Celebran 50 Años de vida profesional economistas de la UNAM
Con una comida-baile, cerca de 200 economistas de todo el país participaron y son miembros de la Generación 1960 – 64 de la Escuela Nacional de Economía de la UNAM, celebraron sus 50 años de vida profesional, donde han servido tanto al sector público como al sector privado.
Todos y cada uno de ellos, hombres y mujeres, con una vida profesional reconocida en sus comunidades y las ciudades donde han trabajado, ofrecieron, por voz del licenciado Gustavo Matus Pacheco, continuar trabajando por México.
Estas son las palabras pronunciadas por el distinguido economista Gustavo Matus Pacheco, en nombre de los integrantes de la generación:
Discurso del Lic. Gustavo Matus Pacheco ante la Generación 1960 – 1964 de la Escuela Nacional de Economía de la Universidad Nacional Autónoma de México, el 10 de octubre de 2014.
“Estimados amigos y amigas,
Compañeros de la Generación 1960 – 1964 de la Escuela Nacional de Economía de nuestra Máxima Casa de Estudios, la Universidad Nacional Autónoma de México.
“Me congratula el hecho de estar hoy aquí con ustedes, celebrando con esta comida el 50 Aniversario de la Terminación de nuestros estudios universitarios como Economistas, y de haber cumplido con ello uno de nuestros más anhelados sueños.
“Indudablemente, el tiempo ha transcurrido, inexorable, y, sin embargo, parece que fue apenas ayer cuando todavía nos veíamos y saludábamos alegres y optimistas en las aulas de nuestra querida Escuela. Estarán de acuerdo en que tuvimos la fortuna de contar con la enseñanza de grandes profesores, que recordamos con admiración, respeto y cariño. También cruzan por nuestra mente las caras de entrañables compañeros que ya no están con nosotros desgraciadamente, pero que igualmente formaron parte de nuestra Generación 1960 – 1964.
“Basta voltear la mirada al pasado para darnos cuenta de la inmensa cantidad de acontecimientos que han sucedido en el mundo y en nuestra Nación, a lo largo de este tiempo. La geopolítica internacional se ha convertido en algo muy diferente a como la conocimos en los años sesenta. Nuestro país se ha transformado plenamente durante estos cincuenta años. Nos ha tocado ser testigos de cómo ha transitado por períodos complejos, y cómo aún se debate en la búsqueda de soluciones a agudos conflictos.
“Los problemas nacionales se han multiplicado varias veces en lo político, en lo económico y en lo social. El objetivo de satisfacer adecuadamente las necesidades de la población en general, que se nos planteó como una de las finalidades en las funciones del economista cuando estábamos estudiando en las aulas allá por la década de los sesenta, desgraciadamente no se ha cumplido. Ni siquiera se ha logrado aminorar la tasa de crecimiento de la pobreza y cada vez es más notoria la desigualdad que impera en nuestra sociedad.
“Fenómenos tales como la globalización, la transformación de nuestro sistema político, el cambio de la estructura de la economía nacional, la variabilidad en la composición de las exportaciones y de las importaciones, la migración de nuestra mano de obra, la aparición del crimen organizado, las demandas del crecimiento demográfico, un sistema educativo que deja mucho que desear, la impunidad, la inseguridad, la corrupción, etc., etc., no alcanzan para balancear los beneficios que por otra parte ha acarreado el desarrollo de la tecnología y la evolución positiva en otros campos de la ciencia, de la biología, de la ingeniería, del arte, de la cultura, del mundo de las ideas y otros muchos más en los que México pretende ser más competitivo.
“Y así podríamos seguir, haciendo un recuento enorme de cosas buenas y malas que nos han tocado vivir. Sin embargo, este no es definitivamente el momento de hacerlo.
“Quisiera en esta ocasión tan importante para nuestra Generación, en que nos volvemos a reunir después de por lo menos cinco años en que lo hicimos para celebrar el ingreso a la Universidad, hacer un exhorto a que contemplemos con optimismo el futuro, el futuro que ya es presente para nuestros hijos y nuestros nietos. Aquí coincido plenamente con Aristóteles, el gran filósofo de la Antigüedad, que decía que “el propósito de la vida, el objetivo y el fin de la existencia humana, es la felicidad”. Felicidad que debemos empeñarnos en buscar y conseguir todos y cada uno de nosotros, a pesar de los enormes problemas que nos abruman.
“Tiene su mérito el hacerlo. Porque, ¿cómo lograrlo? Se preguntarán muchos de ustedes. ¿Cómo ser felices? Simplemente reflexionando que la felicidad la creamos nosotros mismos: es un resultado, es la suma y compendio de una vida auténtica a la que todos tenemos derecho y obligación de crear, en donde podemos sembrar los valores y los principios para las siguientes generaciones, empezando por nuestras propias familias. Principios y valores de que se adolece en estos tiempos. Es un compromiso en donde ser felices depende de nosotros, de nuestra decisión de serlo, haciendo felices a los demás.
“En fin, no quisiera alargarme en esto y distraer más su atención. Valoremos que todavía hay mucho por hacer y que cada día que pase será una oportunidad más para trabajar en nuestros propósitos.
Para terminar, sólo quiero agradecer la oportunidad que se me brindó para decir estas palabras, y agradecer profundamente a los compañeros y compañeras el esfuerzo y el tiempo que dedicaron a realizar este agradable convivio y para quienes pido un fuerte y caluroso aplauso.
Muchas gracias.”