Despedida Rotaria
Oración Rotaria del Lic. Rotario Mauro Jiménez Lazcano el 22 de marzo en el Club Rotario Plateros Centro Histórico, CDMX
Vino una mañana y nadie lo vio entrar no obstante su gran estatura y personalidad; era Frank Devlyn; saludó a todos, uno por uno, y les fue entregando un recuerdito: una tela húmeda para limpiar anteojos, con su nombre y dirección; también traía tres libros con sus discursos; a mí me tocó uno; luego dijo un gran discurso sobre su vida Rotaria y como nuestro Club Plateros Centro Histórico lo embelesó.
Luego se fue sin que nadie se fijara por donde salió.
Fue su última visita a nuestro Club, pero nadie lo sabía entonces.
A Jorg Neuenhaus parece que lo estoy viendo enfrente de mí, cantando, no obstante su flema alemana, Sweet Caroline, acompañado de su esposa Elfi, pareja tan bella y amorosa.
Y a Claudio Cruz y a su esposa Jovita, siempre adustos pero cariñosos, eficientes, hacedores de obras buenas para los habitantes más necesitados de las montañas de la Mixteca, donde nació Claudio y nunca olvidó su origen, y comprendió que su misión en la vida era ayudar a su comunidad.
“Cuando llegué jovencito a la Ciudad de México dormía en el piso de un cuarto de la Merced y me cubría en la noche con papel periódico”, me dijo un día.
Cuanto amor tuvo Claudio para su gente.
Y recordamos a Esperanza: siempre alegre, siempre sonriente, aunque sabía que su vida tan joven se acortaba por la enfermedad; pero nadie lo notábamos ni lo sabíamos; fue un ejemplo de servicio a los demás, con la dulzura femenina que siempre la caracterizó.
Y Jorge Sekiguchi nos dijo hola y adiós por la pantalla del Zoom; cuánto dio a este México qué tanto amó y que tanto ayudó junto a Celia, ahora viuda, quien nos enseñó hace poco el cuartel general donde despachaba Jorge dando órdenes de vacunar a los niños mexicanos contra la poliomielitis.
Así es el Adiós Rotario; un servicio continuo a los demás hasta incorporarnos al Río que nos llevará al mar.
Rotarios Mauro Jiménez Lazcano y Margarita Romero Luelmo