Carta a nuestros nietos
Por la Profesora Margarita Romero Luelmo y
Lic. Mauro Jiménez Lazcano
Para la Academia de Letras “Juan Rueda Ortiz”, A.C.
“Corona a la vejez son los hijos de los hijos; y la honra de los hijos sus padres”.- Proverbios 17:6
La Academia de Letras “Juan Rueda Ortiz”, A.C. presidida por el señor licenciado José Roque Quintero y por la Presidenta Vitalicia Doña María del Socorro Cortés Mayorga, nos ha hecho favor de invitarnos a expresar hoy un pensamiento sobre los hijos de nuestros hijos, nuestros nietos, a los que amamos tanto y son la miel de la vida; aquellos que tienen la gloria de tenerlos, saben de lo que hablamos; el mismo y gran Víctor Hugo escribió en sus últimos días “El Arte de Ser Abuelo”. ¿Y quién que lo sea no está dispuesto a tratar a sus nietos con verdadera dulzura, con amor, con delicadeza, artísticamente, sabiendo que ahí están éllos, sus nietos, quienes continuarán dando vida a la familia en las próximas generaciones y muchas más, buscando cumplir el mandamiento divino de prolongar al hombre en la vida y poblar la Tierra en todos sus confines? Sin olvidar nunca que nuestra conducta debe ser ejemplo para que éllos, nuestros hijos y nuestros nietos, siempre estén orgullosos de nosotros, sus padres y abuelos, bajo la máxima contundente de Werner Wilhelm Jaeger, en su “Paideia” de que “los ejemplos son órdenes silenciosas. Y aquí Víctor Hugo viene a ser complementado por André Maurois, que en su obra “Un Arte de Vivir”, nos indica que también para envejecer se requiere ser artista de la vida y conducirse con sabiduría y prudencia para cosechar lo que se sembró durante tantos años, sabiendo que “la marcha de la Humanidad se asemeja a los ríos que van rumbo al mar, en una corriente infinita y permanente” como escribió el filósofo y político mexicano Vicente Lombardo Toledano, en su última obra, que llamó “Summa”.
A nuestras nietas y nieto les decimos hoy que “se esfuercen y sean valientes” (Libro Josué 1:6), como Moisés le recomendó a Josué, para caminar por la vida, donde hay muchos obstáculos, tentaciones y pasiones que hay que vencer como Hércules lo hizo en sus Trabajos (“Los Trabajos de Hercules”: Matar al león de Nemea. Matar a la hidra de Lerna. Capturar vivo al jabalí de Erimanto. Capturar a la cierva de Cerinea. Expulsar a las aves del Estínfalo, Domar al toro de Creta. Limpiar los establos de Augías. Robar las yeguas de Diomedes). Las dificultades para seguir adelante siempre han existido, como dijeron los antiguos romanos (“Nihil novum sub solem”).
En su camino, la Humanidad siempre ha sabido luchar contra enfermedades y epidemias, plagas, hambrunas, guerras, catástrofes y otros males; ustedes, amadas nietas y nieto las enfrentarán también y saldrán adelante.
Profesora Margarita Romero Luelmo y
Lic. Mauro Jiménez Lazcano