“Consolidar nuestra democracia y reducir la desigualdad, son los retos para ésta generación”: Mauro Jiménez Lazcano
Mensaje del Lic. Mauro Jiménez Lazcano, en la ceremonia en que se le admite como Miembro Activo del Instituto Mexicano de Ciencias y Humanidades. 08 de agosto de 2017 en el edificio de la Sociedad Mexicana de Geografía y Estadística (no. 21., Calle Justo Sierra):
Mtra., María del Socorro Mayorga, Presidenta Vitalicia del Instituto Mexicano de Ciencias y Humanidades;
Señor Lic. Raúl Gómez Espinosa, Presidente del Instituto Mexicano de Ciencias y Humanidades;
Distinguidas Maestras y distinguidos Maestros de México;
Estimados amigos y compañeros;
Agradezco la presencia de mi esposa, profesora Margarita Romero Luelmo, sin cuyo apoyo, comprensión y colaboración, no hubiera podido desempeñar mi carrera;
Agradezco la presencia de mi hijo Gabriel y su esposa Shiela y de David y su esposa Alejandra;
Mi agradecimiento eterno para mis finados padres Mauro y Sara;
Agradezco también a mis nietos María José; Fernanda Hanna; Paula, Daniel y Regina
Pareciera que desde aquí se escucha, proveniente del Templo Mayor, la música de los teponaztles, los caracoles y las chirimías; y que también resuenan las voces de los grandes maestros de filosofía y letras, de geografía y ciencias humanas, que hacen eco desde las cátedras del Colegio de San Ildefonso; de la Escuela Nacional Preparatoria; del Anfiteatro “Simón Bolívar” y del Salón “El Generalito”.
Para mí, este acto, es una culminación de mi carrera universitaria y periodística; ¡cómo me hubiera gustado que estuvieran aquí presentes mis maestros de la escuela primaria “Fundación Mier y Pesado”!, teniendo al frente al Director Antonio Policanti Castillo; y a los distinguidos profesores Vicente Pérez González, Edmundo Flores, Eduardo Gorráez, de educación física y a mi primera Profesora del primer grado, María Reynoso; a ellos y a los demás: ¡cuánto les debo!
Rindo homenaje, también, a todos mis profesores de la Escuela Secundaria Número 1 “César A. Ruíz”, de Regina 111, con el Director Francisco Sánchez Castel a la cabeza; a la maestra Socorro Huitrón, quien me impulsó a la oratoria y al profesor Leopoldo Sánchez, que me hizo amar el idioma Español; y a todos los demás.
De la misma manera, recuerdo como si fuera ayer, la voz estentórea de Francisco Liguori, citando de memoria los versos de Miguel de Cervantes Saavedra, en su Don Quijote de La Mancha, la obra más grande escrita en nuestro idioma:
Nunca fuera caballero
de damas tan bien servido
como fuera don Quijote
cuando de su aldea vino:
doncellas curaban de él;
princesas, del su rocino
Y también…
Por la libertad,
así como por la honra
se puede y debe
aventurar la vida
Y además, se actualiza su consejo en los momentos difíciles:
No te apesadumbres Sancho
que aún hay sol sobre las bardas
Al mismo tiempo, evoco, en recuerdo de mi madre el canto indígena:
Madre mía:
cuando muera
sepúltame en el hogar;
y cuando alguien descubra
tus lágrimas,
dile que la leña es verde
y que el humo
te hace llorar
Vienen a mí las sabias enseñanzas de la clase de Ética del maestro José Romano Muñoz: “Más allá del Bien y del Mal”.
Y la cátedra de Psicología de Luis Rivera Pérez, profundizando en El Psicoanálisis de Sigmund Freud.
Me impone estar aquí, precisamente en el Anfiteatro del “Generalísimo José María Morelos y Pavón”: ¡Qué grande fue! Su sacrificio no fue en vano; le rasparon vilmente las palmas de sus manos; luchó y murió por la Independencia, continuando la obra de Don Miguel Hidalgo, y al mismo tiempo, organizó a la nueva Nación Mexicana, dándole su primera Constitución en Apatzingán, en 1814, para establecer La Libertad de la América Mexicana; redactó los Sentimientos de la Nación y sin él no se explica el México actual.
Aquí abajo está la estatua de Benito Juárez, el más grande de los mexicanos, en cuyas exequias, el gran orador dijo del indio zapoteco: “Juárez es como las gotas de sangre que circulan en el organismo entero de la Humanidad, nutriéndolo de vida y llenándolo de amor por la justicia” …
Somos el resultado histórico del choque de dos civilizaciones grandiosas; nuestras características son el valor, la dignidad, el trabajo, el amor a la familia, el orgullo de nuestra raza y el amor a la vida.
Nuestras virtudes y defectos describe con maestría Octavio Paz, Premio Nobel, 1990, en El Laberinto de la Soledad, La Piedra del Sol y en Águila o Sol.
Y el laureado y muy reconocido, Miguel León Portilla, en Los Antiguos Mexicanos y La Visión de los Vencidos, nos plantea con precisión nuestro origen y constitución humana.
La admiración de los antropólogos e historiadores extranjeros, con Jacques Soustelle, quien describió en forma exquisita La vida cotidiana de los Aztecas, y por ello recibió el Premio Internacional “Alfonso Reyes”.
Y ya que hablamos del gran escritor mexicano, Alfonso Reyes, y de su fascinante obra: Visión de Anáhuac, donde describe a nuestro Valle como la “región más transparente del aire”.
Por su parte, el pintor, José Ma. Velasco, había plasmado su propia visión de Anáhuac en sus maravillosos óleos en los finales del siglo XIX y principios del siglo XX.
Nuestro contemporáneo, el recientemente extinto Carlos Fuentes, recoge la idea de Reyes en su novela La región más transparente, para describir a la nueva sociedad mexicana de los años de la década del cincuenta del siglo XX.
La historia de México, gloriosa y trágica, nos incluye; formamos parte de ella y somos una resultante; 500 años del encuentro de mexicas y españoles, que se están cumpliendo, son muy breves, apenas un respiro en la línea del tiempo de la humanidad.
Estamos aquí, junto al Templo Mayor y otros edificios magníficos, entre ellos la Catedral; el Palacio Nacional; el Colegio de San Ildefonso; el edificio en que nos reunimos ahora; el Colegio de las Vizcaínas; la Escuela de Medicina en la Plaza de Santo Domingo; el Palacio de Minería; y alrededor, todo el patrimonio que hemos heredado y que es inconmensurable.
Pertenezco a una generación de “entre siglos”, que lo mismo ha vivido en el siglo XX y el XXI y que también tuvo ligas con personas, maestros y políticos que nacieron en los finales del siglo XIX; personajes de nuestra historia que marcaron huella profunda en nuestro país: Alfonso Reyes; el general Lázaro Cárdenas del Río; el presidente Emilio Portes Gil, el constituyente Jesús Romero Flores; el presidente Adolfo Ruíz Cortines, el regente Javier Rojo Gómez y muchos otros.
Dialogamos con David Alfaro Siqueiros y su esposa Angélica Arenal, y admiramos su esfuerzo; su grandeza artística y sus luchas sociales; también hablamos con el excelso Juan Rulfo; con Gabriel García Márquez; con Jorge Luis Borges; con el citado Carlos Fuentes; con Octavio Paz.
Nuestra generación, nacida en medio de la Segunda Guerra Mundial, experimentó y fue testigo de las consecuencias en México de esa conflagración mundial, que incluyó la tragedia de Hiroshima y Nagasaki.
En décadas de paz interior y desarrollo económico de posguerra presenciamos y fuimos actores individuales del llamado “despegue” de nuestro país; vino a México el deslumbrante ministro de economía de Alemania Occidental Ludwig Erhard, empezando la década de 1960 y declaró: “El Milagro Mexicano”; fue la época del desarrollo estabilizador.
El desarrollo del país se aceleró en todos los campos y se retroalimentó con la riqueza petrolera descubierta de la década del 70 y del 80; entramos a la Globalización y al TLCAN; y aquí estamos: una nueva etapa del país.
En estos 500 años de breve Historia de México, hemos pasado por muchas etapas de gloria y tragedia: 300 años de Época Colonial, con 63 virreyes; apenas iniciada esta etapa, en 1604, Bernardo de Balbuena publicaba el hermoso poema “Grandeza Mexicana” que ya revelaba un nacionalismo incipiente, en forma maravillosa, describiendo la abundancia en todos los campos, la riqueza mineral, las numerosas clases sociales y la belleza del medio ambiente.
Para el maestro Menéndez y Pelayo “este es el primer poema con que empieza la poesía hispanoamericana”:
“México: centro de perfección; del mundo el quicio;
“Es el espacio en que todo se da en abundancia: la naturaleza es rica, las cosechas rinden por meses;
“Los metales preciosos van en recuas, carros, carretas y carretones;
“Abundan razas; formas de pensamiento; oficios, clases sociales, lenguas, propósitos, fines y deseos, y aún a veces leyes y opiniones;
“La abundancia no solo se da en las cosas comunes, el exotismo prolifera; a la ciudad llegan cosas de muchos países del mundo:
“De España lo mejor, de Filipinas la nata;
“De Macón lo más precioso; de ambas Jabas, riquezas peregrinas;
“La fina loza del Sangley medroso;
“Las ricas martas de los scitios Caspes;
“Del Troglodita el cínamo oloroso;
“Ámbar del Malabar;
“Perlas de Idaspes,
“Drogas de Egipto;
“De Pancaya, olores;
“De Persia alfombras
“Y de Etiopia jaspes”
La Ciudad de México llega a compararse con Venecia y México es la prolongación del Renacimiento.
La Guerra de Independencia con don Miguel Hidalgo a la cabeza; Morelos, Guerrero y los demás grandes héroes; el breve Imperio de Iturbide; los primeros presidentes iniciando con Guadalupe Victoria; la organización primaria de la República; la época del dominio de los banqueros y prestamistas; la Guerra de Texas; la Intervención Norteamericana de 1847; la Guerra de Reforma, la división del país; la Primera y Segunda Intervenciones francesas; el Imperio de Maximiliano; la Restauración de la República; el Gobierno de Juárez; el Porfiriato, la Revolución Mexicana con Francisco I. Madero y Venustiano Carranza; las dos intervenciones militares norteamericanas en Veracruz en 1914 y 17.
La consolidación de la Revolución; el asesinato de Obregón y la Guerra Cristera; el Cardenismo: la Expropiación Petrolera, la Reforma Agraria; Manuel Ávila Camacho y la participación de México en la Segunda Guerra Mundial; el alemanismo, la industrialización del país; el desarrollo estabilizador; el desarrollo nacionalista; la globalización y el TLCAN.
Todo lo anterior ha implicado una lucha permanente por la libertad, la independencia y el bienestar de la Nación.
La evolución acelerada del país y sus relaciones internacionales han derivado en muchos avances y en muchos problemas: entre estos el narcotráfico, la inmigración ilegal, el desarrollo de bandas criminales.
Entre nuestros retos fundamentales, a mi manera de ver, destacan:
1.- Consolidar nuestra democracia
2.- Reducir la desigualdad económica y social.
3.- Combatir dentro de la ley la inseguridad y la delincuencia.
4.- Invertir lo máximo posible en educación pública en todos los niveles.
5.- Desarrollar al máximo la ciencia y la tecnología.
6.- Industrializar el país a niveles superiores y dentro del marco ecológico legal.
7.- Desarrollar con más amplitud el sector agropecuario, ahora en auge, y asegurar el autoabastecimiento nacional.
8.- Ampliar y mejorar la legislación y aplicación de la misma al medio ambiente del país: protección y defensa del campo; montañas; ríos, aguas interiores; litorales; islas; desiertos; ciudades y poblados.
9.- Mantener una relación amistosa y de colaboración pacífica con todas las naciones del orbe.
10.- Sostener las posiciones de México en todos los órganos mundiales: ONU, UNESCO, FAO, BID, FMI, OMC, TLCAN, OECD y otras organizaciones de comercio, ciencia y tecnología y otros temas.
México está hoy considerado dentro de las 15 primeras potencias económicas mundiales y tenemos mucho que hacer en el futuro.
A lo largo de nuestra trayectoria como país hemos vencido muchos obstáculos y resuelto múltiples problemas con valentía, con sufrimiento para la población y con pérdidas importantes; con todo, nos hemos levantado triunfadores frente a la adversidad y así continuaremos nuestro curso histórico.
Muchas gracias por su atención.