México tiene sed de Cambios: OCDE
Señoras y Señores, muy buenos días.
Es un gran placer estar una vez más en el ITAM, como todos los años, para revisar juntos el panorama de la economía mundial y el de la economía mexicana. Agradezco como siempre la invitación.
En su libro “The Economics of Enough”, Diane Coyle argumenta que “lo que verdaderamente nos hace falta hoy en día es el análisis y las instituciones para abordar los complejos desafíos económicos y sociales que estamos enfrentando, y más fundamentalmente, el marco político para debatir lo que se debe de hacer.”
Creo que, en efecto, hoy más que nunca el mundo requiere de espacios en donde el análisis técnico serio y plural se combine con la formulación de propuestas de cambio y la toma de decisiones. Y creo que es justo eso lo que promovemos el ITAM y la OCDE, y lo que hacemos hoy aquí.
Empecemos esta revisión con “el año espejismo”: 2010. Después de reconocer que estábamos viviendo la peor crisis de nuestra existencia, en 2010 se percibieron importantes indicadores positivos de recuperación económica mundial; a tal grado que algunos observadores se aventuraron a hablar de la crisis como algo pasado. En la OCDE, argumentamos que la crisis aún no había terminado.
2011 nos dio la razón. A lo largo de este último año, la situación de la economía internacional se deterioró significativamente. El crecimiento en las economías avanzadas comenzó a debilitarse, afectando también el crecimiento en las economías emergentes. La economía de la zona euro pareciera haber entrado en una fase de recesión moderada. Las preocupaciones sobre la deuda soberana de algunos países europeos se propagaron rápidamente. Y el crecimiento del comercio internacional comenzó también a perder fuerza.
Lo más grave es que esta desaceleración ha complicado las estrategias de los gobiernos para enfrentar el desempleo, el cual sigue manteniéndose en niveles inaceptables en muchos países. En la OCDE, la tasa promedio de desempleo en 2011 se ubicó en un 8% (en comparación con un 8.3% en 2010). Esto significa que hoy tenemos 45 millones de desempleados en la OCDE; cerca de 14 millones más que antes de la crisis. Gran parte de los cuales, son jóvenes.
La necesidad de consolidación fiscal y de reducción de deuda pública también están limitando la capacidad de los gobiernos para luchar contra la pobreza y las desigualdades, mismas que han alcanzado niveles récord en los últimos años.
Como lo demuestra el estudio de la OCDE “Divided We Stand: While Inequalities Keep Growing”, el ingreso promedio del 10% de la población más rica de los países de la OCDE hoy equivale a nueve veces el ingreso promedio del 10% más pobre. En Chile y México, las disparidades se han reducido ligeramente, pero la diferencia entre los ingresos de los ricos y los pobres en estos países es de más de 25 veces. Y en Brasil la relación es de 50 a 1. Esto tiene que cambiar.
Para reactivar el crecimiento y reequilibrar nuestras sociedades, es importante que los gobiernos avances en tres grandes líneas de acción paralelas:
1. La reactivación de la confianza en los mercados financieros internacionales. Tomando en cuenta los bajos niveles de inflación y los riesgos orientados a la baja, es importante que los bancos centrales provean la liquidez necesaria para calmar los mercados financieros y que preparen planes de contingencia de pronta reacción. También es fundamental que la banca privada avance en su proceso de capitalización y limpieza.
Por su parte, las estrategias de consolidación fiscal deben de proyectar credibilidad y un equilibrio fino entre la disciplina presupuestaria y el bienestar social. Los mercados son importantes, pero son mucho más importantes la paz social y el bienestar de la gente.
2. La implementación de reformas estructurales pro-crecimiento. La reactivación y consolidación del crecimiento también requiere de reformas estructurales urgentes. Al grito de GO STRUCTURAL, la OCDE está ayudando a los gobiernos a diseñar e instrumentar reformas para reducir las barreras en los mercados de productos, promover la innovación y el emprendimiento, detonar un crecimiento verde, mejorar la incorporación de la mujer a la economía, y optimizar la calidad del gasto público, por mencionar las más importantes.
3. El diseño y aplicación de políticas sociales innovadoras y eficaces para apoyar a las familias más vulnerables, a los jóvenes, a las mujeres desempleadas, y a todas aquellas personas que se encuentren en desventaja al enfrentar los efectos de la crisis. Las crisis son oportunidades para replantear las reglas del juego a favor de los que menos tienen.
Y por supuesto estamos promoviendo el avance en estas tres líneas a través de los esquemas y organismos multilaterales de cooperación internacional, como el G20, con el cual tenemos una cooperación cada vez más intensa, misma que esperamos reforzar durante la actual presidencia de México.
¿Cómo vemos la situación económica de México en este contexto?
Si bien el crecimiento económico de México ha perdido fuerza, la situación económica de México destaca, en comparación con muchos países de la OCDE, por su solidez, estabilidad y dinamismo.
Con un crecimiento cercano al 4% en 2011 y de alrededor del 3.3% en 2012, el crecimiento del PIB en México duplicará el crecimiento promedio de la OCDE en ambos años. México además tiene un bajo nivel de endeudamiento público, amplias reservas de divisas y un acuerdo de “Línea de Crédito Flexible” con el FMI.
A pesar de la crisis, se ha logrado mantener una posición fiscal relativamente estable, gracias a un rápido movimiento hacia la consolidación en 2010 y a una estabilización de los ingresos petroleros.
Las presiones inflacionarias también se encuentran bajo control. El impacto de la reciente depreciación del peso en la inflación se espera que sea moderado y transitorio. La política monetaria ha sido adecuada y creemos que debiera mantenerse inalterada a la espera de un repunte del crecimiento mundial y de la normalización de las turbulencias financieras internacionales.
Muchas economías importantes en los países avanzados darían de saltos por tener esta situación. Sin embargo, como lo he dicho en muchas ocasiones, esta estabilidad no es suficiente para que México genere un crecimiento endógeno fuerte y de largo plazo, que le permita reducir sus grandes disparidades y terminar con la pobreza que asola a cerca de 51 millones de mexicanos.
MÉXICO TIENE SED DE CAMBIOS
A nuestro país le urge construir un sistema fiscal robusto, ágil y capaz de reducir las grandes disparidades que tanto lo imposibilitan; un proceso presupuestario enfocado en los resultados de mediano y largo plazo; un marco laboral moderno, flexible e incluyente; no podemos ser competitivos en la era digital con una ley laboral diseñada para los años 70s.
Tampoco podemos competir, ni mejorar nuestra productividad, ni aspirar al desarrollo, con unos de los servicios de Internet más caros y lentos del mundo. A México le urge una estructura sólida de reglamentos e incentivos para fomentar la competencia en sectores estratégicos, como el de las telecomunicaciones, la energía o el transporte. Nos da mucho gusto que ya lo está construyendo.
El país también necesita construir un sistema educativo de vanguardia; y un sistema nacional de innovación que nos permita multiplicar las start-ups e impulsar un crecimiento verde, basado en tecnologías de punta, promotor de una nueva cultura ecológica. Necesita nuevos instrumentos para medir el bienestar y así poder enfocar las políticas hacia dicho bienestar.
Y por supuesto un sistema de salud integral, de calidad y sostenible, y un estado de derecho fortalecido, eficaz y confiable, basado en un sistema judicial eficiente y transparente. Aún si se avanza con lentitud en otras reformas, el progreso en este último campo puede tener un impacto positivo en todas las áreas.
Señoras y Señores:
México está entrando a 2012 como una de las grandes promesas entre las economías emergentes. La posibilidad de una recuperación económica en Estados Unidos a partir del segundo semestre del año, combinada con el aumento de los costos de producción en China y el panorama de un crecimiento mediocre en la Unión Europea, ubican a nuestro país como una de las plataformas de inversiones más atractivas a nivel mundial.
Para aprovechar esta oportunidad, tenemos que transformar nuestra economía. Tenemos que desafiar el status quo y enfrentar a los poderes fácticos, tanto públicos como privados, y tomar las decisiones que hemos venido posponiendo. Para ello, nuestros líderes necesitarán de análisis técnico de calidad, de acceso a las mejores prácticas, y propuestas no sólo innovadoras, sino económica y políticamente viables.
Por ello quiero aprovechar esta oportunidad para invitar al ITAM a asociarse con la OCDE y otras universidades del país en la generación de estos elementos, en apoyo a la transformación de México y la creación de una economía mundial más fuerte, más limpia y más justa.
Muchas gracias.