel Hidalgo; cada mexicano dice y hace lo que quiere; ese es México ahora; ese es el México que presenta en su IV Informe de Gobierno el Presidente de la República Enrique Peña Nieto.