El Poder por el Poder; partidos incongruentes

De pronto, la nación encuentra que sus partidos políticos son incongruentes y que su meta es: “el Poder por el Poder” y de esa manera los actores políticos han entrado a una especie de corrupción ideológica, todo, con la mira exclusiva de ganar las elecciones, cualesquiera que sean, a cualquier costo.
Y así, en Guerrero, se llega al extremo de ver como la dirigencia del PAN, pide a sus militantes votar por el candidato del PRD, cosa que hasta hace poco se antojaba impensable.
La asociación de partidos antagónicos no deja de provocar, parafraseando al gobernador de Jalisco, “cierto asquito”, porque se ve que los políticos ahora hacen a un lado cualquier escrúpulo, con tal de obtener ganancias; pero si esto entre políticos resulta deleznable, entre las dirigencias partidistas establecidas es francamente condenable porque convierten a sus partidos políticos en farsantes y defraudadores de la fe pública, porque la militancia partidista precisamente consiste en seguir una ideología, una meta que los partidarios creen que es la correcta para el país; pero cuando se abandonan las ideologías políticas y las promesas de campaña, para simplemente obtener un triunfo político electoral, entonces se cae en el riesgo de un pragmatismo sin compromisos con la población, que no conducirá a nada al país ni a los estados.
Ahora resulta que los antes comunistas y socialistas se unen con el partido que fundaron los banqueros; que la extrema izquierda se asocia con la extrema derecha; y que los trotskystas – leninistas y maoístas, se unen a los gómezmorinistas, todo con el fin de obtener “el Poder por el Poder”.
Tal vez llegaremos al extremo de ver que el PAN pida votos para Alejandro Encinas, que probablemente sea el candidato del PRD en el Estado de México; o que los dirigentes actuales del PRD pidan votos para Luis Felipe Bravo Mena, ex Secretario Particular de Felipe Calderón.
La corrupción ideológica puede ser la peor de las corrupciones, porque significa el abandono y la negación de la razón de ser de un partido político.