Acto en Defensa de la Dignidad de México y por la Amistad con el Pueblo de Estados Unidos
- Mensaje del presidente Andrés Manuel López Obrador, desde Tijuana, Baja California; 08 de junio de 2019.
MODERADOR: Damas y caballeros, se encuentra con nosotros el presidente constitucional de los Estados Unidos Mexicanos, licenciado Andrés Manuel López Obrador.
Acompañan al señor presidente el gobernador constitucional del estado de Aguascalientes, Martín Orozco Sandoval.
Gobernador constitucional del estado de Baja California, Francisco Arturo Vega de Lamadrid.
Gobernador constitucional del estado de Baja California Sur, Carlos Mendoza Davis.
Gobernador constitucional del estado de Campeche, Alejandro Rafael Moreno Cárdenas.
Gobernador constitucional del estado de Chiapas, Rutilio Cruz Escandón Cadenas.
Gobernador constitucional del estado de Coahuila, Miguel Ángel Riquelme Solís.
Jefa de Gobierno de la Ciudad de México, Claudia Sheinbaum Pardo.
Gobernador constitucional del estado de Durango, José Rosas Aispuro Torres.
Gobernador constitucional del Estado de México, Alfredo del Mazo Maza.
Gobernador constitucional del estado de Jalisco, Enrique Alfaro Ramírez.
Gobernador constitucional del estado de Guerrero, Héctor Antonio Astudillo Flores.
Gobernador constitucional del estado de Hidalgo, Omar Fayad Meneses.
Gobernador constitucional del estado de Michoacán, Silvano Aureoles Conejo.
Gobernador constitucional del estado de Nayarit, Antonio Echevarría García.
Gobernador constitucional del estado Nuevo León, Jaime Rodríguez Calderón.
Gobernador constitucional del estado de Oaxaca, Alejandro Murat Hinojosa.
Gobernador constitucional del estado de Puebla, Guillermo Pacheco Pulido.
Gobernador constitucional del estado de Querétaro, Francisco Domínguez Servién.
Gobernador constitucional del estado de Quintana Roo, Carlos Manuel Joaquín González.
Gobernador constitucional del estado de Sinaloa, Quirino Ordaz Coppel.
Gobernadora constitucional del estado de Sonora, Claudia Pavlovich Arellano.
Gobernador constitucional del estado de Tabasco, Adán Augusto López Hernández.
Gobernador constitucional del estado de Tamaulipas, Francisco García Cabeza de Vaca.
Gobernador constitucional del estado de Tlaxcala, Marco Antonio Mena Rodríguez.
Gobernador constitucional del estado de Veracruz, Cuitláhuac García Jiménez.
Gobernador constitucional del estado de Yucatán, Mauricio Vila Dosal.
Gobernador constitucional del estado de Zacatecas, Alejandro Tello Cristerna.
Secretario de Relaciones Exteriores, Marcelo Ebrard Casaubon.
Secretario de Marina, almirante José Rafael Ojeda Durán.
Secretario de Defensa Nacional, general Luis Cresencio Sandoval González.
Secretaria de Gobernación, Olga Sánchez Cordero.
Secretario de Hacienda y Crédito Público, Carlos Manuel Urzúa Macías,
Secretaria de Economía, Graciela Márquez Colín.
Jefe de Oficina de la Presidencia, Alfonso Romo Garza.
De la Confederación de Cámaras Industriales, nos acompaña José Abugaber; Juan Alberto Porras.
Presidente de la Cámara de Diputados, Porfirio Muñoz Ledo.
Presidente del Consejo Coordinador Empresarial, Carlos Salazar Lomelín.
Presidente municipal de Tijuana, Juan Manuel Gastélum Buenrostro.
Líder de la Confederación de Trabadores de México, Carlos Aceves.
Defensor de derechos humanos, Padre Solalinde.
Gobernador de San Luis Potosí, Juan Manuel Carreras.
Representante de las comunidades indígenas, Amalia Tello Torralba.
Representante de la comunidad evangélica, Arturo Farela.
Presidente de la Asociación de Bancos de México, Luis Niño de Rivera.
Presidente de Concanaco, José Manuel López Campos.
Preside este acto de Unidad en Defensa de la Dignidad de México y en favor de la Amistad con el Pueblo de los Estados Unidos, el presidente constitucional de los Estados Unidos Mexicanos, licenciado Andrés Manuel López Obrador.
Agradecemos la presencia de todos los senadores y diputados presentes.
A la población de Tijuana, representantes de organizaciones de la sociedad civil, funcionarios de los tres niveles de gobierno, representantes de los medios de comunicación y a quienes nos ven en vivo y directo por la transmisión televisiva que llega a todo el país, por internet al mundo entero.
A todos ustedes, sean bienvenidos.
Escuchemos el mensaje del señor secretario de Relaciones Exteriores, licenciado Marcelo Ebrard Casaubon.
MARCELO EBRARD CASAUBON, SECRETARIO DE RELACIONES EXTERIORES:Señor presidente de la República, señoras, señores gobernadores, compañeros, compañeras secretarias, secretarios, representantes del sector privado; distinguidas, distinguidos invitados, compañeras, compañeros:
Vengo llegando de Washington y si me notan un poco cansado es porque estuvimos muchas horas trabajando para tratar de evitar, como finalmente se logró, que nos impusieran tarifas a México el día lunes.
Les quiero compartir cuál era el problema con las famosas tarifas o por qué el señor presidente de la República nos pidió al de la voz, a la secretaria de Economía, la doctora Graciela Márquez; al secretario de Agricultura aquí presente, el ingeniero Víctor Villalobos -muchas gracias, Víctor por el apoyo que nos diste ahora en este viaje-; desde luego, al equipo de la Secretaría de Relaciones Exteriores, la embajada de México, a todos nos dio la instrucción de hacer todo lo posible, ser pacientes, pero no por ello dejar de plantear las preocupaciones y los argumentos de México para evitar y persuadir de que esto no ocurriera.
¿Y por qué?, ¿cuál sería el efecto de esas tarifas, primero del cinco y luego del 10, tal vez después del 15 o del 20?, ¿cuál sería el impacto que tendría para México?
El primer impacto es que habría una importante caída en la inversión, habría una importante caída en el número de empleos; quizá estimamos, sin ánimo de exagerar, que más de 900 mil personas se podrían haber quedado sin trabajo, porque en el momento que se aplica una tarifa y un producto, el más caro y que es más difícil exportarlo y comunicarse con Estados Unidos, en ese momento viene una caída de la economía nacional, que quiere decir, ¿qué?, pérdida de empleos, aumento de precios y, lo más grave, que pudieran las tarifas por imponerse prácticamente ya ser inviable el que tengamos un Tratado de Libre Comercio con los Estados Unidos, porque no se pueden tener las dos cosas.
No sólo es el impacto del 5, del 10 por ciento, sino es cambiar un sistema donde tienes un tratado de libre comercio por otros sistemas en donde haya una fijación unilateral de tarifas por parte de los Estados Unidos y luego su regreso por México y así sucesivamente; lo que llamamos una guerra comercial.
Y el presidente estaba muy preocupado por los empleos que se iban a perder y porque se podía perder la posibilidad también de ratificar en este año el Tratado de Libre Comercio con los Estados Unidos y Canadá. Así la gravedad de las cosas. Y por eso ordenó que nos fuésemos ese mismo día a Washington para hacer esta negociación.
Al final del día no podemos decir que ganamos todos los puntos que México planteó, porque eso no sería honesto decirlo; sí logramos cosas, sí logramos lo más importante: que el lunes no va a haber tarifas, no vamos a tener ni pérdida de empleos ni vamos a perder la posibilidad de ratificar el Tratado de Libre Comercio ni vamos a tener una situación en las que las familias tengan que padecer aumento de precios, dificultades económicas, y ese panorama se alejó; y desde ese punto de vista con la guía que nos dio el presidente de la República se ha tenido éxito.
Pero no quiere decir con ello que no debamos de estar vigilando y que no debamos estar muy aplicados en la relación México-Estados Unidos; no quiere decir que ya nos olvidemos. Vamos a tener que trabajar muy fuerte los próximos meses para defender a México, y procurar y evitar cualquier decisión que nos pueda afectar.
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El día de hoy les quiero informar también, por instrucciones del presidente, qué acuerdos se lograron. Favorable a México el que ya no se aplique la tarifa, eso es lo más importante, eso es lo más relevante, porque ya expliqué que habría sido muy grave el impacto.
¿Qué es lo que nosotros dijimos? ¿Cuál es el origen del problema de estas tarifas?
Lo que ofrecimos es que las personas que vengan a nuestro país y crucen nuestro país sea para quedarse en México, para ir a Estados Unidos tengan que registrarse, porque si no las podemos registrar, pues no podemos saber quiénes son y no los podemos proteger.
Dijimos y explicamos que el Gobierno de México, el presidente de la República, con el respaldo del Congreso de la Unión, que por cierto veo aquí enfrente a muchas amigas y amigos del Congreso, Ricardo Monreal, gracias por acompañarnos, Ricardo; Tatiana Clouthier, aquí también anda; Mario Delgado; en fin, hay muchas y muchos compañeros del Congreso. Saludo a todas y a todos con todo afecto, claro que sí, el Congreso de la Unión dispuso que se instituyera la Guardia Nacional en México y que va a cubrir todo el territorio nacional, incluyendo nuestra frontera sur y la frontera norte.
Dijimos -y ya hoy en día están- los norteamericanos han resuelto, han decidido, regresar a México a ocho mil personas que están esperando su audiencia en Estados Unidos para asilo; y a esas personas México les está ofreciendo apoyo y respaldo, y lo seguiremos haciendo.
Nos ha pedido el presidente de la República, y así lo hicimos saber, que, en México por nuestros principios y convicciones de fraternidad, a esas personas en nuestro territorio, mientras estén en México nosotros vamos a ser solidarias con ellos, solidarias y solidarios, y vamos a proteger sus derechos humanos.
Dijimos, y eso es muy importante y lo quisiera yo subrayar, que creemos que la única solución al flujo migratorio es que la gente tenga opciones donde viva y que no tengan que migrar forzadamente por la pobreza.
Y eso pudiera parecer algo muy evidente pero es muy difícil lograr, que un gobierno como el gobierno de los Estados Unidos actual, reconozca en un documento público que lo que está diciendo México es correcto; e inclusive se puso así: México y los Estados Unidos reiteraron la declaración del 18 de diciembre del 2018 en que ambos países se comprometieron a fortalecer y ampliar la cooperación bilateral para fomentar el desarrollo económico y aumentar la inversión en el sur de México y Centroamérica, para crear una zona de prosperidad.
Ambos países reconocen los fuertes vínculos entre el crecimiento económico en el sur de México y el éxito de la promoción de la prosperidad, el buen gobierno y la seguridad de Centroamérica.
Estados Unidos reiteró su beneplácito al plan de desarrollo integral lanzado por el Gobierno de México en conjunto con los gobiernos de El Salvador, Guatemala y Honduras para promover estos objetivos.
México y Estados Unidos liderarán el trabajo con socios nacionales e internacionales para construir una Centroamérica próspera y segura, y así abordar las causas subyacentes de la migración, con el objetivo de que los ciudadanos puedan construir mejores vidas para ellos y sus familias en casa.
En resumen, no hay tarifas el lunes. Nosotros nos comprometimos a que quienes estén en nuestro territorio rumbo a Estados Unidos nos lo digan, lo registremos y sea un proceso ordenado y regular.
Y ellos se comprometieron a respetar derechos humanos y apoyar el Plan de Desarrollo Integral que presentó nuestro presidente y lo ha liderado él para Centroamérica, para que la gente tenga alternativas en sus lugares de origen.
No ganamos todo, pero sí ganamos que no haya tarifas. Y como le dije hoy al presidente de la República cuando le rendí mi reporte: No hay tarifas, presidente y salimos con la dignidad intacta.
Muchas gracias.
MODERADOR: Escuchemos el mensaje de la representante de las comunidades indígenas, Amalia Tello Torralba.
AMALIA TELLO TORRALBA, REPRESENTANTE DE LAS COMUNIDADES INDÍGENAS: Muy buenas tardes, presidente de los Estados Unidos Mexicanos, licenciado Andrés Manuel López Obrador; buenas tardes, señores gobernadores; legisladoras y legisladores; líderes sociales; paisanas y paisanos de todo México y también a todas las ciudadanas y ciudadanos de diversas partes del mundo que nos acompañan y nos escuchan a través del internet.
Estamos en todo el mundo el día de hoy aquí, en esta ciudad de Tijuana, en donde comienza la frontera del norte. Hoy estamos aquí miles de hombres y mujeres libres, respondiendo al llamado de usted como presidente de México, para celebrar la unidad, la dignidad, pero también la amistad con el pueblo hermano de Estados Unidos de América y con los demás pueblos del mundo.
En esta ocasión soy la portavoz de los pueblos indígenas, de estas tierras, en especial de los jornaleros agrícolas quienes, como muchos otros, por necesidad hemos tenido que emigrar al norte de nuestro país dejando atrás nuestros pueblos y comunidades para buscar nueva supervivencia.
Venimos del Valle de San Quintín, lugar que usted, señor presidente de México, ha visitado en varias ocasiones y, sobre todo, conoce muy bien la situación, y desde donde le pedimos que reciba la solidaridad, el apoyo de los pueblos indígenas de México.
Este llamado representa el sentir de los mexicanos y representa la legítima defensa de la dignidad de nuestra nación y un llamado a la paz y concordia ante el mundo, tan necesaria es estos momentos de cambio, rápidos, acelerados, y también profundos.
Por este motivo, los pueblos indígenas de México estamos aquí presentes con usted, aquí estamos, así como nuestros paisanos, también nuestros antepasados tuvieron en el movimiento de la Independencia, la Reforma y la Revolución mexicana.
Hoy lo acompañamos con el movimiento de la Cuarta Transformación nacional, tan necesaria para nuestro país, en particular para las zonas más abandonadas por el llamado desarrollo civilizatorio.
En nuestra experiencia, como pueblos indígenas de este y de otro lado de la frontera, hemos aprendido que el diálogo y la palabra son las mejores vías para el entendimiento y la convivencia pacífica, y este es el mensaje que queremos transmitirle a la sociedad y a nuestros gobiernos presentes.
Queremos expresar un mensaje de hermandad y fraternidad con los pueblos indígenas de Estados Unidos de América, en especial con los que conviven con nosotros y a lo largo de toda la frontera, con quienes compartimos una historia común y afrontamos las mismas necesidades, con aquellos pueblos que son nuestros hermanos y que, de un día para otro, aparecieron separados por una franja fronteriza.
Señor presidente Andrés Manuel López Obrador:
El acuerdo firmado el día de ayer, en donde suspenden indefinidamente los aranceles programados para ser aplicados a nuestro país en próximos días, es una muestra clara de que la buena vecindad no se debe de… intimidación, ni en la amenaza, ni en debilitar las genuinas aspiraciones de desarrollo que ha unido a nuestros pueblos por muchos años; por lo que hoy estamos como pueblo para celebrar la fuerza del diálogo y de la razón que el Gobierno de México, encabezado por usted, siempre lo puso en la mesa con la primicia del respeto y la dignidad.
Todos los que aquí estamos reunidos reconocemos -y estamos en la frontera norte- la vinculación con nuestras hermanas y hermanos que han venido a aportar su trabajo el agradecimiento del país vecino y entendemos que la contribución de todos ha sido fundamentalmente para el crecimiento de las dos naciones.
Estos tres kilómetros de frontera, señor presidente, más que una fuente de angustia y de zozobra, debería ser una vista como la que es: miles de kilómetros de unidad, de fraternidad, de solidaridad y de fortaleza mutua, porque en nuestra cosmovisión las fronteras son sagradas, son espacio de comunicación con nuestros dioses y nuestros ancestros y son espacios sagrados, también porque ahí empieza la comunicación entre los seres humanos.
Los pueblos indígenas pensamos que así debemos conocernos en esta y en cualquier otra frontera, como nosotros, reconociendo nuestras diversidades culturales y lingüísticas, y asimismo, tiempo afirmado en nuestra unidad humana.
Por eso, desde aquí reiteramos al pueblo de los Estados Unidos de América a visitarnos y a conocernos.
Los recibimos con los brazos abiertos, a todos y a todas, sin distinción de ninguna índole.
Para finalizar, quiero recordar las palabras del licenciado Benito Juárez García, presidente de México, indígena zapoteco, mexicano universal, quien dijo su discurso el 15 de julio 1867 al reinstalar los Poderes de la Unión: ‘Que el pueblo y el gobierno respeten los derechos de todos. Entre los individuos como entre las naciones, el respeto al derecho ajeno es la paz’.
Con eso aquí desde la frontera norte extendemos nuestra mano amiga y celebramos el sí al diálogo, sí a la dignidad, sí a la paz.
Muchas gracias.
MODERADOR: Escuchemos al presidente del Consejo Coordinador Empresarial, maestro Carlos Salazar Lomelín.
CARLOS SALAZAR LOMELÍN, PRESIDENTE DEL CONSEJO COORDINADOR EMPRESARIAL: Señor presidente, con su permiso.
Estimados gobernadores amigos, Cámara de Diputados, Cámara de Senadores.
Todos aquí reunidos en un día de enorme felicidad para los mexicanos.
Hoy a través de sus caras vemos lo que sienten 130 millones de mexicanos. Ustedes representan esa felicidad, esa alegría, esa ganancia que representa nuestro México cuando está unido, cuando está fortalecido, porque la razón porque los argumentos son los que al final convencieron a todos que nosotros necesitábamos tener el apoyo de toda nuestra sociedad alrededor del presidente.
No podríamos tener un mejor marco que observar esa bandera, esa bandera que nos une a todos, esa bandera que, al ondear, parecería que nos arropa a todos los mexicanos, que unidos siempre con las causas justas podemos hacer lo que debemos hacer.
Hoy hemos aprendido dos lecciones:
La primera. Recordarnos que cuando los mexicanos nos unimos, cuando los mexicanos nos apoyamos, cuando nos apoyamos trabajamos juntos, siempre ganamos, siempre podemos desarrollar un mejor país. Por eso, recordemos esta tarde como una tarde de unión, de esfuerzo, de dedicación.
Una tarde donde todos ganamos porque estamos alrededor de usted, señor presidente, pero sobre todo de esa bandera que nos representa y nos une a todos los mexicanos, que nos arropa a cada uno de nosotros.
Segunda lección. Tenemos que aprender hacia adelante, tenemos que esforzarnos siempre por combatir los problemas de nuestro país, nadie nos va a hacer favores, nos lo vamos a ganar cada uno de nosotros. No esperemos nada de nadie más que de nuestro esfuerzo, nuestra dedicación.
Los empresarios estamos alrededor de ustedes. Queremos un mejor México, un México donde se erradique la pobreza, donde estas caras reflejen la alegría y el anhelo de lo que podemos construir juntos por este gran país.
Un México donde todos trabajemos por hacerlo más justo, más próspero, más unido, donde todos pongamos, pero todos ganemos.
Esa es la segunda lección que nos deja esta tarde con este calor y con este calor humano representado por cada uno de ustedes.
Le aprecio, presidente, que me haya invitado a esta reunión. Me siento enormemente satisfecho de haber ayudado como siempre, poniendo al sector empresarial a su lado y tratando de construir el México que todos soñamos.
Me siento enormemente satisfecho de estar en esta nuestra frontera norte, que más que una frontera que divide es una frontera que encuentra y que encuentra a todos los mexicanos unidos.
Allá del otro lado nos están viendo y nos están viendo así, contentos, satisfechos, pero sobre todo alrededor de un gran liderazgo.
Les aprecio mucho que me hayan invitado.
Muchas gracias a todos.
MODERADOR: Escuchemos al representante de la Comunidad Evangélica, Arturo Farela.
ARTURO FARELA, REPRESENTANTE DE LA COMUNIDAD EVANGÉLICA: Muy buenas tardes, señor presidente Andrés Manuel López Obrador, muy buenas tardes distinguidos miembros del presídium, buenas tardes a todas y a todos ustedes.
Las iglesias cristianas evangélicas, aglutinadas en la Confraternidad Nacional de Iglesias Cristianas Evangélicas, vienen a dar su apoyo incondicional al presidente de México, porque en Estados Unidos es una nación fundada con principios cristianos bíblicos.
Los que fundaron la Unión Americana expulsados de Inglaterra, los famosos cuáqueros, hombres puros, hombres íntegros, hombres de principios y valores vinieron a sembrar la semilla de la palabra de Dios en esta gran nación; y por eso dice en el dólar: ‘En Dios confiamos’.
Y quiero felicitar ampliamente a la comitiva del gobierno federal, todos los que encabezaron y que hicieron un trabajo extraordinario y que mucha gente, algunos pequeños sectores daban poca esperanza para que tuvieran éxito y el próximo lunes estuviéramos en una situación de crisis nacional donde empezasen a cobrarse el cinco por ciento de impuesto con los aranceles que se habían anunciado.
Pero damos gracias a Dios, el que hizo el Cielo y la Tierra, porque Dios puso orden tanto en el gobierno estadounidense como en el gobierno mexicano partiendo de un principio fundamental que es la justicia y la justicia social.
¿Y qué es la justicia social?
La justicia social tiene dos vertientes principales:
Uno. Está fundamentada sobre la verdad.
La justicia social número dos está fundada sobre la equidad. Y creo que ambos equipos negociadores, tanto el de México como el de Estados Unidos hablaron con la verdad y dijeron qué tenía que hacer cada quien para no destruir, no hacerse daño, ni México ni Estados Unidos, sino que estas dos grandes naciones puedan caminar como dos pueblos hermanos por la gracia de Dios tenemos principios y valores de igual manera que transforman vidas que hacen nuevas a los hombres, a los matrimonios, a las familias, a los pueblos. La justicia engrandece a la nación.
Y creo que con estos principios de justicia que tuvieron ambas delegaciones, la de México y la de Estados Unidos, ejerciendo durante estas negociaciones, que ciertamente no había mucha esperanza, pero que con fe, con esperanza, fueron los representantes de México.
Y quiero pedirles un fuerte aplauso de reconocimiento para la delegación mexicana que logró que haya estabilidad el próximo lunes en México.
Nos sentimos, señor presidente Andrés Manuel López Obrador, orgullosos de la justicia social que es la Cuarta Transformación, que se aplica en la Cuarta Transformación, esto es, hay un principio del hombre más sabio que dijo: ‘Abre tu boca, juzga con justicia y defiende la causa del pobre y del menesteroso’.
Nos sentimos orgullosos de usted, señor presidente, que no solamente los pobres, como usted dice, primero los pobres, sino también primero los niños desamparados, primero las viudas, primero los ancianos, primero los jóvenes, primero los campesinos; nos sentimos orgullosos por esta justicia social que la Cuarta Transformación está llevando adelante con todos los programas sociales que usted está encabezando.
Y que en México se está en este momento sufriendo esta transformación maravillosa, de tal manera que está fundada sobre estos principios de la justicia, la justicia engrandece a la nación. Nos sentimos orgullosos de usted, señor presidente, de todo su gabinete.
¿Por qué?
Porque no se avergüenzan de los extranjeros. Si nosotros damos la espalda a los extranjeros acarreamos maldición para nosotros. Este es un principio muy importante que el altísimo Dios dice: ‘Si tu no ayudas al huérfano, a la viuda, al desamparado y al extranjero acarreas maldición para ti’. Nos sentimos orgullosos por esta justicia social que encabeza la Cuarta Transformación, que está trayendo a los más de 125 millones de mexicanos.
Muchas gracias, señor presidente, por dar la cara por los pobres, por los huérfanos, por los extranjeros, por los campesinos, por los jóvenes.
Que Dios bendiga a México.
MODERADOR: Escuchemos al defensor de derechos humanos, padre Solalinde.
JOSÉ ALEJANDRO SOLALINDE GUERRA, DEFENSOR DE DERECHOS HUMANOS: Muy buenas tardes a todas y a todos.
Buenas tardes a todos los habitantes de México, sean ciudadanos o no.
Gracias y bienvenidos a todas las autoridades de los tres niveles de gobierno. Especialmente, saludo con mucho cariño a mi hermano Andrés Manuel López Obrador, quien está haciendo historia.
Quiero también decirles que México es un espacio bendito y maravilloso, bendecido por una gran señora, que es la Virgen de Guadalupe.
Muchas cosas desgraciadamente nos han dividido, pero aquí estamos para unirnos. Somos una expresión de la esperanza; queremos ser participantes, actores de una nueva vida para México, venimos cargando con muchos lastres, venimos cargando con muchas divisiones, con mucha diversidad mala que nos ha confrontado.
Hoy tenemos la oportunidad, no sólo de expresar de palabra nuestra adhesión a un gran presidente, sino queremos demostrar con hechos que de veras queremos cambiar México.
Todas y todos queremos poner algo de nuestra parte. México no estaría completo en esta transformación integral si no pusiéramos lo que nos toca para fortalecer la espiritualidad que tanto ha pregonado y tanto ha insistido nuestro presidente al hablar de esta revolución de la conciencia, que tiene también este germen maravilloso de la ética. Tenemos que ser una nación ética.
Yo quiero dirigirme a todas las feligresías, cristianas sobre todo y no cristianas.
Quiero dirigirme también a las feligresías que luchan por manifestar y expresar su fe en la vida diaria.
Nuestro país está pasando por una situación muy difícil. Hemos estado viviendo las presiones, no sólo de una persona, sino sobre todo de un sistema neoliberal capitalista que adora el dinero, que adora el mercado. Ese es su verdadero Dios.
Nosotros queremos, en cambio, que creemos en la persona, en el ser humano. Hoy estamos viendo cómo del sur viene esta crisis humanitaria de hermanos y hermanas nuestras.
México no le va a dar la espalda. Hemos tratado de salir de ese trance, pero tenemos la gran oportunidad de incidir en la verdadera solución que el desarrollo integral.
Hoy queremos hacer presente aquí a una gran persona que tiene que ser referente para este cambio. Esta persona es Jesús de Nazaret. Es ella la que nos va a ayudar, la que nos va a guiar para que de verdad construyamos ese reino que él quiere.
Nuestro presidente, y también nuestros hermanos de los pueblos originarios, han hablado de algo maravilloso, es el diálogo. Quizá no lo hemos ponderado.
Nuestro presidente ha dicho: el diálogo y después diálogo y siempre diálogo; porque el diálogo es el sacramento del reino de Dios. Donde tenemos que hacer la revolución es en dos espacios: la conciencia para que de verdad con la verdad sea libre, pero también las relaciones donde se juega exactamente el presente y el futuro de la humanidad.
México ha dado un gran paso, ha salido librado de este diálogo, pero siempre vamos a tener Wall Street y siempre vamos a tener esas personas que buscan el interés del dinero a cambio; creo yo que estamos buscando esa amistad de pueblo a pueblo, ese hermanamiento con el sur y con el norte.
No podríamos estar presentes ni podríamos decir que somos una nación que queremos cambiar, queremos transformarnos, si no es a través de las buenas relaciones.
Yo les digo que me siento muy esperanzador, muy orgulloso de la presencia de cada uno de ustedes. Y vamos a pedirle a Dios que nos ayude a lograr esta transformación.
No va a ser fácil, porque tenemos muchas inercias, pero también tenemos muchas resistencias porque desgraciadamente hemos vivido una vida desastrosa, pero hoy tenemos la oportunidad de unirnos para lograr esta gran transformación.
Las mujeres y los jóvenes, pero también los pueblos originarios son una reserva hermosísima que nos va a ayudar a cambiar México. Hoy sabemos que la mitad de los servidores y servidoras de México son mujeres. Y esto nos da a nosotros una gran esperanza porque no, yo no estoy ventaneando a nadie, pero yo creo que estamos muy cerca de tener, quizá, la primera mujer presidenta nacional. Ojalá que así sea.
Muchas gracias.
MODERADOR: Escuchemos el mensaje del gobernador constitucional del estado de Querétaro y presidente de la Conago, Francisco Domínguez Servién.
FRANCISCO DOMINGUEZ SERVIÉN, GOBERNADOR DE QUERÉTARO Y PRESIDENTE DE LA CONFERENCIA NACIONAL DE GOBERNADORES (CONAGO): Licenciado Andrés Manuel López Obrador, presidente de los Estados Unidos Mexicanos; diputado Porfirio Muñoz Ledo, presidente de la Mesa Directiva de la Cámara de Diputados de la 64 Legislatura; licenciado Francisco Arturo Vega, gobernador de Baja California; jefa de Gobierno de la Ciudad de México; gobernadora, gobernadores de nuestro país.
Maestro Carlos Salazar Lomelín, presidente del Consejo Coordinador Empresarial de México; senadoras y senadores; diputadas federales, diputados federales; diputadas locales, diputados locales; funcionarios federales, estatales, municipales; señoras y señores:
Hoy, como en estos momentos, la historia México supo plantarle la cara a los desafíos, enfrentarlos y superarlos.
Vengo en representación de los 32 gobernadores del país a expresar un mensaje categórico y firme. Cuando los mexicanos cerramos filas y nos enfocamos en las coincidencias más que en las diferencias, a nuestro país le va mucho mejor.
Durante las horas de inquietud e incertidumbre, el gobierno de los Estados Unidos encontró a un México fusionado, en pie, inquebrantable, logramos hacer prevalecer el interés nacional, prevaleció el diálogo, la inteligencia, la sensatez.
México envía un poderoso mensaje al mundo: es preciso que el respeto supla a la imposición, el entendimiento a la desconfianza y el argumento a la amenaza.
Somos defensores de un mundo sin barreras, ni de ideas, ni de prejuicios, podemos afirmarlo con orgullo. Los mexicanos no aceptamos muros, ni de concreto, ni de aranceles.
Recordemos siempre las ideas y los valores; son nuestras únicas armas, no tenemos otras, pero tampoco las hay mejores, nos guían los principios, la apertura, la integración, la dignidad y el respeto.
El diálogo es escuchar al otro, atender sus preocupaciones, escuchar sus argumentos, aceptar aquello que sea correcto y rechazar lo que nos afecta.
Nadie en una negociación gana todo o cede todo. Negociar sin ceder es imponer. El resultado es que hoy México va a estar mejor, es más fuerte, es más congruente y ha eliminado una amenaza que de haberse cumplido nos hubiera perjudicado fuertemente, pero, lo más importante, hoy México se reencuentra en unidad.
Compartimos todos el orgullo de entonar siempre un himno nacional y saludar a la bandera mexicana, nos une el afán de vivir en libertad y en solidaridad, que pensamos que la única vecindad posible es la cooperación, la empatía, el respeto.
Que esta frontera puede no dividirnos y separarnos, sino que unirnos y conectarnos si en nuestras relaciones prevalece la buena voluntad. Creemos en el respeto como forma de convivencia y de vecindad.
El camino que construyeron sí, muchos buenos mexicanos, pero también muchos buenos norteamericanos.
El respeto de la política del buen vecino, de la alianza para el progreso, de la firma del Tratado de Libre Comercio, una sociedad, o es justa o deja de ser sociedad.
Y nosotros somos socios de Estados Unidos. No aspiramos a más, pero tampoco aceptamos menos.
Como mexicanos defenderemos siempre la libertad de decidir, de progresar, de invertir, de exportar para garantizar que a cada hogar mexicano viva mejor.
Queremos una región norteamericana más próspera y justa en donde los beneficios den el pertenecer a ella y se sienten en cada mesa, en cada hogar mexicano.
Creemos una región respetuosa de la democracia, de la ley, de los derechos humanos. Una región norteamericana que se conecte con infraestructura, con cadenas de valor, con muchos empleos, con buenos salarios, con una región que sea sinónimo de justicia y bienestar.
Tenemos el deber de asegurar que México tenga su lugar en el mundo, pero también que el mundo encuentre un sitio en nuestro país.
El tiempo del aislamiento lo probamos y quedó atrás. Este acuerdo se logra por la entereza de nuestro pueblo, por la altura de miras que supo y siempre sabrá anteponer al interés nacional, que habrá mexicanas y mexicanos que abracen primero nuestras coincidencias y olvidemos entre todos por un momento nuestras diferencias.
A todos nosotros hoy nos une un gran amor y un gran orgullo que es México. Pero este acuerdo se logró también porque hay personas en Estados Unidos que creen, piensan y sienten igual que nosotros. Lo confirmamos, hay más amigos de México en los Estados Unidos que personas que recelan de nuestra fraternidad.
A ellos les hacemos un llamado hoy para refrendarles nuestro afán de mantener una relación respetuosa y afable, la relación entre México y Estados Unidos es mucho más que profunda, rica y generosa que la relación entre los gobiernos.
Los gobiernos cambian, las amistades no. Sabemos que la inmensa mayoría del pueblo norteamericano respeta los principios que heredaron de sus padres fundadores, la libertad, la democracia, la justicia.
Los gobernadores estrecharemos las relaciones con nuestros pares y pediremos a los empresarios, a la sociedad, a la academia, al sector cultural, que sumen esta política en favor de una asociación digna y sólida.
Eso hoy México celebra aquí, en Tijuana: el encontrarnos unidos bajo una sola voz que se supo defender la justicia, la libertad y la democracia.
Hacemos un reconocimiento al equipo negociador por su templanza y firmeza mostrada durante la negociación y el acuerdo.
Un reconocimiento también a mis compañeras y compañeros gobernadores por la solidaridad y compromiso externado en torno al principal objetivo que nos une a todos: nuestra nación.
Al mismo tiempo reconocemos los esfuerzos del jefe del Estado mexicano, Andrés Manuel López Obrador, y de toda la sociedad mexicana para enfrentar con madurez y firmeza estas horas de incertidumbre.
Esta plaza atestigua que la unidad nos hace más fuertes. Todos nosotros, miles de mexicanas y mexicanos que aman y protegen a nuestro país militaremos en el mismo partido: México.
Unidos no habrá nunca diferencias que nos dobleguen ante la amenaza y la sinrazón; probamos ya que jamás habrá discrepancias que nos dividan cuando se trata de defender a nuestro país, por encima de todo está el interés nacional.
¡Que viva la justicia y la libertad!
¡Que viva México!
MODERADOR: Escuchemos el mensaje del diputado presidente de la Cámara de Diputados de Diputados, Porfirio Muñoz Ledo.
PORFIRIO ALEJANDRO MUÑOZ LEDO, PRESIDENTE DE LA CÁMARA DE DIPUTADOS: Gracias, muchachos.
Ciudadano presidente de la República, señoras y señores gobernadores y legisladores, muy querido pueblo de Tijuana.
Desde hace 100 años de los tratados de Bucareli no teníamos una relación tan accidentada por el gobierno de los Estados Unidos.
La sustitución del lenguaje diplomático por la procacidad y el cambio de un trato amistoso por la amenaza que obliga a reforzar nuestra unidad mediante el Acuerdo Nacional de Defensa de la Dignidad del país que ha propuesto el presidente.
Aspiramos que al final de este túnel nuestra relación con los Estados Unidos sea mucho mejor de la que ahora tenemos.
Ha habido momentos muy cordiales y muy fructíferos. Se refirió el gobernador a la buena vecindad con Franklin Delano Roosevelt, que atemperó la expropiación del petróleo y nos llevó a la Segunda Guerra Mundial en alianza con los Estados Unidos.
Hoy es un día de celebración, pero también de reflexión y de mirada larga hacia el futuro.
Vivimos un nuevo tiempo histórico, el de la globalidad, este exige la creación de bloques económicos y regionales competitivos hacia el mundo y equitativos en su estructura interna.
Apenas podemos entender que Trump quisiera desarticular nuestras relaciones económicas construidas durante tantos años mediante los aranceles que hubieran tenido efectos imprevisibles sobre nuestra economía.
Yo quiero referirme a un tema principal, no podemos aceptar que la migración sea una palabra maldita. La migración es un derecho humano que debe ser respetado; así lo consagran todas nuestras constituciones, desde la de Morelos y todos los tratados internacionales sobre la materia.
Tampoco podemos aceptar el lenguaje mentiroso que no quiere diálogo, sino acciones; lo que significa que no tiene ninguna intención de llegar a acuerdos.
Saben que nosotros tenemos la fuerza de la razón y ellos la razón de la fuerza.
Dos reflexiones:
Más de cinco millones de trabajadores norteamericanos dependen del intercambio comercial. Es claro que, entre nosotros, los dos países, no existe una sumisión, sino una interdependencia. Lo prueba esta franja fronteriza desde Tijuana hasta Matamoros, donde hay el mayor cruce de personas, de modo pacífico y ordenado, de todo el planeta.
También existe el derecho a no migrar, que significa la creación de condiciones en su país de origen para que los ciudadanos no tengan que trasladarse a otras regiones.
México ha confiado desde hace mucho en la solución bilateral de nuestros problemas. Aunque podíamos haber acudido a la Organización Mundial de Comercio, a la Suprema Corte de La Haya y hasta las Naciones Unidas, yo quiero decir que la vía que hemos encontrado es la mejor. Y quiero felicitar a los negociadores encabezados por Marcelo Ebrard y por Martha Bárcenas que tuvieron una actitud paciente y que jamás se dejaron chantajear.
Lo que es en mi criterio inmoral e inaceptable es el doble rasero entre la frontera norte y la del sur. Por una parte, exigimos que nos abran las puertas; y por el otro lado sellamos el paso de los centroamericanos para hacerle un oscuro favor a los Estados Unidos.
La mejor atenuante del éxodo es la elevación sustantiva y progresiva, las condiciones de vida mediante el aumento sustantivo de los salarios. En eso coincidimos con Canadá y con los Estados Unidos.
Me dirijo, por último, a nuestros compatriotas del exterior con los que hemos tenido durante 50 años las mejores relaciones. Ellos representan nuestra historia y aspiración.
México es una nación que trasciende sus fronteras; de hecho, hay países con varias relaciones y naciones en varios estados. Jamás podríamos abandonar a nuestros compatriotas, ellos son también una réplica del federalismo mexicano, los bajacalifornianos, zacatecanos, de los queretanos, y nuestras autoridades estatales han cuidado con mucho esmero el fortalecimiento de los vínculos solidarios.
Queremos una patria grande, que existirá ahí donde se encuentre un mexicano.
¡Viva la gran nación mexicana!
¡Que vivan nuestros compatriotas del exterior!
¡Que viva la buena vecindad!
MODERADOR: Ahora, damas y caballeros, escuchemos el mensaje que nos dirige el presidente constitucional de los Estados Unidos Mexicanos, licenciado Andrés Manuel López Obrador.
PRESIDENTE ANDRÉS MANUEL LÓPEZ OBRADOR: Amigas y amigos de Tijuana, de Baja California, de México y de Estados Unidos.
Representantes del Poder Legislativo.
Ciudadanos gobernadores.
Gobernadora.
Jefa de Gobierno.
Servidores públicos municipales, estatales y federales.
Representantes de comunidades indígenas, de campesinos, obreros.
Carlos Salazar, representante, presidente del Consejo Coordinador Empresarial.
Representantes de las iglesias.
Libres pensadores.
Migrantes.
Amigas y amigos todos.
Estados Unidos y México no son vecinos distantes, comparten una frontera de tres mil 180 kilómetros de largo, ejercen una influencia cultural mutua y las historias nacionales de nuestros países están entrelazadas en numerosos episodios de hostilidad, pero también de cooperación y entendimiento.
El gran zarpazo de 1847 y las intervenciones del siglo XX en nuestro territorio, amén de otros agravios, han tenido una contraparte en la amistad entre gobiernos y la fraternidad de los pueblos de ambas naciones.
Por ejemplo, el presidente Benito Juárez, el mejor presidente de México, recibió una invaluable ayuda de Abraham Lincoln, en su lucha contra los invasores franceses; y en otros momentos Estados Unidos dio refugio a próceres de nuestra historia como Mariano Escobedo, Vicente Rivapalacio, Francisco I. Madero y José Vasconcelos.
No se nos olvida que desconocieron al usurpador Victoriano Huerta en 1913, quien se había hecho del poder tras un golpe de Estado. Más aún, muchos periodistas, dirigentes sociales y políticos de nuestro país optaron por combatir a la dictadura porfirista desde el territorio estadounidense para poner a salvo sus vidas, porque en ese entonces, mientras en Estados Unidos se aplicaba la ley y les castigaba con cárcel, en México desgraciadamente se les tiroteaba por la espalda, se les aplicaba la famosa y terrible ‘ley fuga’.
Más adelante, como aquí se ha dicho, los gobiernos de Franklin Delano Roosevelt y de Lázaro Cárdenas mantuvieron relaciones ejemplares a pesar de la expropiación petrolera de 1938. Unos años después, México peleó al lado de Estados Unidos en la Segunda Guerra Mundial, no sólo con los aviadores heroicos mexicanos del Escuadrón 201 que combatieron en el Pacífico, sino también enviando en ese entonces al país vecino a trabajadores, braceros, que contribuyeron a garantizar la producción de alimentos y materias primas en Estados Unidos.
A mediados del siglo pasado, la tecnología y los bienes de capital procedentes de nuestros vecinos del norte fueron fundamentales para el proceso de industrialización impulsado en nuestro país.
Hacia los años de 1960 dieron comienzo los programas para el desarrollo de la frontera norte. Con el apoyo progresivo, comercial, bilateral, con el crecimiento de nuestra economía y del mercado interno las empresas de Estados Unidos encontraron una atractiva zona de inversión en nuestro país y casi todas las grandes corporaciones establecieron filiales en nuestras ciudades.
En 1993, ambos países, además de Canadá, firmaron el Tratado de Libre Comercio de América del Norte, con lo que se constituyó uno de los principales bloques económicos del mundo.
En consecuencia, en 1995 el gobierno de Washington otorgó un apoyo financiero extraordinario para superar la crisis económica, la devaluación del peso, la crisis financiera que se presentó al concluir la administración de Carlos Salinas e iniciar la de Ernesto Zedillo.
Una de las consecuencias de la imposición del modelo neoliberal en nuestro país fue la expulsión masiva de población de sus lugares de origen, la pérdida de empleos, en una industria desmantelada, cuando decían que la mejor política industrial era la que no existía; y con ello, con el abandono de las actividades productivas en el campo, en la ciudad, creció el flujo de refugiados económicos y, como nunca, tuvieron que irse a buscar la vida del otro lado de la frontera millones de mexicanos.
Millones de compatriotas nuestros cruzaron el río Bravo en busca de subsistencia económica y de mejores horizontes de vida y hubieron de enfrentar la discriminación, los atropellos y la persecución policial; pero también, y eso no debemos soslayarlo, también se registraron sublimes manifestaciones de apoyo y solidaridad de una buena parte de la sociedad estadounidense.
En la actualidad, Estados Unidos tiene una comunidad mexicana formada por unos 36 millones de personas, de las cuales, 15 millones son nacidas en México. Esa población realiza un aporte fundamental a la economía y a la cultura del país vecino y su participación política allí es cada vez más relevante.
Hay en ella más de un millón de emprendedores. Además, los mexicanos realizan el 30 por ciento de las labores agrícolas en Estados Unidos, el 20 por ciento de las tareas en la construcción y el 15 por ciento en la industria turística.
En contraparte, esos compatriotas contribuyen a la economía mexicana con remesas por más de 33 mil millones de dólares anuales. Un dato poco citado es que en México residen cerca de un millón 200 mil estadounidenses; es decir, nuestros dos países son protagonistas del mayor intercambio demográfico del mundo.
Por lo demás, así como la nación vecina constituye el principal destino para las exportaciones mexicanas para vender las mercancías que se producen en México, la nuestra, nuestra nación, es también el mercado más importante para las exportaciones de Estados Unidos.
Es en este contexto, y en vísperas de la conclusión del tratado de México, Estados Unidos y Canadá, que se presenta la decisión unilateral del presidente Donald Trump de imponer un arancel generalizado y progresivo a las exportaciones mexicanas a Estados Unidos.
Se trató de una medida que respetamos, pero que no compartimos. Porque de aplicarse hubiese causado, como aquí se ha dicho, un daño importante en ambas economías y debilitado en forma significativa la alianza comercial de la región.
Por fortuna desde el principio hicimos propuestas al gobierno estadounidense para resolver el fondo el fenómeno migratorio, y eso contribuyó mucho en las intensas negociaciones que se celebraron en Washington.
También abonó, para llegar al acuerdo de ayer, la decidida postura de mantener una política de respeto y buena vecindad con el gobierno de Estados Unidos, y de fraternidad con su población.
Aprovechamos aquí, en Tijuana, para decirle al pueblo estadounidense una vez más que no abrigamos ni abrigaremos intención alguna de perjudicarlo, y que estamos resueltos a colaborar con él en todos los ámbitos, especialmente ante la preocupación que suscita el crecimiento del flujo migratorio hacia su país.
Asimismo, acudimos a su comprensión porque el fenómeno migratorio no surge de la nada, es originado por las carencias materiales y la inseguridad en los países centroamericanos y en sectores y regiones marginadas de México, en donde hay seres humanos que necesitan emprender todo un peregrinar para mitigar su hambre y su pobreza o para preservar sus vidas.
Hemos expresado que resolveremos el fenómeno migratorio atacando sus causas profundas; es decir, mediante el impulso al desarrollo y a la construcción del bienestar y la paz.
En México ya lo estamos haciendo. Pero para aplicar esta propuesta en las naciones de Centroamérica y del Caribe es indispensable el concurso de Estados Unidos, de Canadá y de otros países desarrollados.
Quiero mencionar un dato conmovedor: de los 521 mil migrantes que ingresaron a nuestro país por la frontera sur en el curso de este año con la intención de llegar a Estados Unidos, 159 mil 395 son menores de edad y 43 mil 875 niñas y niños viajaron solos.
Es claro que, ante esta amarga realidad, esta amarga y dolorosa realidad, no se puede enfrentar la solución sólo a cerrar fronteras o a utilizar medidas coercitivas; lo más eficaz y lo más humano es enfrentar el fenómeno migratorio; la falta de oportunidades de empleo y la pobreza para lograr que la migración sea opcional, no forzada.
En consecuencia, reafirmamos nuestro compromiso de contribuir a evitar que los migrantes atraviesen el territorio nacional para alcanzar el de Estados Unidos, pero jamás lo haremos violando los derechos humanos de los viajeros, empezando por el principal de los derechos humanos, el derecho a vivir libres de miseria, el derecho a la vida.
Bajo este criterio que sostendremos siempre será injusto el que se pretenda castigar a México por proponer un alto a la migración mediante el impulso al bienestar y la seguridad en sus puntos de origen y por procurar la fraternidad entre las sociedades y los pueblos.
Celebramos el importante acuerdo de ayer, porque se nos estaba poniendo, se nos estaba colocando en una situación muy difícil, muy incómoda la de tener que aplicar a ciertas mercancías de Estados Unidos las mismas medidas, restricciones comerciales similares a las que se iba a imponer a las exportaciones mexicanas.
Confieso que, como persona, como ciudadano, rechazo los actos de represalia y la ley del talión. Soy un pacifista convencido, inspirado en los ejemplos de Gandhi, de Martin Luther King, de Nelson Mandela.
Sin embargo, como jefe y representante del Estado mexicano no puedo permitir a nadie que se atente contra la economía de nuestro país y menos que se establezca una asimetría injusta, indigna para nuestro gobierno y humillante para nuestra nación.
Afortunadamente, ayer se impuso la política sobre la confrontación. Y debo reconocer que hubo voluntad para buscar una salida negociada al conflicto de parte del presidente Donald Trump y de sus principales colaboradores. Me consta.
Al presidente Donald Trump, por eso no le levanto un puño cerrado, sino una mano abierta y franca.
Y reiteramos nuestra disposición a la amistad, al diálogo y a la colaboración. Manifestamos asimismo nuestra determinación de mantenernos al margen de los asuntos internos de nuestro vecino país, y cercano al mismo tiempo, vecino cercano Estados Unidos, en congruencia con nuestra política de principios de no intervención, de autodeterminación de los pueblos, que no haya injerencia extranjera en las decisiones que sólo competen a la soberanía de nuestro pueblo.
Estoy con ustedes y, como muchos mexicanos, orgulloso del trabajo profesional, político y diplomático de la delegación mexicana que estuvo a cargo de este complejo, difícil asunto, encabezada por el secretario de Relaciones Exteriores de México, Marcelo Ebrard.
Como él mismo lo expresó, es sencillo de comprender: el lunes ya no van a haber aranceles, no va a haber impuestos, no va a haber crisis económica o financiera en nuestro país.
Agradezco también la solidaridad del pueblo de México, de los mexicanos. El pueblo de México es mucha pieza.
Quisiera decir más cosas sobre eso, pero me tengo que autolimitar.
Agradezco la solidaridad de todas las clases sociales, de todos los sectores, de todas las corrientes del pensamiento, de todos los mexicanos que no titubearon en manifestar su apoyo en la defensa de la dignidad de nuestro país.
Y al mismo tiempo, con mucha madurez política, preservar la amistad con el pueblo de Estados Unidos.
¿Qué sigue?
Cumplir puntualmente los compromisos, los compromisos se cumplen: reforzar nuestras fronteras, aplicar la ley y respetar los derechos humanos, promover la aplicación inmediata del programa de desarrollo de la Cepal para impulsar las actividades productivas y crear empleos en Centroamérica y en el sur sureste de México.
Desde la semana próxima estaremos ofreciendo ayuda humanitaria, oportunidades de empleo, educación, salud y bienestar a quienes esperen en México su solicitud de asilo para ingresar legalmente a los Estados Unidos.
Agrego que existen condiciones políticas inmejorables para conseguir en tiempo y forma, de acuerdo al Estado de derecho que prevalece en el país con autonomía a los poderes. Puedo decir que estoy casi seguro de la ratificación en la Cámara de Senadores del Tratado de Libre Comercio entre México, Estados Unidos y Canadá.
Amigas y amigos:
Voy, como lo he hecho durante muchos años, a recorrer los municipios de Baja California. Ahora son nuestros anfitriones, son los que nos permitieron llevar a cabo aquí donde comienza nuestra patria este acto de unidad. Para eso fue esta convocatoria.
De nueva cuenta agradezco a todos los sectores representantes del pueblo de México por su apoyo, por su solidaridad.
Le agradezco mucho a los medios de comunicación de nuestro país que, a pesar de que podamos tener diferencias, porque vivimos en un país libre y aspiramos a construir una democracia, no una dictadura y tiene garantizarse siempre el derecho a disentir a pesar de diferencias. Los medios de información en nuestro país se portaron a la altura de las circunstancias.
Amigas y amigos:
Como todos los sabemos, esto es de dominio público, México es un país con muchas riquezas naturales, con un pueblo noble y trabajador.
Tenemos la herencia de grandes civilizaciones y de culturas practicantes de una ética social extraordinaria que nos han dejado el hábito, así nos han heredado el hábito del trabajo, los mejores trabajadores en Estados Unidos son los mexicanos.
Y nos heredaron como enseñanza mayor nuestros antepasados el poner por delante el amor al prójimo, la ayuda mutua. ¿De dónde viene lo de la ayuda mutua? De los pueblos originarios, de las comunidades indígenas, viene de lejos, del México profundo.
¿Y se acuerdan lo que nos repetían nuestros padres, nuestros abuelos, lo que se decía en los pueblos, corría de boca en boca? Decían: ’Hacer el bien sin mirar a quién’. ¿Se acuerdan de eso?
Eso entraña toda la grandeza de nuestro país, de nuestra gran nación. Si a pesar de nuestras diferencias, como lo demostramos en esta semana, en estos días, actuamos como aquí se ha dicho también, todos juntos, sin odios, con honestidad, con humanismo y sentido de la justicia, seremos cada vez más fuertes en el concierto de las naciones y siempre capaces de remontar cualquier adversidad para consumar, más temprano que tarde, el gran objetivo de construir una patria nueva, próspera, pacífica y fraterna en la que reine por siempre el ideal, el bello ideal del bienestar y de la felicidad del pueblo.
¡Que viva México!
¡Viva México!
¡Viva México!