Dicen que cuando subes algo a internet queda ahí para siempre. Estas líneas las escribo para mi, y recordarte toda la vida papá: Fabián
Por Fabián Arvizu Ruiz
El día de ayer Juan Arvizu Arrioja dejó prematuramente este mundo. Es difícil de creerlo cuando un día antes soñé con él en esa fuente de CU a la que me llevaba de pequeño a aprender a hacer barquitos de papel antes de entrar a alguna función de teatro infantil…si, mi padre era fuera de lo ordinario…en lugar de llevarme a ver el fútbol el fin de semana, me llevaba a ver obras de teatro… Pero en ese lugar onírico, me decía que estaría bien.
Mi padre todo lo hacía con pasión.
Periodista para El Universal desde el 10 de Abril de 1984 y cada día lo hacía con la misma pasión que aquella primavera. Esa pasión lo llevó a ganar el Premio Nacional de Periodismo en 1997…ceremonia en la que insistió pasar a recibir el premio de manos del Presidente con sus hijos. Esa pasión diaria lo llevaría a perfeccionar su arte resultando ser uno de los pocos cronistas de política y legislación en México. Nada fácil.
Esa misma pasión la imprimió en mi hermano y en mi, quienes al pasar la obligada confusión de la vocación sólo aconsejaba “si tu propósito es trabajar por dinero, serás el hombre rico más infeliz…pero no estudies para ser periodista porque aqui si no se gana nada $”
Esa misma pasión fue el mejor ejemplo de esposo durante +33 años en los que no faltó nada en el hogar y mi madre fue la mujer más feliz a su lado.
Esa pasión marcó a quienes lo conocieron, resultando en infinitos mensajes y llamadas de condolencias de amigos, compañeros, políticos y medios. Sembrando profesionalismo y talento para cosechar grandeza.
Se fue mi padre, mi mentor, mi maestro, mi cuentacuentos, mi alcahuete, mi cómplice, mi fan #1, mi inspiración, mi héroe. El hombre que se describía elegante como Homero Adams y lo complementaba diciéndole que tenía la torpeza de Homero Simpson.
Juanelo: prometo vivir cada día con la misma pasión que me enseñaste. Todo lo que soy y podré llegar a ser es por ti. Te quedas en mi corazón y en estos kilobytes de información en Internet por siempre.
Te amo.
Fabián Arvizu