Política

Ilegal, el Hoy No Circula

RENUNCIÓ Miguel Mancera, Jefe del gobierno capitalino a entenderse con una población dispuesta al arreglo y atrajo de golpe las protestas abiertas y desafiantes, a enfrentar más cobros fiscales de la Tesorería del Distrito Federal, voraz, desorganizada y desconocedora del verdadero estado de pobreza de los capitalinos.

La decisión de retirar de la circulación a los vehículos (Automóviles con más de 15 años de edad), provocó el sábado 21 de junio, el disgusto colectivo generalizado entre todos los sectores sociales, incluidos sindicatos, colegios de profesionistas, comerciantes medianos y pequeños, industriales y por supuesto asalariados, que manifestaron en forma singular y espontánea, con cientos de vehículos.

La decisión auténticamente irritó a la opinión pública por la forma, contenido e inoportunidad hiriente para la vida económica de la capital y por la visible ilegalidad, al imponer sin razón alguna, un gasto incidente en la situación económica y social de una conurbación cuyo desmedido e incontrolado crecimiento físico y poblacional la tiene al borde del desplome económico.

Desde la ilegalidad, el nuevo impuesto se presenta a mitad del año, justo cuando el contribuyente consideraba ya haber cumplido con sus obligaciones fiscales y con el reciente mandato se siente víctima de un engaño, al ser cuestionada y limitada su propiedad, adquirida en forma lícita, como lo prueban placa y tarjeta de circulación, transitando por avenidas y calles, expresando su enojo por lo que consideraron una arbitrariedad.

La compra o adquisición de un vehículo se hace dentro de las reglas expedidas por las autoridades citadinas y hacendarias. Existen a la vista pública, agencias de ventas, donde el comprador acepta las reglas del vendedor y ambas partes redactan un contrato cuyo registro se hace ante las oficinas señaladas por leyes y reglamentos.

También es comprobable la compra venta de autos robados, pero no es la generalidad de ese comercio, y al contrario, es la consecuencia del disimulo, la corrupción o la incapacidad de la policía al no detener o extinguir ese tipo de delincuencia.

Con estricto sentido de la realidad, tampoco el automóvil es un lujo (salvo marcas expresas cuyo precio es inalcanzable para el gran público). El más alto porcentaje de los vehículos en circulación son operados y utilizados como un auxiliar o medio del negocio, del trabajo, en síntesis sirven para un ingreso dedicado a la subsistencia.

Es principalmente la clase media la principal usuaria de automóviles, camionetas o vehículos de transporte público. Y aquí se toca un punto medular :la insuficiencia en número y rutas del transporte público. Es también aquí la mayor responsabilidad del gobierno urbano.

A nadie extraña ni le es desconocido la insuficiencia y pésimo servicio del transporte público. Lo mismo en líneas de autobuses, trolebuses y metrobús, al igual que en los automóviles de alquiler llamados taxis, radio taxis, taxis de sitio y un crecido número de nombres, cuyo propósito es diluir o borrar la responsabilidad de quien autoriza el permiso o concesión y los auténticos propietarios o empresas, que se escuda en el anonimato para eludir y escapar de las responsabilidades.

Justo, el tema del transporte público a más de reclamar soluciones urgentes, reclama la intervención de un reglamento específico, claro, accesible a toda la población, es el todavía gran negocio de unos cuantos, llámense empresas o individuos influyentes.

Y cuando la población espera del gobierno del Distrito Federal las soluciones a tan delicado cuanto importante tema, la respuesta del Jefe de Gobierno es retirar vehículos de la circulación como si sobrara o estuviera resuelto el transporte público y de un drenaje suficiente para no repetir, como cada año.

Tan es justificado el rechazo de la opinión pública a la decisión de ampliar a dos días el “hoy no circula” que el Juez Quinto en Materia Administrativa en el D.F. declaró inconstitucional el programa y amparó a un conductor dueño de un modelo 2005 y podrá circular todos los días de la semana en la ciudad de México. Es decir el “hoy no circula” es ilegal.

Se termina así con la falacia o el pretexto para duplicar un impuesto, respaldado con el inexistente argumento relativo a la antigüedad de un vehículo como causa contaminante.

La autoridad capitalina debió haber convocado a los especialistas y estudiosos de la UNAM y el Instituto Politécnico para concebir un programa integral de combate a la contaminación y no acudir a un pretexto para cobrar más impuestos.

Se impone adoptar toda una política en la materia. De otra manera, la autoridad exhibe su voraz apetito de engrosar las arcas públicas, sin cumplir con los elementales servicios urbanos, entre otros, el urgente del transporte público.

Por Alfredo Leal Cortés

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