En clubes sociales, de servicio, deportivos, organizaciones civiles, centros de trabajo, cámaras de comercio, de industria, de comercio exterior, agrupaciones de productores agropecuarios, organizaciones periodísticas, sindicatos de prensa, círculos de profesores universitarios y de maestros independientes hay un fuerte sentimiento de frustración ante unos resultados electorales inexplicables, cuando todo el mundo pensaba que había llegado la oportunidad de la alternancia.
Los analistas de la política y los ciudadanos mismos observan la actitud blandengue o desinteresada de reclamar los triunfos que se esperaban, por parte de los partidos políticos PAN, PRI y PRD y en las charlas y diálogos privados o colectivos llegan a la conclusión de que “ahora solamente quedamos nosotros, la Sociedad Civil, como el muro de contención del autoritarismo que se observa y, peor, de la proximidad de un régimen abiertamente socialista y comunista”.
Los integrantes de las clases medias mexicanas que tienen amplio conocimiento de lo que ocurrió en Venezuela señalan claramente que lo que está pasando en México ya se vio en Venezuela, concretamente, donde las instituciones democráticas fueron debilitadas paulatinamente y después desaparecidas, como ya se proyecta aquí, con la Suprema Corte de Justicia de la Nación que quedará a merced del Ejecutivo con los cambios constitucionales que ya están en marcha, y con el control absoluto del Congreso de la Unión que también ya tienen asegurado los gobernantes, que se entregan la estafeta para el relevo Presidencial.
“Sólo quedamos nosotros, la Sociedad Civil Mexicana, para detener la avalancha socialista-comunista que está en proceso”, señalan.
Los medios de comunicación ya están amenazados en una forma ú otra y el Presidente Andrés Manuel López Obrador declaró por televisión “que más vale que guarden silencio por el bien de ellos mismos”.
Sólo queda la Sociedad Civil Mexicana para defender la libertad de nuestro amado país.
Lic. Mauro Jiménez Lazcano,
Director General de la Revista Macroeconomía