Fuerte crítica de Romero Deschamps a la Administración de PEMEX
Palabras del Secretario General del Sindicato de Trabajadores Petroleros de la República Mexicana, Carlos A. Romero Deschamps, durante la Ceremonia Conmemorativa del 72 Aniversario de la Expropiación de la Industria Petrolera, realizada en la Refinería “Miguel Hidalgo”, en Tula de Allende, Hidalgo.
18 de Marzo de 2010
Año con año, al acercarse el 18 de marzo, aparecen reflexiones acerca de la condición que guarda la Industria Petrolera Nacional pero, sobre todo, del futuro que las diferentes voces preveen para la industria nacional por excelencia.
La poderosa influencia que mantiene en el ánimo popular el acto expropiatorio decretado hace 72 años por el Presidente Lázaro Cárdenas del Río, es aún impulso vigoroso y sinónimo de la actitud reivindicadora que el Pueblo de México asume para con sus recursos naturales.
Pilar indiscutible de la estabilidad económica y del desarrollo del país durante décadas, hoy Petróleos Mexicanos enfrenta un escenario complejo que nos obliga a comprometernos, todos, con su recuperación y mejoría.
Un Pemex con salud financiera, eficiencia operativa y aprovechamiento pleno de sus recursos humanos aparece como el modelo de empresa que universalmente se propone.
Alcanzar esto, sin embargo, requiere de manera fundamental recuperar como país una visión compartida de dónde y cómo debemos fortalecer a Pemex.
Que recupere, por principio, su justificada condición de empresa orgullo de los mexicanos a la que se debe reconocer su extraordinario aporte al ingreso nacional y su permanente respaldo solidario a comunidades, gobiernos y fundaciones.
Recuperar que, como empresa petrolera que presumimos integrada, aproveche plenamente que dispone de una infraestructura que va de las sufridas brigadas de exploración hasta la producción de petroquímicos, pasando por la explotación de crudo y gas, la refinación, la distribución y la venta.
Esto, que podría señalarse como una obviedad, en la práctica no ha resultado de fácil aplicación, pues no se ha conseguido una verdadera integración de los proyectos y planes de los diferentes organismos subsidiarios, para potenciar cada uno de ellos su propio desarrollo, a partir del respaldo que le podrían brindar los restantes.
En cambio, años continuos de astringencia presupuestaria y limitaciones financieras, comprometieron a la industria a buscar en el endeudamiento la alternativa para darle viabilidad a sus proyectos de desarrollo.
Hoy, abruma el resultado que esto representa, sorprende lo contrastante de las situaciones que cada subsidiaria vive.
Así, atestiguamos la continua declinación de la producción en Cantarell y las dificultades que se han enfrentado para la consolidación de nuevos yacimientos que la compensen.
Con ello, hoy aparece un escenario impensable hace apenas unos años. Tal es el hecho de que el monto de nuestras exportaciones de crudo apenas compite con los egresos por la importación de gasolinas.
Ante esta dramática situación se prestigia su trascendente decisión, Señor Presidente, de construir una nueva Refinería precisamente aquí, en Tula, Hidalgo, histórica cuna de la impresionante cultura Tolteca que nos sigue maravillando con sus monumentales Atlantes y hoy sede de la Sección 35, cálida anfitriona de este importante evento.
Refinería que vendrá a atenuar de manera importante la creciente demanda de combustibles en el altiplano de nuestro país.
Reciba usted, por ello, nuevamente, el más amplio y público reconocimiento de los petroleros de México, aquí representados por nuestra compañera Secretaria General y los 35 compañeros Secretarios Generales que de todo el País nos acompañan.
Apreciamos su manifiesto interés por la Industria Petrolera y el impacto de ésta como factor de progreso.
Reciba también nuestras congratulaciones, Señor Gobernador, por la magnífica oportunidad que este proyecto representa para fortalecer el desarrollo de su Estado.
Creemos asimismo, Señor Presidente, que su construcción con mayor contenido nacional, representará un significativo impulso para un importante sector de la industria del País.
A este proyecto convendría, sin duda, sumar el que parece indispensable para complementar la atención a rezagos que hoy se manifiestan, a veces, inclusive, dramáticamente en Pemex Refinación, como son la rehabilitación y ampliación de su red de ductos y su sistema de almacenamiento.
Áreas éstas que a la fecha operan cotidianamente “al filo de la navaja”, tanto por la saturación de su capacidad como por sus condiciones físicas que ya manifiestan los años de falta de mantenimiento por la escasez de recursos.
Más temas de importancia en el quehacer de Pemex que hoy son motivo de preocupación podríamos mencionar, por ejemplo:
La casi inanición a la que llega la exigua Petroquímica de la Empresa.
O, la incertidumbre en la que se mueve hoy día su marco jurídico, en una reforma que no ha terminado de aterrizar con claridad en beneficio del desarrollo de la institución.
O la todavía abrumadora presencia de terceros en múltiples actividades de Petróleos Mexicanos.
Lo hemos dicho antes y lo reiteramos hoy.
No nos oponemos a la participación de compañías en apoyo de las tareas de Pemex.
Nos oponemos abiertamente al uso de esta modalidad cuando lo que representa es menosprecio a los recursos que en instalaciones, capacidad técnica y trabajadores calificados dispone la empresa, que implica además el dispendio de pagar al tercero y pagar al propio.
Como trabajadores nos resulta incomprensible esta práctica, sobre todo a la luz del permanente argumento de la falta de recursos para atender compromisos contractuales básicos como: herramientas, equipo, ropa de trabajo o medicamentos.
Situación ésta que, por supuesto, pone en desventaja al Trabajador Petrolero para poder cumplir cabalmente su compromiso laboral.
En este sentido, de las condiciones del trabajador, llaman la atención las voces que claman y en ocasiones reclaman porque todas consideran que deben ser indiscutibles beneficiarias de los ingresos de Pemex.
Sin embargo, se manifiestan incómodas porque los responsables directos de la generación de esos recursos, las mujeres y los hombres del Petróleo, es decir, los ingenieros, los operadores de plantas, los marinos, los operarios o los administradores y demás, disponen de condiciones de trato que simplemente son correspondientes a lo que con su trabajo cotidiano aportan en beneficio del país.
Se incomodan porque aquellos que trabajan doce horas diarias durante catorce días continuos, aislados en una plataforma marina, tienen una mejor percepción.
Mucho convendría que antes de emitir sus juicios, observarán con objetividad las condiciones en que se desarrolla el trabajo y los resultados que se obtienen y aquí sí, sin discusión y sin eufemismo alguno, en beneficio de todo el país.
Por ello es grato, Señor Presidente, poder comentarle que conjuntamente con la Administración de Petróleos Mexicanos que con dedicación y afán de mejoría encabeza como Director General el Doctor Juan José Suárez Coppel, en quien reconocemos a un funcionario serio y dispuesto al diálogo constructivo, nos hemos comprometido en impulsar acciones que favorezcan la modernización de la Industria y de sus procesos.
Al respecto, recientemente se ha comenzado a aplicar un nuevo modelo en la Administración de los recursos humanos y las relaciones laborales que hace el trato homogéneo e institucional algo que, sorprendentemente, no existía y era fuente permanente de confusión y conflicto entre las partes.
De igual forma, se han establecido criterios definidos para el agrupamiento del personal no sindicalizado, lo que facilita la identificación de plazas en posibilidad de ser cubiertas por compañeros profesionistas de extracción sindical.
Hemos también, avanzado de manera importante en el complejo trabajo de la elaboración de reglamentos de labores de cada categoría existente en la Industria, lo que permitirá actualizar reglamentos que, en algunos casos, datan de más de cinco décadas atrás.
Señoras y Señores:
Petróleos Mexicanos, nuestra Empresa Nacional, jamás ha preguntado si es bien o mal vista, apreciada o no, respaldada o no.
Pero siempre ha estado ahí, trabajando, sin estridencias y sin escándalos, casi anónimamente, como todo su personal, ingenieros, técnicos, administradores y trabajadores en general, con el único compromiso de cumplir con la responsabilidad que le ha encomendado históricamente la Nación.
Hoy parece momento oportuno para rectificar el trato mezquino que en ocasiones ha recibido por parte de diferentes sectores.
Los Petroleros no tenemos duda, estamos convencidos de que unidos, Trabajadores, Pemex y Felipe Calderón en el esfuerzo por impulsar la recuperación del desarrollo nacional, pronto tendremos buenas cuentas.
Ojalá, rápidamente se sumen amplios sectores productivos y sociales a este propósito, sobre todo, a la luz de un año en que la actividad política y electoral hacen presagiar turbulencias y poco entendimiento.
Confiamos en que como sociedad entendamos que la recuperación de la estabilidad y el crecimiento económico son prioridad fundamental.
Que asumamos que sólo con el acuerdo nacional acerca de temas y tareas medulares podremos superar la crisis.
De darse, ahí estaremos los petroleros.
¡Tengamos altura de miras!
¡Trabajemos para el largo plazo!
¡Recuperemos a Pemex!
¡Recuperemos a México!
¡Unidos Venceremos!
Muchas Gracias.