¿Y qué pasa con las relaciones México-Estados Unidos?
Un punto critico tanto para el desarrollo económico nacional como para el combate al narcotráfico es el de las relaciones México-Estados Unidos, que entraron a una especie de congeladora a raíz de la virtual expulsión del embajador Carlos Pascual; el choque diplomático-político entre Felipe Calderón y Barack Obama fue tan fuerte que será muy difícil reconstruir en lo que queda de tiempo a sus dos gobiernos la armonía diplomática, la colaboración y complementación que se espera de estos dos países vecinos cuyas relaciones más que estrechas son más bien umbilicales.
El rompimiento diplomático fue tan grande que, aunque se paró el ruido que debió haber tenido, se suspendió prácticamente la celebración del 4 de julio que realizaba tradicionalmente la Embajada de los Estados Unidos en México, en la Residencia del propio embajador y a la que solían ser invitados los más altos funcionarios públicos de México, tales como el Procurador General de la República, el Secretario de Seguridad Pública, desde luego los altos funcionarios de la diplomacia mexicana y otros ministros, asesores y consejeros del gobierno de nuestro país; también eran invitados periodistas, gente de la cultura y el arte, diplomáticos y ex diplomáticos mexicanos y desde luego embajadores y todo el círculo diplomático que vive en México; pero ahora este 4 de julio, no hubo fiesta en Reforma 2414, por lo menos para el gobierno y el público mexicanos.
Y la razón para la suspensión de este festividad norteamericana del 4 de julio es más que obvia: simplemente no había embajador; pero tampoco había muy buen ambiente y ganas de invitar gente, por el rompimiento diplomático que se había producido con la solicitud expresa del Jefe del Ejecutivo México a Barack Obama, para que el embajador Carlos Pascual abandonara el cargo.
Esta situación tan embarazosa para los dos países se prolonga hasta ahora, porque el hombre designado por el Presidente Barack Obama para ocupar el cargo vacante de Embajador de Estados Unidos en México, el señor Anthony Wayne, todavía no ha sido confirmado por el Comité de Relaciones Exteriores del Senado de los Estados Unidos, porque, naturalmente, al interior de la política norteamericana, es muy difícil explicar por qué el embajador Pascual tuvo que ser suspendido de su misión diplomática, a raíz de los cables que se conocieron del famoso Wiki-leaks, en donde Pascual criticaba fuertemente a Felipe Calderón, al Ejército Mexicano y al Secretario de Seguridad Pública Federal, así como a la Procuraduría General de la República, y otras instancias altas del gobierno mexicano.
Si ha habido expectación en los medios de difusión masiva: periódicos y televisión, por obtener la fotografía de un saludo de Marcelo Ebrard a Felipe Calderón, foto que no se ha producido en los últimos cinco años; ahora también causará mucho interés ver la fotografía que se produzca cuando Anthony Wayne se presente a mostrar sus Cartas Credenciales a Felipe Calderón, si es que Wayne es ratificado por el Senado Norteamericano.
La reconstrucción de las relaciones diplomáticas entre México y Estados Unidos será una de las tareas más importantes del próximo Gobierno Mexicano, sea quien sea el nuevo Presidente de la República.
Por el Lic. Mauro Jiménez Lazcano, Director General de la Revista Macroeconomía