El Presupuesto 2011 debe ser para reconstruir y crecer
Por Jesús Alberto Cano Vélez
Presidente de El Colegio Nacional de Economistas
Hemos venido diciendo desde hace tiempo, que las políticas establecidas para el gasto público han palidecido en comparación con lo que hace el resto del mundo inteligente, con noción de Estado, que maneja incentivos fiscales para estimular crecimiento, principalmente en el mercado interno y con ello empleo y desarrollo.
Nosotros, sin embargo, nos mantenemos a la expectativa, mientras el mundo actúa, cambia y rompe paradigmas de los últimos 30 años. Nos hemos quedado estáticos ante el cambio, sin haber hecho nada para enfrentar la peor recesión que le ha pegado al mundo desde la gran depresión de los años 30’s del Siglo pasado.
Seguimos escuchando palabras suaves, tranquilizadoras, del Ejecutivo Federal que nos asegura que lo peor ya pasó, que tengamos paciencia y que todo estará mejor a partir de mañana. Evidentemente, le tranquiliza que haya crecido este año el empleo formal en México, pero no se da cuenta que esa recuperación es parcial, porque nos sitúa en el nivel de los empleos que había en México en 2008, y apenas recupera las pérdidas por desempleos sufridos durante 2009.
La inversión no ha subido significativamente en México, tanto la pública como la privada, y esta deberá ser determinante para generar un crecimiento sostenido en el mediano y largo plazo; por lo que nos espera una etapa de crecimientos insuficientes. Las noticias que nos llegan del Norte auguran bajos niveles de actividad económica allá y por tanto reducidas sus necesidades de compras en el mercado mexicano.
De modo que si no nos demandan productos mexicanos desde el exterior, y tampoco generamos compras suficientes por mexicanos en nuestro mercado interno, nos espera un nuevo año de crecimiento insuficiente. Quienes proponen las políticas económicas en el Ejecutivo se han olvidado que es obligación primaria del Estado velar por el bienestar de su población; que poco más de la mitad de los mexicanos vive ya en un contexto de pobreza, incluyendo alimentaria; y que el desempleo tendrá en situación de desamparo, en el tercer año de la crisis económica mundial, a cerca de tres millones de mexicanos, que representan, con sus familias, poco más del 10% de la población.
Y mientras tanto, el Ejecutivo propone un paquete económico 2011, con claras insuficiencias en el presupuesto, por un nivel de gasto demasiado reducido para atender las necesidades más ingentes del país. Se han olvidado de la necesidad de recomponer los daños de los desastres climáticos del 2010; de las necesidades de atender al sufrido sector agropecuario, del que viven muchos mexicanos; de las necesidades urgentes del sector educativo, especialmente en el nivel medio y superior; el carretero; las miles de viviendas destruidas por inundaciones y tormentas huracanadas, y ante todo, la necesidad de plantear un programa fiscal para la recuperación de la economía y el empleo.
No va quedar de otra, sino que el Congreso de la Unión tome las riendas y ejerza su autoridad sobre la elaboración del presupuesto para 2011. No es aceptable que nos impongan unilateralmente sus conservadoras percepciones ideológicas, sin que el Poder Legislativo responda. Los que integramos las diversas fuerzas políticas de la Cámara de Diputados, hemos calculado que se requiere elevar el gasto presupuestal el año que entra en unos 140 mil millones de pesos; de los que unos 30 mil millones deberán ser, por lo menos, para canalizar a un fondo de reconstrucción nacional, para que los gobiernos locales sufraguen la reconstrucción de su infraestructura y las viviendas dañadas o destruidas por las tormentas que impactaron al país, en sus diversas regiones. Aproximadamente la mitad de ese fondo debe poderse ejercer con los recursos presupuestales de este mismo año, dejando el resto para ser ejercido con los recursos del presupuesto de 2011. Los otros 110 mil millones de pesos deberán ser canalizados en apoyo a las actividades productivas y demás proyectos prioritarios. Sobresalen la educación media y superior, los sectores carretero, de salud, el agropecuario, el agua, la vivienda, el turismo, los fondos regionales de inversión, la pequeña y mediana empresa y para apoyar la ley de el primer empleo de jóvenes que redundará en mayor crecimiento en el año próximo y en el futuro cercano, iniciativa impulsada por el Senador Manlio Fabio Beltrones Rivera.
Evidentemente, no es recomendable que dicho gasto se vuelque todo en un mayor déficit fiscal en 2011, pero sí deberíamos modificar la meta del déficit propuesto por el Ejecutivo de 0.3% del PIB, y que en su vez sea del 0.7%, que es el mismo nivel esperado para este año. También deberíamos elevar un poco el precio de exportación del petróleo proyectado en el presupuesto. Es muy menor a las expectativas que se manejan en el exterior. Asimismo, convendría re-direccionar parte del gasto corriente pensado para la burocracia y la eliminación o reducción de programas que no han funcionado o que no son prioritarios en un contexto como el que hemos mencionado para el gasto de los 110 mil millones de pesos.
Finalmente, podríamos considerar elevar algunos impuestos o gravámenes aplicables al gasto en algunos bienes de consumo y elevar ligeramente la tasa marginal aplicable a los impuestos sobre la renta de personas físicas de muy altos ingresos. El proyecto nacional de bajar la pobreza, atender la seguridad pública, los sectores prioritarios y promover crecimiento y empleo, bien lo justifican.