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Ignacio Ovalle Fernández define la 4T

Presentación del libro: PARA ENTENDER LA 4T

Autores: Pedro Isnardo De la Cruz y Juan Carlos Reyes Torres

Martes 25 de junio de 2019. 8:30 horas. Sede Club de Industriales.

 

Comentario del licenciado Ignacio Ovalle Fernández, Director de Seguridad Alimentaria Mexicana. SEGALMEX

El Lic. Fernando Ovalle Fernández, político de larga trayectoria y actual Director General de SEGALMEX, expuso ante la elite empresarial y académica su interpretación de la Cuarta Transformación planteada por el Presidente de la República, Lic. Andrés Manuel López Obrador, en una conferencia ofrecida en Club de Industriales de México, que preside don Pepe Carral, al centro izquierda, de traje café claro.
Foto Óscar Jaime Molina / Macroeconomía.

Pareciera que el título de la obra que hoy venimos a comentar – PARA ENTENDER LA 4T- aludiera a algo muy complicado, como cuando se trata de introducir a alguien en el conocimiento de una materia muy complicada, abstrusa, profusa, confusa, difusa o infusa. Y no es así. El asunto es increíblemente sencillo y justamente por ello, aunque paradójicamente, el título me parece un acierto. Es así porque con frecuencia en la vida tenemos ceguera para las cosas realmente importantes en la vida, cosas que se tienen justamente frente a nosotros pero cuya profundidad se pasan por alto precisamente por parecer evidentes confundiéndose, así, simple percepción con significado.

¡Que puede ser es evidencia a la que hago alusión? Consiste simplemente en comprender que no puede haber paz y progreso en el mundo mientras existan islas de opulencia en un mar de pobreza. Se puede decir que el afán de instalarse esas islas actúa como el más poderoso motor de la corrupción y de la delincuencia, tanto la vulgar como la de cuello blanco, ambas viveros en los que se anida y crece la inseguridad que agobia a nuestra sociedad. Pobreza, corrupción y delincuencia, tres eslabones de una cadena maldita que obstruye la vía del progreso. Por ello, la consigna lopezobradorista fundamental que hemos escuchado muchas veces, aquella de que POR EL BIEN DE TODOS PRIMERO LOS POBRES no es un lema de campaña que dio su fruto con el triunfo electoral abrumador y que, por ello, ya puede ser olvidado para pasar a otras cosas. No, ese pensamiento que guió las tres campañas electorales en que participó el licenciado López Obrador sigue vigente y guía ahora las tareas de gobierno.

La cuestión no es difícil de comprender, incluso moralmente parece obvia, pero sólo a nivel intelectual.  El problema es cuando se pasa a la práctica. Mucha sangre se ha derramado a lo largo de la historia cuando se han intentado proyectos redistributivos de la riqueza y, sin embargo, en eso consiste el pilar fundamental de la 4T pero por la vía pacífica y democrática.

El Lienciado y Dr. en Derecho Ignacio Ovalle Fernández, Director General de SEGALMEX, recibe la felicitación de nuestro Director General Lic. Mauro Jiménez Lazcano, por su brillante Conferencia que define la Cuarta Transformación, del Gobierno del Presidente Andrés Manuel López Obrador.
Foto Óscar Jaime Molina / Macroeconomía.

Por eso es un gran acierto de los autores comiencen su análisis con algunos datos biográficos del actual Presidente de la República, pues el fenómeno social y político que estamos viviendo en México no puede ser cabalmente entendido sin conocer algo de la vida de su singular impulsor.  Ahí se pueden encontrar algunas pistas de una muy fuerte convicción moral a favor de los más necesitados y la voluntad de no dejarlo en el pleno del pregón y del argumento sino de trasladarlo a la práctica invirtiendo a estos ideales y banderas con la majestad de ser instituciones. Sólo diré de esos datos biográficos que las primeras experiencias en la vida pública de nuestro personaje tuvieron su origen trabajando con extrema humildad y entrega en favor de los pueblos indígenas del Estado de Tabasco. No hablo de oídas, me consta.

Por otra parte, se habrá observado que el Presidente de la República alude a veces a que la insolidaridad o la indiferencia ante la pobreza no es cristiana. Esto ocurre porque independientemente de cuál sea su fe religiosa -si la tiene, cuestión que desconozco- su moral si se corresponde con aquellas enseñanzas y realmente con la esencia ética de la mayor parte de las religiones vivas. Téngase en cuenta en el hinduismo y varias religiones desprendidas de ese tronco se ofrece amor y respeto ya no sólo entre humanos sino hacia todos los seres vivos y se busca exterminar el ego o, al menos, reducirlo a su mínima expresión. Lo mismo se encuentra en las principales enseñanzas búdicas. Del Islam se puede decir algo semejante. Recuerdo a este respecto que una enseñanza de esta tradición espiritual refiere que un hombre llegó atribulado ante Mahoma para preguntarle que ofrenda debía ofrecer o que oraciones elevar en honor de alma de su amada madre que acababa de fallecer, la respuesta que obtuvo de aquel profeta no deja duda respecto al amor al prójimo como base de cualquier enseñanza moral. Mahoma le preguntó -¿realmente quieres honrar la memoria de tu madre? Sí, respondió el consultante. -Entonces ve y dale de beber al sediento.

Y que podría decirse de mensaje cristiano que exige incluso amar al enemigo. Recordemos cuando Jesús afirma que “Si uno es rico y ve que su hermano necesita ayuda pero no se le da, ¿cómo puede tener amor a Dios en su corazón?” También dice que “Es más fácil para un camello pasar por el ojo de una aguja que para un rico entrar al reino de los cielos”. A esto se suma la respuesta que da a un joven rico -fiel cumplidor de los mandamientos- que quiere sumarse a sus seguidores. Jesús le hace saber que falta cumplir algo más: “Vende -le dice- todo cuanto tienes, dalo a los pobres, …luego, ven y sígueme”. Como sabemos, “al oír esto el joven, se fue triste porque tenía muchos bienes”. La orden del hombre de Nazaret es inequívoca y reiterada “Vendan los que tienen y den a los necesitados”. Llega incluso a decir ¡Ay! de ustedes los ricos, porque ya han tenido su alegría”. No fue una ocurrencia ocasional ni menor, sino central, de Jesús emitir estos pensamientos porque parecen repetidos, con mínimas variantes, en los cuatro evangelios.

La mayoría de los practicantes, sobre todo en las clases acomodadas se conmueven ante este tipo de citas y las ponderan como enseñanzas enaltecedoras, pero con una condición: que no te la creas. La verdad, aquellos pudientes que durante muchos años manejaron al gobierno como un simple y obediente gestor de sus negocios, los jerarcas de aquellas empresas que eludían el pago de impuestos, ¿qué creen que harían con Jesús si volviera a aparecer entre nosotros? No se equivocan, tienen razón en lo que están pensando. Lo volverían a crucificar. Bueno, quizá no aplicarían la crucifixión, porque ya no es una pena en boga y seguramente una recomendación de la Comisión de Derechos Humanos les llamaría a prudencia, pero diría que se trata de un loco y en el mejor de los casos un excéntrico útil para ser enviado como predicador a un reclusorio donde hay muchas ovejas extraviadas.

Cuando AMLO piensa en los pobres está poniendo en práctica la savia moral de este pensamiento, pero no lo hace por imponer una fe religiosa, pues ya hice notar que el tema se repite en prácticamente todas las tradiciones espirituales, y es, además, frecuente que mencione como merecedores del mayor respeto a los libres pensadores. No se trata de una cuestión de fe religiosa, sino de la asunción radical de una misión ética que considera sagrada y coloca por encima de cualquier otro imperativo: aminorar las carencias y el dolor de las clases más humildes.

Todos los días trabaja para ello utilizando con astucia un instrumento de nuestro tiempo, la política. Efectivamente, desde una incontestable legitimidad democrática ejerce el gobierno con esa orientación. Así, evita que el presupuesto sea dispendioso o, peor aún, que los recursos públicos sean saqueados como se hizo evidente con el problema del huachicol lejos de ser encubierto -como ocurrió durante muchos años- fue atacado de manera frontal y finalmente, con éxito. El Jefe del Ejecutivo no daña ningún patrimonio ilegal o arbitrariamente, o, dicho en los términos de lo que antes comentábamos, no obliga a que vendas tus cosas y las des a los pobres. En vez de ello busca algo mucho más sencillo: que todos, especialmente los grandes privilegiados paguen sus impuestos. Y hacia adentro de la administración evita los excesos, las aviadurías, la burocracia redundante, pone en venta las aeronaves que estaban reservadas a una especie de casta divina, la burocracia dorada que se daba la gran vida. El Presidente viaja ahora en líneas comerciales y visita las diversas regiones del país como no lo hizo nunca ningún presidente anterior, demostrando así que si se puede combinar la austeridad con la eficiencia. Por otra parte limita, empezando por si mismo, el monto de los salarios que costaban mucho al erario. Este es un modo laico y civil de poner en práctica aquellas elevadas consignas morales que mencionamos antes. AMLO lo resumen en esta frase que repite con frecuencia “no puede haber gobierno rico con pueblo pobre”. Toda esa actitud ética deriva en parte de lo que los autores que comentamos llaman el “bagaje místico hecho pasión ética y política”.

Sin embargo, no todo se resumen en una actitud asistencial. Está en vigor también un modo de gobernar sumamente responsable y efectivo en este mundo contemporáneo de extrema complejidad. Algo que llama profundamente la atención en este gobernante de izquierda es que no manda a volar a los compromisos internacionales adquiridos por México. Así, no se profieren amenazas de que no se pagará la deuda externa o que se expropiarán empresas de manera caprichosa. De la misma manera, es sorprendente en un líder tan popular su agudo celo en lo que hace a la disciplina presupuestal, esto es, no gastar más de lo que está presupuestado y hacerlo al ritmo previsto, pero vigilando que no haya subejercicio y que si lo hay se hagan las oportunas transferencias a las instancias que estén en condiciones de aplicar el gasto. Además, ahí está la oferta, seriamente cumplida, de no crear nuevos impuestos ni aumentar los existentes. Igualmente no se ha echado a andar la máquina de fabricar dinero a efecto de evitar inflación. Todo esto para mantener finanzas sanas y un desempeño positivo de la economía.

1- Lic. Sabino Bastidas Colinas: Brillante exposición analítica de la 4T.
2- Lic. Juan Carlos Reyes Torres, coautor del libro “Para entender la 4T”.
3- Lic. Pedro Isnardo De la Cruz Lugardo, coautor del libro: “Para entender la 4T”.
4- Dr. Fausto Hernández Trillo, comentarista lúcido y preciso sobre la 4T.
Fotos Óscar Jaime Molina / Macroeconomía

Recuerdo de la época de campaña electoral cuando los adversarios del licenciado López Obrador divulgaban mensajes apocalípticos en sentido de que si resultaba elegido los capitales saldrían en estampida y la cotización del dólar subiría hasta las nubes. Como se ve no ocurrió ni lo uno ni lo otro. El día de ayer, cuando elaboré unas notas para esta exposición encontré el dólar a $19.18. Lo interesante es que, los críticos del gobierno dicen que cuando sube aunque sea un poco esa divisa, es culpa de AMLO y cuando baja o permanece estable es por razones de comercio internacional. Parece que les diera coraje constatar la existencia de una izquierda responsable y prefieren una delirante aunque ella condujera a la catástrofe, con tal de que les diera la razón. La verdadera explicación es que estamos frente a un gobierno responsable, que apoya la microeconomía especialmente entre las familias más humildes de México, pero sin descoyuntar la macroeconomía.

Otro ejemplo parecido al anterior lo representa la tendencia de los conservadores vernáculos a pensar que el gobierno es enemigo jurado del libre mercado Esto es falso. En el mundo actual negar la existencia y pertinencia del mercado es simplemente una tontería, pero pensar que todo lo ha de resolver el mercado es una perversidad. Efectivamente, en nuestros tiempos no se puede prescindir del mercado pero tampoco de la intervención reguladora del Estado. Se requiere un sensato equilibrio de ambas fuerzas. Alguien ha dicho sabiamente que se requiere usar bien “tanto la mano invisible” (la fuerza del mercado que sintéticamente describe la famosa frase de Adam Smith), como “la mano visible”, es decir la del Estado. De hecho para que haya libre competencia, se exige hoy, la intervención del Estado a través de instituciones especializadas o bien mediante la creación de leyes antimonopolio. Este equilibrio y no otra cosa, es otra cosa la que impulsa la 4T.

Por lo anterior, son muy pertinentes y esclarecedoras las citas comparativas que hacen Pedro Isnardo como Juan Carlos de lo que hoy impulsa el gobierno mexicano con las líneas económicas generales que caracterizaron el gobierno del presidente norteamericano Franklin Delano Roosevelt, personaje insospechable de una izquierda delirante pero que con una activación económica desde abajo pudo sacar a su país de una crisis económica sin precedente y llevarlo a los tiempos de la Segunda Guerra Mundial como la primera potencia del planeta. No puedo, por economía de tiempo, reseñar aquí las semejanzas pero aparecen claramente detalladas en varias páginas de la obra que comentamos.

El Lic. Juan Carlos Reyes Torres dirigió la sesión de la presentación de su propio libro, siendo coautor, ante distinguidos empresarios y académicos de México; en la foto, entre otras personas: el Lic. Fernando García Ruiz; el Lic. Víctor García Lizama, nuestro Director Jurídico y nuestro Director General, Lic. Mauro Jiménez Lazcano.
Foto Óscar Jaime Molina / Macroeconomía.

Hay aquí un claro balance entre la ética de los principios y la ética de la responsabilidad. Es algo parecido a las decisiones que se han tenido que tomar recientemente ante las amenazas de imponer desmesuradas franquicias a los productos mexicanos por parte del Presidente Trump. Pragmatismo idealista, llaman nuestros estimables autores a la cualidad con que están siendo enfrentados este tipo de desafíos. La expresión es afortunada porque el único pragmatismo justificable no es el que sirve a los apetitos personales sino el que supone y aún exige sagacidad para servir a objetivos superiores y creo que nadie podrá negar que nuestro Presidente está dotado de una relevante sagacidad política.

A la luz de este tipo de sensatas ecuanimidades no puede dejar de mencionar que a la hora de pensar en la 4T es necesario expulsar de nuestra mente los estereotipos políticos y abrimos al aire fresco que representa el gobierno de López Obrador para avanzar sólidamente hacia una sociedad económicamente sana, pero también moralmente sana, es decir justa, lo que merezca llamarse un Estado de Bienestar. Una sociedad así no puede avenirse con una que conserve las abismales diferencias económicas que hoy todavía padecemos y que son, a fin de cuentas, caldo de cultivo para las actividades antisociales o delictivas. La imbricación de delincuencia vulgar, con la de cuello blanco, la grosera ostentación frente a grandes sectores de pobreza y la corrupción galopante como matriz de la delincuencia organizada, constituyen la materia prima de los extremos de inseguridad que padecemos en México. Esta inseguridad no se combate sólo con acciones represivas o policiacas, sino atendiendo las causas profundas del fenómeno.

Por ello, al lado de las acciones asistenciales, se apoyan las actividades productivas, como es el caso de los precios de garantía para alimentos básicos que le corresponde administrar al organismo puesto a mi cargo, SEGALMEX, y la generación masiva de empleos, y en el terreno legal se declaran delitos graves la corrupción y el fraude electoral. La corrupción, porque está presente en prácticamente en todos nuestros males con el señuelo perverso de ingresar al círculo estrecho de los poderosos y pudientes y, lo del fraude electoral, porque en el fondo de todo brilla el ideal de lograr la transformación de la sociedad por la vía pacífica, pero con la participación popular y no mediante trampas y simulaciones que tienen al dinero con su mandante supremo. Aquí se encuentra uno de los significados más profundos de esta Cuarta Transformación.

La primera transformación, como sabemos todos, fue la independencia política del país. La segunda -la de la Reforma- consistió en la separación de la Iglesia y el Estado. La tercera fue la lucha por la democracia iniciada por Madero y, ahora, la cuarta es, en su esencia, lograr la separación del poder político y el poder económico. ¿Qué quiere decir esto? Significa recuperar la dignidad del Estado, que deje de estar sometido a los arrogantes designios fácticos de las élites económicas del país que convirtieron durante muchos años a los funcionarios del Estado en sus empleados, en sus fieles vasallos. En esta época eso está tocando a su fin. Estamos en medio de cambios muy significativos, una verdadera revolución social, pero maravillosamente pacífica, sin sangre y pese a lo que algunas voces dicen, rigurosamente respetuosa del Estado de Derecho, con todo y las trampas que pretende oponerse a esta transformación a través de los subterfugios legales que posibilita el derecho procesal, capaz de transformar lo blanco en negro y lo negro en blanco, los culpables en inocentes o viceversa. Con todo y ello, se avanza con apego a las leyes.

Nuestro Director General, Lic. Mauro Jiménez Lazcano, con los coautores del libro “Para entender la 4T”: de i. a d. Lic. Pedro Isnardo De la Cruz Lugardo y Lic. Juan Carlos Reyes Torres.
Foto Óscar Jaime Molina / Macroeconomía.

Quiero concluir por donde comienzan los investigadores De la Cruz Lugardo y Reyes Torres, por algo relacionado con la biografía de López Obrador. Todo lo que estamos viviendo se explica mejor y permite entender la 4T cuando se asoma uno al origen y tenacidad de este “atleta político” (así le llaman los autores de AMLO). Tres campañas presidenciales, varias visitas a absolutamente todos los municipios del país, sin faltar ninguno, líder partidario tenaz, funcionario destacado como cuando fue Jefe de Gobierno del DF, líder social mucho antes de ser Presidente. Larga carrera pero enaltecida siempre por una honradez a todo prueba. Es esta tenacidad y esta formidable templanza frente a las tentaciones del poder y del dinero la que otorga al guía del actual gobierno federal la mayor garantía de efectividad a que haya podido aspirar y aspire cualquier gobernante del mundo de cualquier época y lugar. Ese codiciado bien se llama autoridad moral. Con ella todo puede lograrse pese a las dificultades que puedan aparecer en el trayecto, pero sin ella todo está perdido. Sin ella la política es basura, apetito desordenado, oficio de simples trepadores. Con ella, se transforma en una de las actividades de mayor significado ético a que puede aspirarse, una actividad en verdad sagrada.

Por todo lo anterior recomiendo la lectura de este libro.

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